El nacionalismo es as¨ª
El presidente del PNV anuncia otro plan, titulado Euskadi, naci¨®n europea. En el camino de la soberan¨ªa, para instaurar un nuevo modelo de relaci¨®n con Espa?a, basado en el pacto, que garantice el "derecho a decidir" su futuro. Con distintos juegos de palabras o matices, el PNV pretende introducirnos otra vez en el oscuro callej¨®n sin salida por el que circul¨® Ibarretxe. ?ste justificaba su delirante plan en la muerte por incumplimiento del Estatuto de Autonom¨ªa. Ahora ha bastado un pu?ado de transferencias, cuyo logro se atribuye el PNV, para que se reconozca, dando la raz¨®n a quienes nos neg¨¢bamos a certificar aquel fallecimiento, que el Estatuto est¨¢ cumplido, pero es insuficiente, por lo que se precisa dar un nuevo paso hacia la "soberan¨ªa".
El nacionalismo, que reclama el pacto y luego lo rompe cuando le conviene, es as¨ª, y a estas alturas ya nada nos puede sorprender. Ahora bien, hay algo en el anuncio del PNV que no se puede pasar por alto, y es la afirmaci¨®n de que con esta propuesta persigue mejorar la convivencia y resolver un problema pol¨ªtico, cuando lo cierto es que en la propia esencia y naturaleza del nacionalismo est¨¢ inequ¨ªvocamente su incapacidad para solucionar los conflictos que provoca y para favorecer una sociedad de ciudadanos libres e iguales.
El nacionalista que se "inventa" una "naci¨®n" o "pueblo" necesita establecer cu¨¢les son las caracter¨ªsticas y la filiaci¨®n que identifican a los integrantes de ese pueblo y que lo diferencia de los dem¨¢s: la raza, la lengua, ciertas costumbres, etc¨¦tera. Necesita provocar y consolidar la diferencia para, a partir de la misma, reclamar un derecho a la soberan¨ªa sobre el territorio donde vive ese "pueblo". Necesita imponer un arquetipo de ciudadano que tenga o adquiera -incluso mediante presi¨®n- los rasgos supuestamente diferenciadores. Ahora bien, el hombre no tiene una ¨²nica filiaci¨®n o identidad, sino m¨²ltiples, y el nacionalismo le impide elegir libremente la que considera m¨¢s importante para ¨¦l y le fuerza a adoptar una ¨²nica filiaci¨®n, un singular y no plural sentido de pertenencia que coincida con ese arquetipo de buen ciudadano.
Quien piensa en nacionalista vasco es incapaz de sustraerse al empe?o de adaptar una realidad humana y social, siempre cambiante y compleja, a su idea de c¨®mo deben pensar y sentir los buenos vascos, aunque para ello se haya de utilizar toda clase de medidas que van desde la asimilaci¨®n forzosa, en el caso de los nacionalistas amables, al asesinato en el caso de los m¨¢s radicales. En una sociedad nacionalista, la convivencia democr¨¢tica no es posible.
Por otro lado, tampoco el nacionalismo puede resolver el conflicto que provoca desde el momento en que, como en el caso vasco, reclama una soberan¨ªa b¨¢sica y una capacidad de decisi¨®n unilateral sobre un territorio y una poblaci¨®n integrada durante siglos en una realidad pol¨ªtica y social previa que, guste o no reconocerlo, es Espa?a. Quienes ben¨¦volamente creen que el conflicto vasco se puede solucionar mediante un pacto, desconocen que nunca un nacionalista va a aceptar un modelo estable y definitivo de integraci¨®n en el Estado constitucional. Si el Estatuto de Gernika es s¨®lo un pelda?o hacia la soberan¨ªa, tambi¨¦n lo ser¨¢ la nueva propuesta que se anuncia, y as¨ª hasta conseguir la utop¨ªa final: la secesi¨®n y la consecuci¨®n de un Estado propio. Para quien razona en t¨¦rminos nacionalistas, no caben concesiones o arreglos con quien le discute su pleno dominio o disposici¨®n sobre el territorio que reclama. Cuando hoy, como ayer, el PNV dice que quiere resolver un problema pol¨ªtico, cual es el "encaje" de Euskadi dentro de un Estado plurinacional, nos coloca una vez m¨¢s un se?uelo para desviar la atenci¨®n del ciudadano sobre su pretensi¨®n ¨²ltima e indeclinable: la independencia pura y dura.
Todo esto resulta mucho m¨¢s triste si consideramos que no es preciso pensar en nacionalista para defender la existencia de un pueblo con rasgos peculiares, exigir un autogobierno profundo y efectivo, y proteger el euskera y las tradiciones vascas.
Algunos cre¨ªmos en un momento dado que, si te propon¨ªas todo lo anterior, o eras nacionalista o deb¨ªas votar a un partido nacionalista. Pues bien, esta creencia no por muy extendida es menos falsa. Precisamente porque los ¨²nicos titulares de derechos e intereses son las personas, el autogobierno de Euskadi y las pol¨ªticas de protecci¨®n de sus lenguas, usos y costumbres, se han de reclamar en nombre, no de una naci¨®n, sino de esos mismos ciudadanos, respetando su pluralidad de filiaciones y su libertad para elegir, sin establecer ninguna l¨ªnea divisoria ni distinguir entre "los nuestros" y "ellos".
Cuando nos enfrentamos a una crisis y a unos desaf¨ªos descomunales en todo el mundo, aqu¨ª seguimos perdiendo el tiempo y derrochando energ¨ªas en defender conceptos caducos y superados. Cuando m¨¢s evidente resulta la creciente interdependencia de los Estados y la necesidad de transferir competencias a instancias supranacionales, aqu¨ª seguimos reivindicando una soberan¨ªa que en ning¨²n caso tendr¨¢ un contenido que justifique romper traum¨¢ticamente v¨ªnculos sin los que no se puede entender la realidad social vasca.
Cuando se requiere m¨¢s que nunca de un compromiso y esfuerzo de cooperaci¨®n y de solidaridad, aqu¨ª nos empe?amos en actitudes ego¨ªstas y de fomento de la divisi¨®n. Cuando podemos y debemos aspirar a la grandeza que dan el raciocinio y la riqueza de filiaci¨®n de las personas, aqu¨ª seguimos empe?ados en ser cada vez m¨¢s peque?os. Y de todo ello es responsable el nacionalismo, que es as¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.