Una ilusi¨®n sin afilar

El verano en Las Ventas tiene alguna que otra incongruencia. Como que la presentaci¨®n de los toros, siendo correcta, sea inferior a la de algunas novilladas de espanto. Aunque solo sea por eso, ya merecen un respeto. En el tendido suceden cosas como palmas jaleando el pase¨ªllo, japoneses buscando su localidad mientras se recordaba al mito muerto en Linares o que unos guiris le pidan a Santiago Mart¨ªn, su majestad, El Viti, camuflado en el tendido alto del 4, que les haga una foto. El maestro deleg¨® en su yerno, ¨¦l ven¨ªa a ver a su paisano.

No se puede decir que el torero que m¨¢s veces ha salido por la Puerta Grande vuelva decepcionado. Fue el Juan Diego de siempre, el que torea de capote como los ¨¢ngeles, pero no concreta la faena. El que remata y se gusta, pero no termina de ponerse con firmeza en el sitio. El problema es que ya est¨¢ m¨¢s cerca de los 40 que de los 30. Cada a?o que pasa tendr¨ªa que poner un punto m¨¢s de ambici¨®n y dejar atr¨¢s el conformismo que le caracteriza.

Iv¨¢n Garc¨ªa, bien conocido por la afici¨®n a pesar de ser joven, tampoco concret¨®. Estuvo correcto, profesional, pero sin exponer de m¨¢s. Supo resolver los problemas, brillar en unas chicuelinas, pero sin decir "aqu¨ª estoy yo, dispuesto a ir a todas las ferias". Su lote se raj¨®, de acuerdo, pero no insisti¨® dejando siempre la muleta delante del hocico.

Solo Jos¨¦ Mar¨ªa L¨¢zaro en el que cerr¨® plaza hizo algo parecido al toreo en dos tandas de derechazos, otra de naturales y pases de pecho completos. Solo fall¨® con el estoque, una pena. De lo contrario, habr¨ªa cortado una oreja para grabar para siempre como el trofeo del d¨ªa de su confirmaci¨®n. En el primero dej¨® buen sabor de boca en el recibo de capote. El reciente matador fue el ¨²nico que hizo m¨¦ritos para repetir en Las Ventas, eso s¨ª, con la espada afilada y mucha pr¨¢ctica en el carret¨®n.