Toros mejor que toreros

Los toros de El Pilar estuvieron por encima de los toreros. El tercero fue devuelto por inv¨¢lido. Sali¨® el sobrero con 683 kilos. Los seis restantes sacaron mucha fuerza. Derribaron a los caballos. Alguno de ellos muri¨® con la boca cerrada, les pegaron muy fuerte en varas. El primero fue un buen toro. Los toreros pudieron cortarles las orejas a todos ellos salvo al complicado quinto.

De los toreros, El Cid tuvo la suerte de cobrar una oreja, concedida sin merecer. El presidente estuvo obsequioso. En el cuarto puso m¨¢s verdad que en el primero. Estuvo valiente. Trat¨® de cumplir el expediente. El franc¨¦s Sebasti¨¢n Castella ya no encandila a las masas. Esa frialdad que prologaba un valor a prueba de neutrones, ya no lo es tanto. Toda la faena en su primero fue aparentona, mas pr¨®diga en el toreo perfilero. A veces ligaba los pases, y otras veces echaba el paso atr¨¢s. En su segundo, un toro que no val¨ªa, estuvo voluntarioso, sin m¨¢s. Valiente, s¨ª pero no demasiado.

Y el esperado Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares despleg¨® una est¨¦tica mentirosa. Cierto que a veces impostaba pases muy templados y desmayados. En esa tesitura prima m¨¢s la est¨¦tica, el cimbreo armonioso de la cintura-torso-piernas, que lo que el toreo profundo pide. O sea, cargar la suerte, torear ajustado, ce?ido, realizar los pases con las manos bajas, porque en esas manos bajas vive la hondura, es decir, la emoci¨®n y la verdad del toreo. De ah¨ª que se hable de la verdad mentirosa. En su segundo, sexto de la corrida, puso de relieve otra vez el toreo de la est¨¦tica mentirosa. Toreo despegado, sin cruzarse y de vez en cuando sal¨ªa un muletazo de cierta entidad. Dej¨® en el coso bilba¨ªno un circular rematado por un buen trincherazo.

Para que la tarde no tuviera la altura debida, el p¨²blico demostr¨® poco buen gusto porque le dio por dar ol¨¦s a unos areneros que estuvieron recogiendo los excrementos que hab¨ªan dejado los cabestros al devolver el tercer toro a los corrales. A cada paletada recogida, el p¨²blico les jaleaba y aplaud¨ªa. En ese momento a los aficionados que hay en Vista Alegre imagino que les llegar¨ªa al rostro una verg¨¹enza como jam¨¢s habr¨¢n pasado en sus tiempos de aficionados.

Hay que destacar muy especialmente dos pares de banderillas de Curro Javier de la cuadrilla de Jos¨¦ Mari Manzanares, que fueron todo un primor. Realiz¨® la suerte con las manos arriba reuni¨¦ndose perfectamente. Todo un modelo para que los banderilleros se espejeen en esos dos pares.

Quedan al recuerdo la presencia y los pitones de una aceptable corrida de El Pilar.

Toros mejores que toreros