Mientras los otros se iban
En los d¨ªas centrales de marzo pasado, mientras los responsables de seguridad p¨²blica del Gobierno japon¨¦s tomaban la decisi¨®n de evacuar a la poblaci¨®n en un radio de 20 kil¨®metros en torno a la central nuclear de Fukushima, y de establecer otro de 30 kil¨®metros para la exclusi¨®n a¨¦rea, un grupo que al principio fue de unas pocas decenas de personas, despu¨¦s unos centenares, parec¨ªa empe?ado en correr exactamente en el sentido contrario al de todo el mundo. Mientras los materiales fundidos abr¨ªan en el fondo de los contenedores de dos reactores unas fisuras por las que qued¨® expuesto al exterior parte de su combustible nuclear, estas personas intentaban enfriar los reactores a base de bombear agua del mar a su interior. Mientras una inesperada acumulaci¨®n de hidr¨®geno a presi¨®n provocaba tres explosiones en las cubiertas exteriores de tres de las instalaciones nucleares, estas personas estaban arriesgando sus vidas en repetidos y desalentadores intentos de estabilizar los reactores a base de echarles agua desde helic¨®pteros y ca?ones montados en camiones.
Aquellos trabajos desesperados prosegu¨ªan mientras se hac¨ªan patentes una serie de fugas radiactivas y contaminaciones con materiales nucleares en el entorno de la planta. Aunque tuvieron que ser interrumpidas a menudo por el alto riesgo de exposici¨®n a la radiaci¨®n, esas tareas fueron las que evitaron que el desastre fuera a¨²n mayor de lo que ya fue: un 7 en una escala de 1 a 7 que solo tiene el precedente de Chern¨®bil. Esas son las personas, casi todas an¨®nimas, que han ganado el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia.
Son m¨¢s de mil personas entre bomberos procedentes de Tokio y otras prefecturas, miembros de las Fuerzas Armadas de Jap¨®n y empleados de la Tokyo Electric Power Company (Tepco), la operadora de la central accidentada tras el tsunami: 50 de sus 130 trabajadores se presentaron voluntarios en los primeros momentos. Muchos de ellos desarrollaron arritmias y otras patolog¨ªas que les acompa?ar¨¢n de por vida y, como ha se?alado el jurado, continuaron pese a todo trabajando para recobrar el control de la central. Si ellos eran "conscientes de lo imprescindible de su trabajo", ahora ya lo somos todos.
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