Faltan radares para anticiparse al suicidio
La voluntaria es la primera causa de muerte violenta en Espa?a - Un estudio global detecta un aumento relacionado con la crisis - La OMS exige pol¨ªticas preventivas a las autoridades sanitarias
Andr¨¦s cerr¨® los ojos y arriesg¨® su vida. Cuando puso un pie en la calle pens¨® lo que todav¨ªa piensa: "La vida no es gran cosa". Atraves¨® la acera con m¨¢s miedo a la vida que a la muerte. Esa noche, algo lo salv¨®. "Cuando abr¨ª los ojos todos los coches se hab¨ªan detenido y yo segu¨ªa vivo".
Cada d¨ªa se suicidan en Espa?a nueve personas, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica -publicados el pasado julio y correspondientes a 2009- empujados principalmente por la depresi¨®n, el alcoholismo y la esquizofrenia. La muerte voluntaria encabeza la lista de causas violentas de defunci¨®n, con un total de 3.429 v¨ªctimas; apenas ocho m¨¢s que en 2008.
Las cifras se han mantenido estables desde hace cincos a?os. Hasta entonces, los accidentes de tr¨¢fico eran la principal causa de fallecimientos violentos. No es que despu¨¦s hayan aumentado los suicidios sino que ha bajado el n¨²mero de accidentes; en 2009 fueron un 14,6% menos que el a?o anterior. Espa?a es, sin embargo, uno de los pa¨ªses europeos con una tasa media de suicidios: 7,6 por cada 100.000 habitantes, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
Cada d¨ªa de 2009 nueve personas se quitaron la vida en Espa?a
Solo Catalu?a tiene un plan espec¨ªfico para la atenci¨®n al paciente en riesgo
La doctora Pilar Saiz considera que "no se est¨¢ haciendo nada"
La asistencia psiqui¨¢trica se limita a uno o dos encuentros al mes
"La muerte es todav¨ªa una opci¨®n para m¨ª", dice Laura
Andr¨¦s le cont¨® a un amigo su intento de suicidio: "Hablar me ayud¨®"
La OMS y las Naciones Unidas (ONU) instan desde 1996 a desarrollar pol¨ªticas de prevenci¨®n, una vez constatado que las muertes voluntarias en el mundo superan a las provocadas por homicidios y guerras y que en 2020 las v¨ªctimas podr¨ªan ascender a un mill¨®n y medio. Ya en 2005 la organizaci¨®n sanitaria estableci¨® que en los siguientes cinco a?os, en 2010, los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea ten¨ªan que incluirla en sus pol¨ªticas nacionales.
"Estamos en 2011 y no se ha hecho nada en plan pr¨¢ctico", acusa el presidente de la Asociaci¨®n de Investigaci¨®n, Prevenci¨®n e Intervenci¨®n del Suicidio (AIPIS), Javier Jim¨¦nez Pietropaolo. "No se est¨¢ llevando a cabo a nivel estatal ning¨²n programa de prevenci¨®n de suicidios", asevera. "El ¨²nico es el de Catalu?a", apunta. El psic¨®logo se?ala, adem¨¢s, que solo Madrid, Andaluc¨ªa, Murcia, Galicia y Baleares cuentan con planes de salud mental que engloban Programas de Prevenci¨®n.
Las cifras locales no se mueven. Pero s¨ª las mundiales, seg¨²n un reciente estudio de la revista cient¨ªfica The Lancet que vincula la recesi¨®n econ¨®mica de 2008 con el aumento de suicidios en la Uni¨®n Europea. La publicaci¨®n relaciona directamente el aumento del desempleo entre 2007 y 2009 (un 35% m¨¢s en toda la UE) con el incremento de las muertes voluntarias. Esa es la raz¨®n por la que, al igual que en Espa?a, el suicidio termina liderando las causas externas de muerte en toda la UE.
"Los pa¨ªses que se enfrentan a los reveses financieros m¨¢s graves, como Grecia e Irlanda, presentaron una mayor tasa de suicidios (un 17% y un 13%, respectivamente) que otros, y en Letonia aumentaron en m¨¢s del 17% entre 2007 y 2008", analiza The Lancet. Los autores del estudio creen que "las medidas de protecci¨®n social como las pol¨ªticas activas de mercado y las fuertes redes de apoyo social podr¨ªan mitigar el aumento previsto de los suicidios".
La doctora Pilar Saiz, miembro de la Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa, denuncia la situaci¨®n en Espa?a. "La cantidad de muertes por suicidio no ha aumentado pero tampoco ha bajado", lo que para ella indica que "no se est¨¢ haciendo nada". Los datos muestran, seg¨²n esta experta, una situaci¨®n estable al alza que considera preocupante y reprocha a las autoridades sanitarias que no asuman que "el suicidio es un verdadero problema en este pa¨ªs". La doctora considera que "ser¨ªa muy adecuado que se pusieran en marcha campa?as preventivas". La directora de la Asociaci¨®n de Ayuda a Enfermos Graves y Personas en Duelo (Alaia), Dulce Camacho, cree adem¨¢s que falta un seguimiento personalizado del paciente. "La atenci¨®n de la Seguridad Social se limita como mucho a una vez al mes y faltan centros para los pacientes en periodos en crisis", asegura Camacho, que tambi¨¦n es psic¨®loga y lidera una asociaci¨®n que atiende a unos 120 familiares y amigos de v¨ªctimas.
V¨ªctor P¨¦rez, director de la Unidad de Psiquiatr¨ªa del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau de Barcelona y coordinador de la Alianza Europea contra la Depresi¨®n (EAAD, por sus siglas en ingl¨¦s), sentencia que "hay que vigilar de una forma especial a las personas que han intentado suicidarse; hay que seguirlos".
P¨¦rez cree que reducir las tasas es muy complicado. "El suicidio es un final dram¨¢tico de una enfermedad. A nadie le gusta hablar del suicidio, ni a los familiares, y muchas veces el sistema sanitario no registra las defunciones bajo esa causa de muerte", analiza. Su diagn¨®stico de las pol¨ªticas preventivas estatales no es bueno. "Hoy no tenemos radares para el suicidio", resume. En los centros sanitarios que dirige P¨¦rez en Catalu?a se han reducido las tentativas hasta un 30% gracias a un plan desarrollado por la EAAD, en el que participan 18 pa¨ªses. La atenci¨®n es personalizada. En ella, los profesionales de la salud reciben una capacitaci¨®n espec¨ªfica y realizan un seguimiento exhaustivo del paciente. Camacho conoce la efectividad del plan y lamenta que no exista en Madrid. "Se podr¨ªa aplicar aqu¨ª, pero no hay recursos", se lamenta.
Con una asistencia m¨¦dica reducida a uno o dos encuentros mensuales, los pacientes buscan consuelo en los grupos de ayuda mutua. La Asociaci¨®n Bipolar de Madrid, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que depende de la Federaci¨®n Madrile?a de Asociaciones Pro Salud Mental, es uno de ellos. Cinco pacientes han aceptado compartir sus historias.
"La muerte es todav¨ªa una opci¨®n para m¨ª". Laura (el nombre con el que prefiere identificarse para no exponer su identidad real) tiene los ojos negros como el abismo y una tristeza cruel en su voz. Intent¨® suicidarse hace algunos a?os. Desde hace cuatro meses sabe que tiene trastorno bipolar. "Tu familia no lo entiende muy bien, no lo puedes decir en el trabajo y tienes que vivir el d¨ªa a d¨ªa como escondido. Con tantas pastillas como las que tengo ahora, guardo la muerte en el caj¨®n", sentencia echada hacia atr¨¢s, en uno de los pupitres de la asociaci¨®n. "Es que est¨¢ clar¨ªsimo, est¨¢n ah¨ª", masculla con la mirada perdida hacia el suelo.
Juli¨¢n es un hombre robusto, de 60 a?os, que apenas cabe en el asiento. Tiene en la mano l¨¢pices de colores estridentes. Tiene la voz grave, habla fuerte y escribe con un tama?o de letra exagerado. Deja atr¨¢s unos seis o siete libros, cuya lectura es simult¨¢nea e incompleta y comienza a contar su experiencia, con aparente alegr¨ªa. "En 1991 hubo una conferencia internacional muy importante en mi trabajo y yo ten¨ªa que saber ingl¨¦s pero no sab¨ªa. Ten¨ªa miedo de que me despidieran, no me sent¨ª a la altura de las circunstancias", relata. "Cuando mi mujer lleg¨® a casa y me vio durmiendo a las cinco de la tarde, me pregunt¨® qu¨¦ hac¨ªa y yo le conteste: espero la muerte". Se r¨ªe al recordar la surreal conversaci¨®n. Al concluir, saca de entre la pila de libros un doble retrato y lo abre a la vista de todos. Son sus dos hijos en la foto de su graduaci¨®n. "Por esto me arrepiento totalmente de lo que hice. En el trayecto de mi casa al hospital rez¨¦ mil veces el avemar¨ªa y todas las plegarias que me sab¨ªa. Cuando me pusieron la sonda y vi c¨®mo sal¨ªan todas las pastillas del est¨®mago pens¨¦: 'Estoy salvado'. Ten¨ªa en la mente a mis hijos, lo que dejar¨ªa, su educaci¨®n, su juventud, que me har¨ªan abuelo y me lo perder¨ªa". Cuando cuenta esto, ha dejado de sonre¨ªr.
Andr¨¦s tiene 43 a?os y, seg¨²n ¨¦l, ha probado muchos tratamientos para la bipolaridad que no funcionaron. "Tuve muchos a?os pensamientos muy dolorosos", cuenta. "Hace mucho intent¨¦ suicidarme porque segu¨ªa con pensamientos dolorosos. Despu¨¦s de un a?o se lo cont¨¦ a un amigo y se me fueron esos sentimientos malos. En mi caso, hablar me ayud¨®", resume.
Himelda es pura dinamita. Al menos esa tarde y a esa hora; las cinco y media. "Yo tambi¨¦n tuve sentimientos dolorosos, pero no decides de un d¨ªa para otro que vas a intentar suicidarte. Es una idea que vas madurando", cuenta a toda velocidad y parpadeando cinco veces por segundo. Lamenta que le hayan diagnosticado la bipolaridad hace poco. "Me lo descubrieron despu¨¦s de muchos a?os sin saber qu¨¦ me pasaba, mientras me cambiaban la medicaci¨®n a cada rato".
Todos reciben cobertura social del Estado pero quisieran que las visitas al psiquiatra fueran m¨¢s frecuentes y que se complementen con terapia psicol¨®gica. La informaci¨®n para familiares, pero, sobre todo, para la sociedad en general, tambi¨¦n la apuntan como una cuenta pendiente porque creen que les ayudar¨ªa a sentirse m¨¢s comprendidos.
Carmen Del Hoyo tiene 68 a?os y dos hijos con esquizofrenia. Uno de ellos se suicid¨® hace ocho a?os, a los 32. El otro est¨¢ internado tras varios intentos. Habla con ternura y se mueve con paciencia. "Hace falta un seguimiento d¨ªa a d¨ªa, que cuando alguien padece una enfermedad mental sea tratado con dignidad y no como un apestado", explica lentamente.
La atenci¨®n psicol¨®gica se reduce, seg¨²n los propios pacientes, a una visita una o dos veces al mes. "Al enfermo mental se le ha de estar encima, al lado y debajo. Si es necesario que un psiquiatra vea a una persona cada semana, que lo haga", exige Del Hoyo con ce?o fruncido y en tono casi de s¨²plica.
Del Hoyo insiste en que para evitar suicidios, se necesita mucho amor: "Algunos me han dicho que mi hijo les da miedo, que les impresiona la mirada... ?Qu¨¦ tiene la mirada? No se dan cuenta de que reciben la mirada que dan. Hay que tratarlos con ternura. La escucha es important¨ªsima en la enfermedad mental. La caricia fomenta caricias y la violencia fomenta violencia. Los perros muerden a las personas que tienen miedo".
Los profesionales consultados coinciden en que la muerte voluntaria es casi siempre consecuencia de una enfermedad mental que pudo permanecer inadvertida. Juli¨¢n, quien lo ha padecido en carne propia, lo ilustra claramente: "Uno lleva el cuerpo algo que es como p¨®lvora y de repente el estr¨¦s hace ?Pam! Y se dispara la enfermedad".
Los profesionales y los familiares exigen mayor prevenci¨®n. "Aproximadamente el 50% de los que concretan un suicidio lo hab¨ªan intentado antes, y de cada 10 personas que terminan con su vida, tres o cuatro no son conocidas en el sistema sanitario", apunta Saiz.
La demanda com¨²n es el seguimiento intensivo del paciente con una atenci¨®n multidisciplinar para que las cifras de suicidio se muevan hacia abajo.
Los pa¨ªses de la UE con ¨ªndices m¨¢s altos de suicidios son, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, Lituania, con una tasa de 34,1 por 100.000 habitantes, Hungr¨ªa, con 24,6 y Letonia, con 22,9, seg¨²n datos de 2009. En cuanto a los pa¨ªses lim¨ªtrofes, Portugal registra un promedio de 9,6, mientras que en Francia la tasa est¨¢ en 16,3.
Cuando se observa el mapa del mundo elaborado por la OMS, se ve que hay una franja roja que va del este de Europa hasta Jap¨®n (zonas con proporci¨®n de suicidios de m¨¢s de 13 por 100.000 habitantes, y otra morada (una tasa inferior a 6,5) que va pr¨¢cticamente de M¨¦xico a Brasil. En Europa hay de todo. Proporciones muy altas como las ya comentadas, medias -Espa?a incluida- o muy bajas (Italia y Reino Unido est¨¢n en la zona morada).
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