Cincuenta a?os de irreverencias
Els Joglars celebra su medio siglo con la reposici¨®n de 'El Nacional', una obra id¨®nea para tiempos de crisis que ataca los excesos de la far¨¢ndula y la ¨®pera
Solo un c¨®mico de los que salieron a escena en octubre de 1962 para representar L'art del mim en el Sal¨®n de la Imagen de Barcelona sigue en la compa?¨ªa. Una puesta de largo grandiosa, con m¨¢s de 1.500 espectadores. "A muchos actores les temblaban las piernas", rememoraba ayer el ¨²nico superviviente de la alineaci¨®n original.
El a?o que muri¨® Franco, aquel c¨®mico renunci¨® al escenario: "No tengo esp¨ªritu de exhibicionista, sino de voyeur. Estoy hablando del teatro, aunque con la edad todos nos volvemos m¨¢s voyeurs que exhibicionistas. Son dos funciones dif¨ªciles de compatibilizar". Albert Boadella (Barcelona, 1943) es el ¨²nico fundador de Els Joglars que ha permanecido en el grupo constituido en 1961. Dice uno de sus personajes que la vida y el teatro son dos mentiras distintas, pero Boadella ha cabalgado sobre ambas hasta hacerlas confluir, como ocurri¨® en 1977 tras un consejo de guerra real por una pieza de ficci¨®n (La torna).
"El teatro tambi¨¦n ha entrado en el mundo de los parques tem¨¢ticos"
Este a?o tan poco dado a algarab¨ªas festejan su medio siglo con discreci¨®n: un libro que publicar¨¢ C¨¢tedra en octubre y la reposici¨®n de El Nacional a partir del 1 de septiembre en el Nuevo Teatro Alcal¨¢ de Madrid. "Hemos elegido este montaje porque sintetiza muchos de los elementos que han configurado nuestro trabajo durante 50 a?os: el humor, la tragedia, el sarcasmo, la crueldad...", explica Boadella. Acaba de asistir a un ensayo en el que apenas ha intervenido. Ha cuchicheado con su asistente, Martina Cabanas, y ha intercambiado algunos comentarios con t¨¦cnicos. En catal¨¢n. En catal¨¢n, s¨ª. Els Joglars dej¨® Catalu?a porque se sinti¨® discriminado por sus montajes en espa?ol, pero el catal¨¢n sigue siendo su idioma natural de comunicaci¨®n. Hay conflictos pol¨ªticos dif¨ªciles de explicar o entender. En cualquier caso, Boadella a¨²n sostiene que no volver¨¢n a representar en su tierra mientras ¨¦l est¨¦ al frente del grupo. Y no contempla la retirada a la vuelta de la esquina: "La jubilaci¨®n del artista esc¨¦nico se hace entre el p¨²blico y la dignidad personal, y al p¨²blico de momento le interesa lo que yo digo".
Hay obras para derroches y obras para ajustes. El Nacional es para tiempos de crisis. Se estren¨® en 1993, con Espa?a aquejada de la crisis an¨ªmica y econ¨®mica que sucedi¨® a la traca de la Exposici¨®n Universal. Y para qu¨¦ adjetivar el momento actual. "El paralelismo es tremendo, aunque entonces no hablaba de la hecatombe. La esencia es la misma, con algunos cambios porque no me puedo copiar a m¨ª mismo 18 a?os despu¨¦s", compara. Tampoco el reparto var¨ªa, a excepci¨®n del bar¨ªtono Enrique S¨¢nchez-Ramos. Ram¨®n Fontser¨¦, que en 1993 aprendi¨® a tocar la trompeta para esta obra, repite como el anacr¨®nico acomodador protagonista, Don Jos¨¦, y tambi¨¦n la soprano Bego?a Alberdi, que ya encarn¨® en la versi¨®n original a Manuela Castadiva.
Despu¨¦s de haber parodiado a s¨ªmbolos de cualquier clase de poder (Jordi Pujol, Salvador Dal¨ª o Josep Pla), Els Joglars mira en esta ocasi¨®n hacia dentro para desnudar males de la far¨¢ndula y excesos oper¨ªsticos. Don Jos¨¦, viejo acomodador de un teatro de la ¨®pera a punto de ser fagocitado por el Deustche Bank, prepara un montaje del Rigoletto con un grupo de mendigos y m¨²sicos callejeros. "No hay mejor caja de resonancia para un m¨²sico que el est¨®mago vac¨ªo", afirma Don Jos¨¦. Aparte de ajustarle cuentas a Wagner ("No es m¨²sica"), el personaje expone pecados del pasado -realismo sin poes¨ªa, ingenier¨ªa monumental, dependencia del dinero p¨²blico- que han desembocado en el ocaso irreversible del presente.
Verbaliza Don Jos¨¦ lo que piensa Boadella. "El teatro tambi¨¦n ha entrado en el mundo de los parques tem¨¢ticos, aunque se readaptar¨¢ a estos momentos con m¨¢s facilidad porque se puede hacer con poco presupuesto, pero en la ¨®pera es imposible", comenta. Un teatro m¨¢s acomodaticio que ha perdido la irreverencia. Pecado capital para alguien proclive a la bufonada, la picard¨ªa y la cr¨ªtica hacia lo circundante. "Nos hemos convertido en una sociedad de mimados. Quiz¨¢ la propia resistencia que hab¨ªa en la ciudadan¨ªa y en las estructuras pol¨ªticas ha desaparecido, hay un rechazo de la sociedad a crear problemas que coincide con el momento de mayores libertades".
Confiesa Boadella que una prueba de que la rebeld¨ªa ha muerto procede de su experiencia como director art¨ªstico de los Teatros del Canal, de la Comunidad de Madrid. "Pensaba que alguien me pondr¨ªa en un compromiso, que llegar¨ªa alguien como yo que hubiese hecho una s¨¢tira de alg¨²n pol¨ªtico que me habr¨ªa causado una pol¨¦mica interior. Es un s¨ªntoma de que no hay un teatro transgresor y es grave".
- ?Y qu¨¦ habr¨ªa hecho?
- Siempre hubiera defendido la libertad de expresi¨®n, con el ¨²nico requisito de la calidad.
Longevidad r¨¦cord
- Els Joglars es la compa?¨ªa teatral privada m¨¢s longeva de Europa. Hasta 1975, final de la dictadura, sobrevivieron haciendo mimo.
- Del grupo inicial (Carlota Soldevila y Antoni Font eran el resto del tr¨ªo) solo sigue Albert Boadella. Casi todos los actores llevan unas tres d¨¦cadas en el grupo.
- Por La torna (1977), dedicada al polaco Heinz Chez ejecutado junto a Puig Antich, los militares sometieron a un consejo de guerra a varios actores y al director, que fue encarcelado y acab¨® huyendo de Espa?a.
- Le seguir¨ªan 23 obras hasta 2036 Omena-G en 2010. Las preferidas por Boadella por su impacto teatral son M-7 Catalonia (1978), Columbi lapsus (1989), Yo tengo un t¨ªo en Am¨¦rica (1991), El Nacional (1993) y Daaal¨ª (1999).
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