Final sin proceso

El ministro del Interior, Antonio Camacho, ha dejado claro que el Gobierno no har¨¢ ning¨²n gesto pol¨ªtico, ni movimiento alguno en relaci¨®n a los presos, mientras ETA no anuncie su disoluci¨®n. Es su respuesta a la insistencia de la izquierda abertzale en reprochar al Gobierno su "inmovilismo" por no hacer las concesiones que le reclama. Esta respuesta se produce un a?o despu¨¦s de que la banda anunciara la interrupci¨®n de sus actuaciones violentas -que incluye desde enero el cese de la extorsi¨®n- y cuando est¨¢ a punto de culminar una consulta entre los presos de ETA impulsada por Batasuna y sus herederos.

Si ese sector desea conocer la opini¨®n de ETA sobre el abandono de las armas, es l¨®gico que se dirija a las prisiones, pues all¨ª est¨¢ el 90% de los etarras: 730, frente a medio centenar en libertad, seg¨²n la polic¨ªa. Y tambi¨¦n es l¨®gico que si desea el aval de las c¨¢rceles para sus planteamientos, lo haga mediante la f¨®rmula de menor resistencia: adhesi¨®n a la llamada Declaraci¨®n de Gernika, que es bastante menos que la exigencia de retirada definitiva de ETA.

Esa declaraci¨®n fue consensuada hace cerca de un a?o por Aralar, que ped¨ªa un fin de ETA sin contrapartidas, y Batasuna, que no renunciaba a ellas. La novedad respecto a anteriores iniciativas era que el primer paso deb¨ªa ser una tregua permanente de ETA "como expresi¨®n de la voluntad de abandono definitivo de su actividad armada". Pero, contradictoriamente con esa voluntad, inclu¨ªa una lista de condiciones para la paz definitiva. Las esenciales: legalizaci¨®n de Sortu (y derogaci¨®n de la Ley de Partidos), medidas penitenciarias "como primer paso hacia la amnist¨ªa" y compromiso de una negociaci¨®n pol¨ªtica "sobre las causas y consecuencias del conflicto" que incluyera el reconocimiento del derecho de autodeterminaci¨®n.

Con independencia de que la Constituci¨®n proh¨ªbe (art¨ªculo 62) los indultos generales y que la legalizaci¨®n de Sortu no depende del Gobierno sino del Tribunal Constitucional, lo que resulta inveros¨ªmil es el planteamiento del final de ETA como "proceso" de concesiones rec¨ªprocas. Porque los jefes de la banda buscan pretextos para seguir, y un proceso de ese tipo ser¨ªa la ocasi¨®n para intervenir en cuanto surgieran divergencias o resistencias a sus pretensiones; porque solo la retirada definitiva de ETA podr¨ªa hacer variar la frontal oposici¨®n de las asociaciones de v¨ªctimas a cualquier medida favorable a los presos; porque el consenso democr¨¢tico establecido tras la experiencia del proceso que ETA dinamit¨® en la T-4 es que la disoluci¨®n de la banda debe ser previa a cualquier eventual iniciativa penitenciaria; porque hasta Otegi ha reconocido que la "mera existencia de ETA" sigue siendo "percibida por algunos sectores" como "una amenaza" (Gara, 17-7-2011).

Fue la convicci¨®n de algunos presos etarras (y varios dirigentes de Batasuna, tambi¨¦n encarcelados) de que no habr¨ªa salida para ellos sin disoluci¨®n de ETA lo que impuls¨® el cambio de estrategia. Su culminaci¨®n pasa ahora porque exijan p¨²blicamente a ETA su disoluci¨®n.