Obama lleva a la calle su plan antiparo
La oposici¨®n republicana, con mayor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes, acepta algunas de las propuestas del presidente, pero quiere rebajar su coste
Cumpliendo su promesa de llevar a la calle su causa contra el paro, Barack Obama empez¨® ayer en Richmond lo que ser¨¢ una larga batalla en busca del respaldo popular al plan de est¨ªmulo econ¨®mico que el jueves present¨® en el Congreso y que los republicanos pueden parar all¨ª si el presidente no logra un amplio consenso para impedirlo. El plan ha insuflado ¨¢nimos a los dem¨®cratas de cara a la pr¨®xima temporada electoral, pero est¨¢ todav¨ªa lejos de convertirse en una realidad para crear empleo.
"Este plan es exactamente lo que hay hacer en este preciso momento. Ustedes deben de aprobarlo y yo tengo la intenci¨®n de llevar este mensaje a cada rinc¨®n de este pa¨ªs", dijo el presidente, a modo de amenaza, a una sesi¨®n conjunta de las dos c¨¢maras del Congreso. La semana pr¨®xima presentar¨¢ formalmente el texto de la ley y el Senado, controlado por los dem¨®cratas, tiene intenci¨®n de discutirla de inmediato con el prop¨®sito de aprobarla en d¨ªas.
La negociaci¨®n de la iniciativa puede alargar semanas su aprobaci¨®n
La intervenci¨®n del presidente ha sido muy bien acogida por los dem¨®cratas
El tr¨¢mite ser¨¢ mucho m¨¢s complicado en la C¨¢mara de Representantes, donde tiene mayor¨ªa el Partido Republicano. Las primeras reacciones posteriores al discurso han sido m¨¢s positivas de lo que se predec¨ªa en las horas previas. El plan incluye algunas propuestas que los republicanos han presentado en el pasado y marca un objetivo, el combate al desempleo, que lo hace dif¨ªcil de rechazar autom¨¢ticamente. "Tengo la esperanza de que podamos trabajar juntos", declar¨® el presidente de esa C¨¢mara, John Boehner. "Ciertamente, contiene algunas cosas sobre las que creo que podemos llegar a acuerdos", a?adi¨® el l¨ªder de la mayor¨ªa, Eric Cantor.
M¨¢s de la mitad de los 447.000 millones de d¨®lares en los que se calcula el est¨ªmulo propuesto por Obama est¨¢n destinados a reducir los impuestos sobre las n¨®minas de los trabajadores -175.000 millones de d¨®lares- y los de los empresarios que creen nuevos puestos de trabajo -70.000 millones-. Los republicanos ven con buenos ojos esta primera parte del paquete, que coincide sustancialmente con su filosof¨ªa y que servir¨ªa para poner de inmediato m¨¢s dinero en el bolsillo de los consumidores, de los que depende el 70% de la econom¨ªa norteamericana.
Pero la oposici¨®n no comparte la segunda parte del plan, la que incluye 140.000 millones de inversiones p¨²blicas en infraestructuras (carreteras, puentes, escuelas y hospitales) y 62.000 millones de d¨®lares en nuevas ayudas para los desempleados. Aunque el presidente ha prometido que todo este gasto est¨¢ presupuestado y no ser¨¢ a?adido al d¨¦ficit, una masiva inversi¨®n de esta naturaleza contradice la plataforma que los republicanos vienen presentando a los ciudadanos desde hace tiempo.
Parece necesario, pues, que Obama acceda a negociar el contenido de su plan si quiere que sobreviva en el Congreso. "Si se nos presenta esto como un todo o nada, las cosas no van a funcionar", ha advertido Cantor. Pero, conociendo los precedentes, una negociaci¨®n sobre el contenido del plan puede alargar su aprobaci¨®n muchas semanas, meses quiz¨¢, el tiempo suficiente como para que esta propuesta no tenga ning¨²n impacto en las elecciones del pr¨®ximo a?o.
La Casa Blanca conf¨ªa en que la presi¨®n popular obligar¨¢ a los republicanos a ceder. "No esperamos que de repente reine la armon¨ªa y la felicidad en el Capitolio. No esperamos que quienes son los rivales pol¨ªticos del presidente respalden este plan porque nosotros se lo pedimos. Confiamos en que lo har¨¢n porque se lo pide el pueblo norteamericano", manifest¨® ayer el portavoz presidencial, Jay Carney. "Ustedes est¨¢n pidiendo acci¨®n y merecen tenerla ahora mismo", manifest¨® Obama en el mitin de Richmond.
Para vencer en este nuevo reto, probablemente el m¨¢s importante de cara a su reelecci¨®n, el presidente necesita recuperar su capacidad de comunicaci¨®n con los ciudadanos, su credibilidad. El jueves pronunci¨® un gran discurso, pero fue recibido por un p¨²blico mucho m¨¢s esc¨¦ptico que el de hace dos a?os. Como ha dicho Roger Simon del diario Politico, "fueron palabras fuertes pronunciadas por un presidente d¨¦bil".
Este discurso puede ser una buena oportunidad de recuperar al menos parte de la popularidad perdida. Con excepci¨®n de algunos sectores de la izquierda, que hubieran preferido un plan m¨¢s ambicioso, la intervenci¨®n del presidente ha sido muy bien acogida por su propio partido, que ve una oportunidad de pasar a la ofensiva despu¨¦s de muchos meses en los que la iniciativa la ha llevado la derecha. Hasta hoy, el debate central en Washington era sobre el d¨¦ficit y la deuda, la prioridad republicana; a partir de ahora, los dem¨®cratas pueden contraatacar con un proyecto serio y viable para combatir el paro.
El secretario del Tesoro, Tim Geithner, ha asegurado que, si el plan es aprobado, tendr¨¢ un impacto inmediato en la cifra de desempleo sin necesidad de corregir las cifras pactadas entre dem¨®cratas y republicanos para reducir el d¨¦ficit. Algunos expertos calculan que esta iniciativa, de ser aplicada ¨ªntegramente, podr¨ªa rebajar en 2012 hasta tres puntos la tasa de paro, que actualmente es del 9,1%.
Eso podr¨ªa ser suficiente como para que lo que ahora se ve como una elecci¨®n presidencial abierta, se cerrara a favor de Obama. Obviamente, la oposici¨®n tambi¨¦n lo sabe y no va a ponerlo f¨¢cil. Ninguno de los candidatos presidenciales republicanos dej¨® ayer el menor resquicio de colaboraci¨®n con el plan presentado por su rival.
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