El d¨ªa del orgullo pend¨®n
Cuando el pasado enero el oficial de polic¨ªa Michael Sanguinetti recomend¨® p¨²blicamente a las mujeres canadienses "dejar de vestir como guarras" para no ser v¨ªctimas de abusos sexuales, no pens¨® el alcance de sus palabras. Y m¨¢s en la era de Internet.
Aunque a¨²n se debate la responsabilidad real de las redes sociales en revoluciones como la de T¨²nez, para Heather Jarvis y Sonya Barnett, asombradas de escuchar un consejo as¨ª en una conferencia universitaria del Toronto del siglo XXI, fue suficiente para crear una p¨¢gina web y abrir perfiles en Facebook y Twitter para iniciar un nuevo fen¨®meno global: la SlutWalk (o marcha de las guarras). La iron¨ªa fue la ¨²nica respuesta posible, por lo que estas dos nuevas activistas del trending topic decidieron reapropiarse del t¨¦rmino que hasta ahora ha servido como estigma. Desde entonces, hombres, mujeres y transexuales de m¨¢s de cien ciudades del mundo han salido a las calles luciendo, por solidaridad o por vocaci¨®n, los tacones m¨¢s altos y las faldas m¨¢s cortas posibles para reclamar derechos femeninos y tambi¨¦n celebrar toda libertad individual.
Jarvis, una de sus fundadoras, destaca que la iniciativa se basa en conceptos incluyentes: "SlutWalk lucha contra falsos mitos sobre la violencia sexual, y aunque son m¨¢s comunes contra las mujeres, no queremos centrarnos en un g¨¦nero concreto". Todo el mundo est¨¢ invitado a esta fiesta. A golpe de follower, pasaron de Am¨¦rica a Australia y al norte de Europa, y ya han llegado a lugares como Nueva Delhi y Johanesburgo con lemas tan evidentes y necesarios como "No significa no" o "Aunque no lo creas, mi minifalda no tiene que ver contigo". Con ellos exigen respeto por las v¨ªctimas de agresiones sexuales y recuerdan que "esos episodios est¨¢n de un modo u otro mucho m¨¢s presentes en nuestro d¨ªa a d¨ªa de lo que solemos recordar", seg¨²n apunta una de las impulsoras del SlutWalk alem¨¢n, Anne Wizorek.
Berl¨ªn, cuyo c¨¦lebre hedonismo no se abandona necesariamente a la simple frivolidad, ha sabido entender la seriedad de una propuesta conjugada con humor y se ha convertido en una de las capitales europeas de la SlutWalk, gracias al ¨¦xito de asistentes a su marcha del pasado 13 de agosto, cuando cerca de 3.500 personas desfilaron en el centro de la ciudad. "Una de las cosas que hemos logrado sin tan siquiera propon¨¦rnoslo es que el modo de vestir no legitime o descalifique a nadie a la hora de hablar de pol¨ªtica", destaca Wizorek, quien prefiri¨® acudir a la convocatoria con atuendo de oficina y reivindicar as¨ª la futilidad de una prenda de ropa.
Lo expresivo del t¨¦rmino ha generado cr¨ªticas entre algunas feministas, que ven en la idea una forma de restar importancia al problema. "Si lo hubi¨¦semos llamado 'Marcha en contra de la violencia sexual y en favor del bla, bla...', probablemente hubi¨¦semos asustado a la gente. Hemos conectado con miles de personas y adem¨¢s cambiado ciertas connotaciones negativas e injustas que suele arrastrar el feminismo", defiende Wizorek.
Heather Jarvis concilia: "Algunas de las cr¨ªticas que recibimos son necesarias y constructivas. No invitamos a la promiscuidad, sino a que cada uno sea consciente de sus libertades y lo suficientemente valiente como para luchar por ellas. Se trata de pedir respeto a las diferencias y cambiar una cultura que glamouriza la violaci¨®n y traslada la culpa a la v¨ªctima". Mientras se preparan pr¨®ximas marchas en Nueva York y Ciudad del Cabo el 1 de octubre y en Hong Kong el 4 de diciembre, ya se piensa en unificar una fecha a nivel mundial para el d¨ªa del orgullo guarra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.