Bufonada francesa

Concluy¨® el partido y, en la rueda de saludos entre los jugadores de uno y otro equipo, Calder¨®n, con buen talante, con una sonrisa, le pregunt¨® a Parker por qu¨¦ no hab¨ªa jugado. La figura de la selecci¨®n francesa con un gesto, riendo, toc¨¢ndose la pierna izquierda, le vino a decir: "?Mira esto! Estoy lesionado". Fue el colof¨®n de la pantomima francesa, un esc¨¢ndalo por su pachorra, un insulto al espectador, una falta de respeto a la competici¨®n, incluso a su rival, Espa?a, que fue a lo suyo. No necesit¨® forzar en absoluto para arrollar a los figurantes que se encontr¨® delante.

No jugaron ni Parker, ni Joakim Noah, los dos pilares de una selecci¨®n francesa que hab¨ªa completado un recorrido triunfal en los siete partidos anteriores. Tanto y tan bien se hab¨ªa desenvuelto que comparec¨ªa en la ¨²ltima jornada de la segunda fase con el billete para los cuartos de final en el bolsillo, al igual que Espa?a. Se jugaban el primer y el segundo puesto de su grupo. Se sab¨ªa de antemano que la perdedora iba a quitarse de en medio al coco de la competici¨®n, a Lituania, el anfitri¨®n, un hueso, mayormente con el previsible ambiente que caldear¨¢ el flamante pabell¨®n de Kaunas, con capacidad para 17.000 personas, en unas hipot¨¦ticas semifinales.

Fue sangrante la nula aplicaci¨®n mostrada por el equipo franc¨¦s

Parker se divirti¨® con las 'cheerleaders' durante los tiempos muertos

Sin r¨¦plica enfrente, Scariolo concluy¨® con todos los suplentes en la cancha

Con ese trasfondo, a Francia no se le ocurri¨® nada mejor que prescindir de sus dos mejores hombres, que se a?adieron a la baja de Gelabale, m¨¢s cre¨ªble porque era anterior. No qued¨® ah¨ª la cosa. El equipo franc¨¦s adoleci¨® de una m¨ªnima tensi¨®n competitiva. Tal fue su descaro que el esc¨¢ndalo fue evidente. Espa?a pas¨® de la bufonada francesa. No quiso entrar en un juego de hip¨®tesis. Sab¨ªa que, ganando, se cruzar¨¢ con Finlandia o Eslovenia en los cuartos de final y, probablemente, con Lituania en las semifinales.

El equipo de Sergio Scariolo compareci¨® como en cualquier otro partido. No necesit¨® ni de una excesiva tensi¨®n ni cargar de minutos a sus mejores piezas para propinarle un tremendo correctivo a su rival. A Navarro le bastaron 14 minutos para sumar cuatro triples en cuatro intentos, a Pau Gasol, 18 minutos para anotar 11 puntos y dar el tir¨®n ante una Francia que, despu¨¦s de un primer tiempo malo pero al menos decoroso, dimiti¨® en el inicio de la segunda parte. Fue sangrante la nula aplicaci¨®n del equipo que dirige Vincent Collet, especialmente en aquella fase del partido. Rudy, en¨¦rgico como siempre, desarbol¨® a la floj¨ªsima defensa francesa. El ins¨®lito laisser faire se tradujo en un aplastante parcial: 4-27.

Parker, en el banquillo, se divert¨ªa observando a las cheerleaders. Qu¨¦ deb¨ªa pensar De Colo, el base escolta franc¨¦s que, hace dos a?os en el Europeo de Polonia, fue tratado de tonto al anotar en el ¨²ltimo instante una canasta ante Grecia, en otro partido que Francia no quer¨ªa ganar para evitar a Espa?a en el cruce de cuartos.

La diferencia de la farsa en el pabell¨®n de Vilna fue aumentando hasta los 33 puntos (56-89). Espa?a no pis¨® el acelerador. Se dedic¨® a lo suyo, a ganar sin un excesivo dispendio de fuerzas. Sergio Scariolo concluy¨® con todos los suplentes en la cancha y, a diferencia de d¨ªas anteriores, Espa?a, sin r¨¦plica alguna, mantuvo las constantes de su juego. Sada dispuso de minutos, Claver logr¨® por fin lucirse, Felipe Reyes estuvo en la onda, igual que Ibaka, mientras que Navarro, Rudy y los hermanos Gasol, que ya hab¨ªan cumplido de sobra dado lo que hab¨ªa delante, descansaban y aplaud¨ªan desde el banquillo.

Resulta in¨²til ponderar los puntos -Espa?a estuvo a punto de llegar a los cien por primera vez-, los rebotes, las recuperaciones de bal¨®n, las asistencias. La destensada defensa francesa era un coladero sin remisi¨®n, sin que nadie llamara al orden, sin un grito, sin una muestra de rabia. Sus jugadores, incluidos varios de la NBA como Batum, Diaw o Seraphin, deambulaban por la cancha, sin la m¨¢s m¨ªnima sensaci¨®n de preocupaci¨®n y menos todav¨ªa de verg¨¹enza, inmunes a las consecuencias de su pantomima. Sabedora, eso s¨ª, de que ahora se enfrentar¨¢ a Grecia en los cuartos de final que no tendr¨¢ delante a Lituania en unas hipot¨¦ticas semifinales, y que, en cualquier caso, a Espa?a ya no volver¨ªa a verla hasta la final. Un monumento a la especulaci¨®n, contra el m¨¢s elemental esp¨ªritu deportivo.