La ni?a o la vida
Un sicario asesin¨® a Miguel ?ngel el mismo d¨ªa que lograba la tutela de su hija. Su exmujer est¨¢ imputada por inducir al crimen
La noche antes de morir asesinado, Miguel ?ngel se despert¨® sobresaltado por un ruido de cristales rotos en el patio de su casa de la calle de Caretos, en Ciempozuelos. No se oyeron pasos, nadie encendi¨® la luz de la escalera. Su novia Carmen, a la que conoci¨® despu¨¦s de separarse de su esposa, le rest¨® importancia y volvieron a dormirse. Al d¨ªa siguiente estaba roto el cristal que asoma tras los barrotes de hierro del portal. Cualquier mano pod¨ªa deslizarse, girar el pomo para abrir la puerta y entrar en el inmueble. "Vaya agujero, ?te imaginas que han sido los locos?", le dijo a su novia.
Hab¨ªan decidido bautizar como "los locos" a los autores de ciertos episodios extra?os que estaban sucediendo en su vida. Unos desconocidos llamaban a su casa a altas horas de la madrugada y colgaban. Una moto Honda lo segu¨ªa del trabajo a casa desde hac¨ªa m¨¢s de un mes. Un veh¨ªculo que, dos meses antes, sac¨® de la carretera al Citro?n Saxo que conduc¨ªa Miguel ?ngel. Siniestro total. El cristal roto del portal firmaba la sentencia de muerte de Miguel ?ngel.
Eloy S¨¢nchez Barba, presunto intermediario: "Quer¨ªa darle un susto a su marido... Tem¨ªa que le quitaran a la ni?a"
Hac¨ªa cuatro a?os que no ve¨ªa a su hija. Se lo imped¨ªa una denuncia por agresi¨®n sexual que fue desestimada
El acoso y las agresiones comenzaron el 24 de enero de 2007. Ese d¨ªa qued¨® visto para sentencia el juicio por la custodia de la hija de Miguel ?ngel Salgado Pimentel y su exmujer, la abogada Mar¨ªa Dolores Mart¨ªn Pozo. Parec¨ªa claro que el tribunal iba a fallar a favor del padre y Mar¨ªa Dolores perdi¨® el control: "Cabr¨®n, te tengo que matar. Te tengo que ver muerto". Tres tiros acabaron con su vida dos meses m¨¢s tarde, el 14 de marzo de 2007.
La investigaci¨®n de la Guardia Civil por el asesinato de Miguel ?ngel Salgado dur¨® un a?o y dos meses. Acab¨® con tres imputados, todav¨ªa hoy en la c¨¢rcel a la espera de juicio sin posibilidad de libertad bajo fianza: Mar¨ªa Dolores, como presunta incitadora del crimen; Michael Guar¨ªn, como supuesto sicario, y Eloy S¨¢nchez Barba, conocido por ser el guardaespaldas de Ana Obreg¨®n, como presunto intermediario del contrato.
Abogada con experiencia, Mar¨ªa Dolores ten¨ªa fama de persona dif¨ªcil.
Estando ella ya en prisi¨®n, el vigilante que escolt¨® a Miguel ?ngel, testigo de cargo contra la letrada, recibi¨®, seg¨²n fuentes policiales, llamadas que lo amenazaban de muerte. ?l no ha querido confirmarlo. "Casi todos los que hab¨ªan tenido problemas con ella acababan sufriendo accidentes", relata uno de los testigos protegidos del caso. En los 44 tomos del sumario se mencionan varios ejemplos, aunque en ning¨²n caso se ha demostrado una correlaci¨®n clara con Mar¨ªa Dolores.
El registro de llamadas fue punto de partida de otras investigaciones que se desgajaron de ese sumario. Una de las conversaciones m¨¢s publicadas es la de Mar¨ªa Emilia Casas, entonces presidenta del Tribunal Constitucional, que casi le cost¨® la carrera a la juez. Los padres de la magistrada eran viejos conocidos del padre de Dolores Mart¨ªn, por eso accedi¨® a aconsejarle a dos abogadas que pod¨ªan ayudarla en la lucha por la custodia de su hija. La actitud de Casas se transforma a mitad de la conversaci¨®n, cuando Dolores le dice que su exmarido hab¨ªa muerto asesinado semanas antes.
Amigos de la pareja describen a Dolores Mart¨ªn como una persona dominante hasta la humillaci¨®n. Fuerte contraste con Miguel ?ngel, que "de bueno era un calzonazos". Muchos rompieron la relaci¨®n con la pareja por conflictos con ella. "Lo anulaba. Era due?a de la casa, y m¨¢s de una vez le dijo: 'Si te vas, te ir¨¢s como has venido: con una mano delante y otra detr¨¢s", recuerda uno de ellos,
que no trat¨® de retomar su amistad con Miguel ?ngel hasta que no supo que el matrimonio se hab¨ªa separado en 2001.
Ambos hab¨ªan rehecho su vida con otras parejas -Dolores hab¨ªa tenido otro hijo-, pero continuaban los conflictos por la custodia. Todo val¨ªa. Tambi¨¦n denuncias falsas por agresi¨®n sexual.
Agosto de 2003. Mar¨ªa Dolores pasaba las vacaciones con la hija de ambos en Torrevieja (Alicante) y acudi¨® al hospital Vega Baja en Orihuela para que atendieran una lesi¨®n con sangrado en la vulva de la ni?a.
Bas¨¢ndose en el parte que firm¨® ese d¨ªa la doctora Graciela Rinero, Dolores interpuso una denuncia por agresi¨®n sexual que interrumpi¨® el r¨¦gimen de visitas del padre. "No s¨¦ por qu¨¦ hice constar que la agresi¨®n sucedi¨® en Madrid, en aquel momento no era consciente del significado del documento. Hice el parte al juzgado porque lo pidi¨® la mam¨¢", declarar¨ªa la m¨¦dica.
La madre no mencion¨® que la ni?a ten¨ªa sinequia [labios vulvares cerrados].
Una vez desestimada la denuncia por violaci¨®n, todo cambi¨® para Miguel ?ngel. Un informe elaborado por el equipo psicol¨®gico adscrito al juzgado hab¨ªa afirmado que la ni?a sufr¨ªa el s¨ªndrome de alienaci¨®n parental. Miguel ?ngel estaba convencido de que iba a conseguir la custodia. La asistente social ya hab¨ªa dado pistas: "Buscad colegio y psic¨®logos a la ni?a". Carmen, su pareja, hab¨ªa dejado su trabajo para estar con ella los primeros meses.
En los cuatro a?os que estuvo con Miguel ?ngel, Carmen solo hab¨ªa visto una vez a la peque?a. La recuerda con los pies suspendidos mientras su abuelo materno la asomaba por la barandilla del centro comercial ?boli, en Pinto: "Por all¨ª va el que te ha hecho da?o, el que te viol¨®". Miguel ?ngel llor¨®. Hac¨ªa dos a?os que no ve¨ªa a su hija y pas¨® sin poder mirarla. No volvi¨® a verla.
Lo asesinaron el 14 de marzo de 2007. Aparc¨® el coche en el garaje de su casa, pero el sensor que encend¨ªa las luces autom¨¢ticamente estaba estropeado y accion¨® el interruptor. ?Demasiados accidentes un mismo d¨ªa? Al abrir la puerta del cuarto del ascensor le sali¨® al paso un hombre.
Era, presuntamente, Michael Guar¨ªn, pero su nombre no le habr¨ªa dicho nada. Exmilitar con antecedentes policiales, Guar¨ªn dijo cuando la Guardia Civil lo detuvo m¨¢s de un a?o despu¨¦s: "Esto debe de ser por lo de la abogada amiga de Eloy [S¨¢nchez Barba]". Poco despu¨¦s de la muerte de Miguel ?ngel, Guar¨ªn hab¨ªa pasado una larga temporada en Colombia. Su nombre no aparece en el sumario hasta septiembre de 2007.
Pese a que Dolores Mart¨ªn y Michael Guar¨ªn han negado siempre su implicaci¨®n en el caso, Eloy afirm¨® en su declaraci¨®n que se hab¨ªan visto una vez, en el Caf¨¦ & T¨¦ de la Gran V¨ªa. "Quer¨ªa darle un susto a su marido... Me llamaba muchas veces llorando diciendo que le iban a quitar a la ni?a y por eso acced¨ª", lleg¨® a confesar el escolta.
Fue un susto de tres balas. La primera atraves¨® la mano derecha de Miguel ?ngel que sujetaba la bandolera con el ordenador. El instinto le hizo darse la vuelta e intentar huir. La segunda lo alcanz¨® por detr¨¢s, a la altura de la columna, y lo derrib¨® al suelo. Un ¨²ltimo disparo en el cr¨¢neo se asegur¨® de rematarlo. El garaje todav¨ªa conserva la cicatriz de la ¨²ltima bala.
Ocurri¨® sobre las siete de la tarde. Carmen, que estaba en Pinto, en casa de una amiga, hab¨ªa hablado con ¨¦l sobre las cinco. Preparaban una cena para aquella noche, un adelanto de su aniversario, que era dos d¨ªas m¨¢s tarde. "?Me vienes a buscar?", le hab¨ªa pedido. "No, te quiero esconder el regalito". Eran unas gafas de sol. Todav¨ªa las lleva.
Los tribunales a¨²n no lo hab¨ªan notificado, pero ese d¨ªa Miguel ?ngel hab¨ªa conseguido la custodia de su hija. -
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