El abrazo del oso
Dice la voz popular que en la turbia luz del crep¨²sculo todos los gatos son pardos. Tambi¨¦n en el lento crep¨²sculo de las dictaduras, que a veces dura d¨¦cadas y siempre dura demasiado, los ¨²ltimos bur¨®cratas que se aferran al poder tratan de legitimarse secuestrando para su causa a quienes la padecieron y se resistieron a ella. O sea, haciendo ver que ya son tambi¨¦n pardos, como el resto de los gatos dom¨¦sticos sobre los que siempre ejercieron su control. De modo que intentan echar el lazo a escritores y artistas relevantes de la disidencia: si a¨²n viven exiliados, les ofrecen un regreso honroso a la patria, pero honroso sobre todo para quienes les acogen despu¨¦s de haberles exiliado; si han muerto en su rebeld¨ªa, fingen un reconocimiento tard¨ªo a sus m¨¦ritos ensalzando sus logros creativos para mejor difuminar su oposici¨®n al r¨¦gimen, que queda soslayado como algo circunstancial y menor.
Los ¨²ltimos bur¨®cratas de una dictadura intentan echar el lazo a artistas y escritores de la disidencia
Tal es la operaci¨®n que pretenden hoy llevar a cabo los gestores del castrismo casi p¨®stumo con la figura intelectual del autor que de modo m¨¢s duradero, insobornable y consciente encarn¨® la denuncia de la dictadura caribe?a: Guillermo Cabrera Infante. Una instancia oficial, la Uni¨®n Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, edita un estudio sobre su obra que abarca los primeros a?os del escritor hasta su alejamiento definitivo del r¨¦gimen y su abandono del pa¨ªs sojuzgado. En ¨¦l se da a la palabra a intelectuales que viven en la isla o fuera de ella para que cuenten recuerdos e impresiones sobre GCI. Como no he le¨ªdo todo el libro no me atrevo a opinar, aunque en los fragmentos que conozco hay cosas digamos...pintorescas.
Pero lo m¨¢s chocante no son las presencias, sino una gran ausencia de esas p¨¢ginas. Falta la voz esencial de la compa?era constante y m¨¢s intima colaboradora del escritor, Miriam G¨®mez. Cuantos conocimos a Guillermo no podemos recordarlo ni imaginarlo siquiera sin Miriam. Fue la primera lectora de todas y cada una de sus p¨¢ginas, la destinataria de muchas y la mecan¨®grafa que puso en limpio la mayor¨ªa. Ahora es ella quien se encarga con amoroso cuidado de preparar para la edici¨®n sus obras p¨®stumas, as¨ª como de gestionar el resto de sus escritos, tras haber rechazado ofertas sospechosamente generosas del oficialismo cubano, probablemente m¨¢s deseoso de enterrar esos libros que le comprometen que de sacarlos a la luz. La ausencia de Miriam de esa tesis es m¨¢s significativa, m¨¢s devastadoramente significativa sobre ella que todos los testimonios recogidos all¨ª.
Se quiere presentar la pieza acad¨¦mica como la reconciliaci¨®n de Cuba con GCI. Pero eso es un gran fraude, porque Guillermo jam¨¢s estuvo enfrentado ni enemistado con Cuba ni con los cubanos. Todo lo contrario, nunca la isla ni sobre todo La Habana fueron literariamente celebradas con mayor amor, con m¨¢s desgarradora nostalgia y con mejor conocimiento. Y nadie vivi¨® como ¨¦l tan pendiente de la libertad secuestrada y los padecimientos de los cubanos en la isla o en el exilio. No hay que reconciliar a GCI con Cuba, con su Cuba: pero es el caso que con quien quieren "reconciliarle" a t¨ªtulo p¨®stumo es con el castrismo, porque son los castristas quienes consideran a sus enemigos "anticubanos" lo mismo que los franquistas llamaban a los opositores del r¨¦gimen "la anti-Espa?a". Y esa reconciliaci¨®n mientras la dictadura sigue machacando a los cubanos jam¨¢s la hubiera consentido Guillermo.
Este es el abrazo del oso, el abrazo doloso que el castrismo agonizante quiere dar a su incansable opositor para aprovecharse de su nombre. En cambio, quienes deseen recordar de otro modo al verdadero GCI pueden leer el n¨²mero de homenaje que la revista ARS Magazine le dedica, gracias a los desvelos de Zo¨¦ Vald¨¦s (el ejemplar se consigue en http://arsatelier.magcloud.com ). No s¨®lo excelente por las colaboraciones, sino por las fotograf¨ªas realmente ¨²nicas que las acompa?an: Guillermo puro, sin indeseables aditivos ni colorantes.
Babelia
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