Chavez y sus 'cadenas'
La ¨²ltima semana de agosto me encuentro en Caracas, rodeado de las distintas tormentas tropicales que conforman el temible hurac¨¢n Irene. Las tormentas tropicales no asustan a los caraque?os, al aparato el¨¦ctrico lo llaman rayos y la lluvia es algo que destroza favelas en buena parte de la ciudad y peinados en la otra parte. Pero en la creencia de que el sistema monta?oso que rodea la urbe les protege de cualquier contrariedad meteorol¨®gica, los caraque?os van de un sitio a otro, consumiendo gasolina casi gratis. Es cierto que la inseguridad les trae de cabeza, y reaccionan ante ella con una ins¨®lita mezcla de resignaci¨®n y violencia. Asumen que el hecho de ser asaltado por bandas de armamento semimilitar "forma parte de una estad¨ªstica" que engorda titulares period¨ªsticos donde se asegura que en Caracas en los ¨²ltimos a?os han muerto m¨¢s personas que en la guerra de Irak.
El presidente no puede evitar que sus discursos en la tele parezcan un 'reality'
La oposici¨®n comenta que se le detect¨® el c¨¢ncer en una liposucci¨®n
En medio de todo ese bulul¨² tropical, Caracas tiene sus otras preocupaciones y distracciones. Por ejemplo, las llamadas Cadenas, los discursos televisados del presidente Hugo Ch¨¢vez. Ocupan sin l¨ªmite de tiempo toda la programaci¨®n televisiva y radiof¨®nica, tanto p¨²blica como privada. El jueves 24 pude ver una Cadena donde se entregaban en directo pisos de 72 metros cuadrados a oficiales del Ej¨¦rcito nacional, al mismo tiempo que se emit¨ªa el Consejo de Ministros de esta semana. A pesar de ser un discurso presidencial, Ch¨¢vez no puede evitar que la televisi¨®n lo convierta en un reality pol¨ªtico-militar, con apetitosos ingredientes como la visita en directo al piso de 72 metros que ense?a el ministro de Defensa con la propietaria, una teniente de apenas 26 a?os, casada, con un hijo y padres minusv¨¢lidos. La c¨¢mara va ense?ando las tres habitaciones con id¨¦ntico mobiliario y colchas (los caraque?os, chavistas o no, militares o civiles, duermen bajo potente refrigeraci¨®n), mientras Ch¨¢vez interroga a la afortunada sobre sus valores, su a?o de graduaci¨®n y qu¨¦ perspectivas ve para el socialismo de su pa¨ªs. "Excelente", responde la teniente. Y el ministro marca una equis inmensa en la carpeta que lleva en sus manos. La emisi¨®n regresa al Consejo, donde Ch¨¢vez arremete contra el capitalismo: "Causante de todo lo que est¨¢ pasando ahora en Europa y en Estados Unidos. He estado viendo c¨®mo el presidente de Francia y la cancilleresa (sic) alemana est¨¢n obligando a constitucionalizar un tope de gasto para la obra social, mientras nosotros, humildemente, lo estamos ampliando". Los ministros presentes, que son m¨¢s de veinte en torno a una mesa ovalada de brillante caoba, le aplauden. Ch¨¢vez pregunta, porque no le ve, d¨®nde est¨¢ el vicepresidente de Finanzas. "Tiene gripe", informa otro de los vicepresidentes (hay m¨¢s de seis) y el l¨ªder bolivariano se contraria. "Que se cure y pronto", ordena.
Hugo Ch¨¢vez tiene c¨¢ncer y recibe radioterapia en La Habana. Se ha rapado el pelo y su aspecto actual es... dif¨ªcil de definir porque es la viva imagen del cuento infantil El traje del emperador. Nadie se atreve a describir c¨®mo se ve. Porque est¨¢ enfermo, porque se le teme mucho o porque a l¨ªderes como ¨¦l se les termina por construir una burbuja donde flotan sin saber realmente qu¨¦ se piensa de ellos. La oposici¨®n a su r¨¦gimen insiste en que su enfermedad no es cierta. "Es una estrategia para presentarlo como superviviente en las pr¨®ximas elecciones", asegura una voz disidente desde su programa de radio. ?Un l¨ªder superviviente! Otros dejan colar que Ch¨¢vez detect¨® su c¨¢ncer durante el posoperatorio de una liposucci¨®n. A esa parte de la oposici¨®n no le asombra el hecho de que el l¨ªder socialista no se resistiera a la vanidad capitalista. "Lo indignante es que, siendo el presidente del pa¨ªs de las misses, se opere en otro r¨¦gimen", declaran.
En Caracas atienden las Cadenas esperando o¨ªr qu¨¦ va pasar con Gadafi. Pero Ch¨¢vez no suelta prenda sobre si lo acoger¨¢ o no en Venezuela. Decepcionados, la oposici¨®n venezolana se ha volcado en la boda de la duquesa de Alba, que por esas maravillas del mundo es una nueva l¨ªder global para mujeres y hombres maduros tambi¨¦n en esta parte del mundo. "Tiene lo que hay que tener", asegura una madre divorciada de 46 a?os. "Una se pasa la vida creyendo que el verdadero amor es el primero, el de muchachita, y ahora con la duquesa te das cuenta de que te puede llegar a los 80 a?os". Otro alaba su capacidad negociadora: "Ha hecho concesiones, a 100 millones de euros por hijo, pero ha conseguido lo que quer¨ªa". A chavistas y opositores les ha apasionado la lista de invitados de la boda en la Casa de Alba. Enloquece que la duquesa invite a su enlace a todos sus hijos, pero tambi¨¦n a los ex de sus hijos y los actuales c¨®nyuges. Algunos recuerdan que a la reina Sof¨ªa no le gustan este tipo de familias que son mezcolanza y afecto. "Cayetana Fitz-James es tan arist¨®crata que lo es tambi¨¦n para este tipo de relaciones", detalla un boliburgu¨¦s, que son los nuevos ricos del r¨¦gimen bolivariano. "La duquesa necesita este matrimonio para comprobar en primera persona c¨®mo ha cambiado su pa¨ªs desde su ¨²ltimo matrimonio", expone un chavista experto en ?Hola! "Si en los a?os setenta todav¨ªa se pod¨ªa mantener una cierta privacidad, hoy la cultura de la celebridad democratiza hasta a la Casa de Alba", afirma. "Esta boda deber¨ªa ser una Cadena", concluye.
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