Periodismo que merece su nombre
La localizaci¨®n y asesinato de Bin Laden, en mayo de este a?o, han transformado el balance de "la guerra contra el terror", que el 11 de septiembre cumplir¨¢ una d¨¦cada; lo han transformado porque el signo bajo el que ahora se establece es el del alivio, no el de la victoria. Muerto el l¨ªder de Al Qaeda, desapareci¨® uno de los m¨¢s poderosos argumentos utilizados por quienes decidieron, ejecutaron y apoyaron una estrategia, la de "la guerra contra el terror", que coloc¨® al mundo al borde de la cat¨¢strofe, y cuyas consecuencias sobre las relaciones internacionales y los sistemas democr¨¢ticos se dejar¨¢n sentir a¨²n durante mucho tiempo. Nada volver¨¢ a ser como antes de los atentados y de la respuesta que el Gobierno de George Bush decidi¨® adoptar, pero, al menos, el an¨¢lisis de la nueva realidad no puede realizarse ya con las categor¨ªas que estableci¨® "la guerra contra el terror". Diez a?os despu¨¦s de su matanza m¨¢s espectacular, Al Qaeda ha dejado de considerarse como la inevitable criatura del "mundo musulm¨¢n" y ha aparecido como lo que es, una secta minoritaria que nunca encarn¨® los anhelos de los ciudadanos ¨¢rabes sometidos a implacables dictaduras, sino que trat¨® de manipularlos a su favor.
Nueva York, 8:45 A.M. La tragedia de las Torres Gemelas y la muerte de Bin Laden. Los reportajes ganadores del Premio Pulitzer
Edici¨®n de Simone Barillari
Pr¨®logo de Ana Pastor
Traducci¨®n de Sara ?lvarez P¨¦rez,
Antonio Garc¨ªa Maldonado
y Luc¨ªa Ponce de los Reyes
errata naturae. Barcelona, 2011
224 p¨¢ginas. 19,90 euros
La virtud tal vez m¨¢s destacada de Nueva York, 8:45 A.M. es que permite advertir la perspectiva que, en plena conmoci¨®n, adoptaron algunos de los mejores periodistas norteamericanos, no ante un crimen que mereci¨® la repulsa general, sino ante la asfixiante ideolog¨ªa que el Gobierno de Bush y sus m¨¢s estrechos aliados pretendieron consolidar a partir de ¨¦l. Los reportajes incluidos en este volumen, todos galardonados con el Premio Pulitzer, a excepci¨®n de los recogidos en el ap¨¦ndice sobre la muerte de Bin Laden, no tienen como protagonistas el choque de civilizaciones, Occidente y el islam, el nihilismo terrorista y los odios ancestrales, las nuevas tecnolog¨ªas. Su perspectiva es, por el contrario, la de unos profesionales que entienden que su tarea consiste en conocer los datos y difundirlos, no en servir de altavoz a versiones interesadas y ajenas. Una y otra vez, los reportajes incluidos en Nueva York, 8:45 A.M. vuelven sobre los fallos de seguridad, las alarmas desatendidas, la comparaci¨®n entre los riesgos y las medidas para combatirlos.
Para adoptar esta perspectiva que exige indagar en los hechos y no limitarse a vocear distintas versiones, los autores de los reportajes afirman de manera impl¨ªcita una insobornable determinaci¨®n: no escribir bajo ninguna circunstancia como esclavos de sus fuentes. No lo hizo, desde luego, Amy Goldstein al publicar en The Washington Post del 4 de noviembre de 2001 -esto es, dos meses despu¨¦s de los atentados- el reportaje titulado 'Una deliberada estrategia de ruptura'. Goldstein denuncia "la campa?a de detenciones a una escala desconocida desde la Segunda Guerra Mundial" que el Gobierno de Bush llev¨® a cabo contra los inmigrantes y ciudadanos americanos de origen ¨¢rabe. La periodista no esper¨® la llegada de ninguna filtraci¨®n por parte de un miembro del Gobierno, un juez o un diplom¨¢tico que, en contrapartida, reclamase de ella un trato de favor en las p¨¢ginas de The Washington Post, estableciendo una s¨®lida red de mutuos favores profesionales. Enterada de que se hab¨ªa detenido preventivamente a m¨¢s de un millar de personas, consigui¨® localizar a 235, habl¨® con las que fue posible, se dirigi¨® a sus familias, amigos y abogados, y estableci¨® sus conclusiones.
La otra cara de la moneda, y ¨²nica excepci¨®n del excelente periodismo recogido en el volumen, es Judith Miller, autora del reportaje 'Combatientes sagrados: matar por la gloria de Dios en una tierra lejana'. Miller describe con aplomo las estaciones que siguen los voluntarios yihadistas en Afganist¨¢n. A diferencia del tono que emplea Goldstein, el suyo recuerda el de una revelaci¨®n; es, en efecto, el de una revelaci¨®n: la de sus fuentes en altos puestos del Gobierno, con las que, seg¨²n se supo m¨¢s tarde, a ra¨ªz del caso Valerie Plane, hab¨ªa tejido una red de mutuos favores profesionales. Tras salir de The New York Times, acusada de haber filtrado en connivencia con el Gobierno que Plane, esposa de un embajador norteamericano contrario a la guerra de Irak, pertenec¨ªa al servicio secreto, Miller reconoci¨® desafiantemente que, en ocasiones, hab¨ªa servido de altavoz para informaciones sin contrastar porque as¨ª conven¨ªa a quienes se las revelaban. Su destino posterior tal vez pueda calificarse de exitoso, pero nada tiene que ver con el periodismo, sino con una versi¨®n aberrante aunque generalizada en el resto del mundo: estrella de la Fox y miembro de destacados think-tanks neoconservadores, Miller se convirti¨® en militante de la causa que defend¨ªan sus fuentes tras el 11 de septiembre.
Nueva York, 8:45 A.M. no aporta datos que hoy, diez a?os despu¨¦s de los atentados, sean desconocidos. Su valor, su extraordinario valor reside en mostrar la importancia del ¨²nico periodismo que, entonces y ahora, deber¨ªa merecer ese nombre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.