La Barceloneta, de canalla a 'cool'
Sin perder del todo sus singulares se?as de identidad, el barrio marinero se aleja de su pasado con nuevos establecimientos de dise?o para atraer a turistas
La Barceloneta es un barrio con orograf¨ªa de pen¨ªnsula y alma de isla. Urbanizado a mediados del siglo XVIII por ingenieros militares, que trataron de dar cierto sentido a las chabolas y barracas levantadas por pescadores, contrabandistas y vagabundos, y abandonado a su suerte hasta el advenimiento de la metamorfosis ol¨ªmpica, este es hoy un barrio que cada d¨ªa debe realizar varias piruetas sobre el alambre para mantener el equilibrio entre su peculiar tradici¨®n y su tan homogeneizadora como enriquecedora modernidad. Bienvenidos a la Rep¨²blica Independiente de la Barceloneta, donde todos esperan la inminente llegada del futuro, pero ninguno piensa permitirle que les robe el pasado.
El hotel W conquista la zona donde muchos se jugaron la vida por un beso
"Recuerdo calles con los coches con las lunas rotas", dice Quim Marqu¨¦s
"Echo de menos el rompeolas. Era algo peligroso pero fant¨¢stico. Grandes momentos furtivos para varias generaciones de barceloneses", recuerda Marc Fabregat (35 a?os), encargado del chiringuito Pez Vela, perteneciente al grupo Tragaluz, sito en los bajos del hotel W (o Vela) y pen¨²ltima adici¨®n al nuevo esp¨ªritu VIP que est¨¢ tomando la zona en la que muchos barceloneses se jugaron la bolsa y la vida para robar su primer beso y auscultar el primer pecho. Marc, su local y los guardias de seguridad privada que patrullan la zona encarnan la pol¨¦mica modernizaci¨®n de este enclave al final de la playa de San Sebasti¨¢n. Pero ni ellos, en plena tarea por capitalizar el turismo de lujo, son capaces de obviar lo que esto una vez fue, a pesar de haber depositado todas sus esperanzas en lo que ser¨¢. "Esta zona debe potenciarse. En un par de a?os puede ser la bomba. Las vistas son maravillosas y la ubicaci¨®n le confiere a los negocios un punto de exclusividad". Fabregat desmiente la idea de la zona como reserva para turistas: "Durante el primer mes, el 80% de nuestra clientela ha sido local. Ahora estamos en un 60% y, aunque mantenemos una buena relaci¨®n con el hotel, hoy, por ejemplo, solo contamos con tres mesas reservadas por hu¨¦spedes del Vela".
A escasos 100 metros de donde se sirven sofisticados c¨®cteles sobre hamacas de dise?o, Rafael Fali Carmona, pescadero de 57 a?os, juega a la petanca con su grupo de veteranos del salitre. Desde hace no se sabe cu¨¢ndo pasa las ma?anas en el Club Nataci¨® Barceloneta a la espera de que amarren las barcas para acercarse a la lonja. "Todo est¨¢ mucho mejor que antes, quien lo niegue es que no ha conocido el barrio", dice. "Es cierto que en Barcelona quedan pocas barcas que salgan a faenar. Las embarcaciones peque?as, que tra¨ªan tallarines y lenguado de la costa, han desaparecido. Quedan unas 15 barcas de arrastre y media docena que hagan la luz. Hace 10 a?os eran m¨¢s de 30", recuerda. Esa flota pesquera fue el motor econ¨®mico y vital del barrio, y atrajo a inmigrantes italianos y de la zona de Castell¨®n y el Delta del Ebro, quienes dotaron a la Barceloneta de lo ¨²ltimo que necesitaba para certificar su independencia del resto de la ciudad: un acento propio.
"Aqu¨ª todo el mundo se ayudaba. El pescador tra¨ªa pescado y lo repart¨ªa. El portuario consegu¨ªa pl¨¢tanos que, por casualidad, se hab¨ªan ca¨ªdo de alg¨²n barco...", recuerda Juan Cebamor, chapista jubilado de 66 a?os, mientras se toma lo de cada ma?ana en el bar Santa Marta, un local que ha obrado el milagro de atraer al turista sin repeler al ind¨ªgena. "Siempre hemos sido distintos al resto de Barcelona. Nos separaba de la ciudad una v¨ªa de tren. Entr¨¢bamos por el ¨²ltimo vag¨®n y, al salir por el primero, est¨¢bamos en otro sitio". "Aqu¨ª a¨²n dicen 'vamos a Barcelona', cuando hablan de salir del barrio y se quejan de los 'de Barcelona' como si vivieran en otra ciudad", recuerda Quim Marqu¨¦s, propietario de El Suquet de l'Almirall, restaurante de alma marinera situado sobre el Passeig Joan de Borb¨° y que, aunque parezca incre¨ªble, cada a?o cierra por vacaciones durante 15 d¨ªas de agosto. Lleva 25 a?os trabajando en el barrio. "La Barceloneta era una comunidad muy cerrada. Al que llegaba en coche desde fuera le robaban el radiocasete. Recuerdo calles enteras con casi todos los coches aparcados con las lunas rotas. Hab¨ªa tambi¨¦n mucha droga. A pesar de todo, era gente que estaba muy unida y era muy alegre. Muchos de ellos no hab¨ªan salido jam¨¢s del barrio, pues aqu¨ª, gracias al estraperlo, hab¨ªa de todo. La peluquer¨ªa era el piso de una vecina".
"El problema no es el hotel Vela o la modernidad, sino el desbarajuste de negocios cutres que el Ayuntamiento debe empezar a controlar", afirma Marqu¨¦s, mientras se queja de su vecina tienda de souvenirs, en cuya ¨¦tica y est¨¦tica parece hallarse, seg¨²n ¨¦l, el verdadero enemigo.
De cualquier modo, como dice el chef, "pase lo que pase, la Barceloneta ser¨¢ siempre capaz de superar cualquier eventualidad, porque es un barrio luchador. Lo han construido las esposas de los pescadores, que eran las que abr¨ªan los merenderos y cocinaban lo que sus maridos tra¨ªan del mar. Ellas nos se?alaron el camino".
Quim Marqu¨¦s, 46 a?os, empresario
"Creamos la paella con denominaci¨®n de origen de la Barceloneta para celebrar el arroz tradicional del barrio. Intentamos recuperar esa cocina de calidad que ha sido ignorada por los que han llegado para dar sangr¨ªa y paella a 10 euros. Ahora la clientela, en muchos casos, es distinta. El otro d¨ªa tuve un altercado con una clienta estadounidense que se indign¨® porque la paella no llevaba chorizo. Me dijo que no intentara enga?arla".
V¨ªctor Fern¨¢ndez, 21 a?os, surfista
"Es posible surfear en Barcelona. Cuesta, pero se puede. Eso s¨ª, es mucho mejor en invierno, cuando hay mejores olas y mucha menos gente ba?¨¢ndose. Ahora la playa suele estar muy llena, y a veces, demasiado sucia, pero, en general, el barrio ha cambiado para mejor, aunque el hotel Vela y toda esa zona no gusta mucho a los vecinos. A m¨ª no me molesta nada. Ha tra¨ªdo dinero y ha dado trabajo a bastante gente de la zona. Claro que se echan cosas de menos, como los merenderos de la playa y ese ambiente familiar que exist¨ªa antes, pero este sigue siendo un barrio del que es muy complicado irse. Si has nacido aqu¨ª y te has criado aqu¨ª, es muy probable que quieras quedarte en la Barceloneta para siempre".
Ingrid Major, 31 a?os, camarera
"Vas por otras zonas de Barcelona y puedes reconocer al que es de por aqu¨ª. Tenemos hasta un acento distinto. De hecho, somos realmente diferentes. En el barrio sigue habiendo un gran n¨²mero de gente que se opone a los cambios, pero es innegable que est¨¢ mejor. Aceptamos que vengan de fuera porque nos va bien, si no, ya te digo que no los dejar¨ªamos quedarse. Somos la Rep¨²blica Independiente de la Barceloneta".
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