El romanticismo port¨¢til

Resulta un tanto espinoso aceptar el lugar com¨²n que considera al estudio Ghibli como el equivalente japon¨¦s de la Disney, pero, en ocasiones, entre ambas firmas hay afinidades que van m¨¢s all¨¢ de su condici¨®n de modelo can¨®nico en las respectivas tradiciones del anime y la animaci¨®n occidental. En los dos cat¨¢logos aflora, de manera intermitente, una gratificante tendencia angl¨®fila que, con Arrietty y el mundo de los diminutos, culmina en feliz encrucijada: Ghibli y Disney comparten, finalmente, a una misma autora, la brit¨¢nica Mary Norton, que abri¨® su carrera literaria sobre el tel¨®n de fondo de la Segunda Guerra Mundial y cuyos primeras obras sirvieron de inspiraci¨®n a La bruja novata (1971) de Robert Stevenson, considerada un cl¨¢sico menor quiz¨¢ por su condici¨®n de pel¨ªcula h¨ªbrida, entre la animaci¨®n y la imagen real.

Lo mejor est¨¢ en los detalles: la mirada sobrecogida sobre una colosal cocina

Arrietty y el mundo de los diminutos adapta el primer libro de la serie Los incursores (1952- 1982), que se complet¨® con otros cuatro t¨ªtulos y que ha contado, hasta el momento, con dos adaptaciones televisivas y una cinematogr¨¢fica: The Borrowers (1997) de Peter Hewitt, heterodoxa pel¨ªcula infantil que se tomaba m¨¢s libertades con el material de partida que la presente lectura animada que propone Hiromasa Yonebayashi. Veterano animador de la escuder¨ªa Ghibli, Yonebayashi debuta en la direcci¨®n con un trabajo que no alcanza la excelencia de los incontestables maestros Hayao Miyazaki e Isao Takahata, pero que recoge ecos de algunos de los t¨ªtulos mayores del estudio, como Mi vecino Totoro (1988) y Ponyo en el acantilado (2008). Arrietty y el mundo de los diminutos comparte con ambos precedentes una aproximaci¨®n a lo fant¨¢stico como segunda piel -y no ruptura- de la realidad. La pel¨ªcula tambi¨¦n podr¨ªa ser la respuesta adolescente a ese curso de amor fou contado a los ni?os que fue la extraordinaria Ponyo...: lo que se acaba apoderando del relato es la historia rom¨¢ntica que une a un adolescente enfermo del coraz¨®n y una chica diminuta obligada a lidiar entre su imperativo supervivencia y su irrefrenable curiosidad.

Sorprende encontrar en una pel¨ªcula de animaci¨®n infantil escenas como la del di¨¢logo, recorrido por el fatalismo, en el que el protagonista habla de la condici¨®n de especie en extinci¨®n de Arrietty y los suyos, pero lo mejor est¨¢ en los detalles: en la mirada sobrecogida sobre una colosal cocina o en esos instantes en que la c¨¢mara parece capturar el vuelo de un insecto al azar.