Negocio de familia
Hay puertas que solo se abren cuando se murmura delante de ellas un apellido, un cargo, o el pedigr¨ª hist¨®rico de alguien. Salvoconductos que pueden librarnos de un mont¨®n de problemas, siempre y cuando vengan avalados por una firma reforzada con alg¨²n alto cargo militar. Durante d¨¦cadas quienes bajaron de la Sierra Maestra se han erigido en fuente de derechos en la Cuba revolucionaria. Los familiares de esos otrora guerrilleros exhiben con presunci¨®n su v¨ªnculo sangu¨ªneo con ellos, alardean de incluirse en su ¨¢rbol geneal¨®gico. Tener un pariente general o teniente coronel ayuda no solo a la hora de sortear los tr¨¢mites burocr¨¢ticos, tambi¨¦n puede disminuir condenas de c¨¢rcel, borrar antecedentes penales y -claro est¨¢- materializarse en sustanciosos privilegios materiales. El humor popular, ha creado expresiones de todo tipo para remarcar las prerrogativas que acompa?an a estos rebeldes de anta?o. Hasta el lenguaje corporal ha desarrollado su propia manera de aludir a ellos. Basta que en medio de una conversaci¨®n donde se habla de un joven que exhibe un auto sorprendentemente moderno, alguien diga que se lo regal¨® el padre y entonces se toque el hombro con el dedo del medio y el ¨ªndice juntos. Esa simple se?a advierte que el reluciente veh¨ªculo le ha llegado porque su progenitor porta un uniforme verde, una rama de olivo en la charretera o unas medallas sobre el pecho. El nepotismo es aqu¨ª tan com¨²n que ni sorprende; el favoritismo de los genes ha llegado a ser parte indisoluble del propio sistema. De esa manera los advenedizos que no comparten ADN con los "hist¨®ricos" tienen pocas oportunidades.
Los familiares de los otrora guerrilleros cubanos exhiben con presunci¨®n su v¨ªnculo sangu¨ªneo
En una estructura de poder que se apoya en estos clanes familiares, la muerte de una de las cabezas visibles pone en riesgo el estatus de toda su parentela. No es lo mismo levantar el tel¨¦fono y pedirle un favor al t¨ªo que pele¨® en 1958 junto a Fidel Castro, que invocar -post mortem- su memoria para salir de alg¨²n apuro. Las parcelas de poder disminuyen cuando el jerarca familiar deja de respirar, porque se necesita la presencia de este para mantener a su linaje en la lista de las franquicias. Los parientes que lo sobreviven nunca volver¨¢n al lugar en que los hab¨ªa colocado el difunto. La longevidad se convierte as¨ª imprescindible para que hijos y nietos tomen posiciones, especialmente econ¨®micas, antes de que fallezca aquel que una vez desembarc¨® en el Granma, atac¨® el Cuartel Moncada o se levant¨® en armas en las monta?as del oriente de Cuba. Una muerte temprana, disminuye la ascendencia de sus allegados, rebaja dr¨¢sticamente el lugar en la cadena de poder en que est¨¢n ubicados los suyos. Las nuevas generaciones de esos clanes est¨¢n atrapadas entonces entre sus ansias de ocupar espacios propios y la necesidad de mantener al cabeza de familia como mascar¨®n de proa hacia el ascenso. El sucesor nunca tendr¨¢ la misma consideraci¨®n de la que goz¨® el padre, porque la condici¨®n de este part¨ªa de su participaci¨®n en un hecho del pasado y no del presente. La historia como fuente infinita de validaci¨®n, la juventud como m¨¢cula por no haber participado del momento que posteriormente ser¨ªa considerado como la "consagraci¨®n".
Ahora nos encontramos ante la evidencia de que la biolog¨ªa est¨¢ descabezando muchos de esos grupos de poder. Hace apenas unos d¨ªas la muerte en el cargo de Julio Casas Regueiro, ministro de las Fuerzas Armadas, confirmaba la fragilidad de un Gobierno que excede la edad de jubilaci¨®n. Se especula que puede ser reemplazado por alg¨²n otro de los hist¨®ricos, se barajan los nombres del general Leopoldo Cintra Fr¨ªas, de ?lvaro L¨®pez Miera miembro del bur¨® pol¨ªtico y del actual viceministro Joaqu¨ªn Quintas Sol¨¢. Los m¨¢s pesimistas incluyen tambi¨¦n al propio hijo de Ra¨²l Castro, el coronel Alejandro Castro Esp¨ªn. Con el fallecimiento de Casas Regueiro todo un clan familiar pierde posiciones, pero tambi¨¦n queda en evidencia el fracaso de la sucesi¨®n generacional. Con 75 a?os de edad y al frente de ese ministerio desde 2008, se rumoreaba desde meses sobre su mal estado de salud. El momento en que Ra¨²l Castro lo design¨® como su sustituto al frente del MINFAR, fue precedido por fuertes especulaciones de que la joven camada no vinculada gen¨¦ticamente tendr¨ªa su turno al mando del tim¨®n nacional. Figuras como Carlos Lage y Felipe P¨¦rez Roque, se mostraban como el relevo pol¨ªtico de quienes ya llevaban casi medio siglo con los timones de la naci¨®n aferrados a sus manos. Sin embargo, en lugar de apostar por la renovaci¨®n, la c¨²pula cubana prefiri¨® nombrar a figuras ancianas pero m¨¢s "seguras". Meses despu¨¦s ambos benjamines caer¨ªan defenestrados y se perder¨ªa con ellos el breve soplo de diversidad sangu¨ªnea que hab¨ªa recorrido las altas esferas. Las declaraciones de Fidel Castro en contra de ellos pusieron fin a ambas carreras pol¨ªticas. Tanto el canciller como el vicepresidente del Consejo de Estado se hab¨ªan vuelto -seg¨²n dictamen del severo Comandante en Jefe- en "adictos a las mieles del poder".
Ahora, cuando es raro el mes sin alguna necrol¨®gica en las primeras planas de los peri¨®dicos oficiales, seguimos pregunt¨¢ndonos si el abolengo seguir¨¢ marcando el derrotero pol¨ªtico del pa¨ªs. Si los poderosos apellidos de hoy ceder¨¢n espacio a otros nuevos, o intentar¨¢n heredar el poder a sus descendientes, conservarlo como un negocio de familia.
Yoani S¨¢nchez, periodista cubana y autora del blog Generaci¨®n Y. ? Yoani S¨¢nchez / bgagency-Mil¨¢n.
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