Un modelo con poca salud
La inopinada demora en el cobro que han sufrido algunas farmacias parece haber auspiciado una preocupaci¨®n por su futuro. La razonable indignaci¨®n de estos empresarios al ver vulnerado su derecho a cobrar puntualmente ser¨ªa m¨¢s admisible si hasta la fecha no hubiesen sido discriminados positivamente al ser pagados a los 20 d¨ªas de facturar mientras el resto de proveedores sanitarios, grandes y peque?os, esperaban m¨¢s de un a?o.
Y es que el verdadero problema de nuestras boticas no reside en esta coyuntural morosidad, sino en una oferta excesiva y progresivamente alejada de sus especificidades sanitarias. Dos errores propiciados por las Administraciones, con la aquiescencia del sector. Durante los a?os de crecimiento de la facturaci¨®n, las comunidades aut¨®nomas favorecieron una pol¨ªtica expansiva del abultado n¨²mero de farmacias. Seg¨²n su organizaci¨®n colegial, solo en Espa?a pueden encontrarse oficinas en n¨²cleos de poblaci¨®n de menos de 300 habitantes. Consecuentemente, cuando las reducciones de precios amenazan con menguar la recaudaci¨®n surge la preocupaci¨®n por su viabilidad. Una de las medidas adoptadas este verano "para la mejora de la cohesi¨®n del sistema nacional de salud" ha sido modificar los m¨¢rgenes para ciertas farmacias rurales que "juegan un papel de primera magnitud en la salud de la poblaci¨®n". Curioso papel consistente en dispensar productos para los que se requiere la prescripci¨®n de un m¨¦dico que no existe en tales localidades.
Pero los problemas reales del dise?o de nuestra distribuci¨®n farmac¨¦utica estriban en el malbaratamiento de capacidades profesionales, mientras se focaliza la atenci¨®n en la retribuci¨®n de las oficinas en lugar de contemplar los contenidos del servicio prestado. Atajarlos exige dise?ar sistemas de regulaci¨®n, actuaci¨®n y retribuci¨®n capaces de alinear los intereses de los farmac¨¦uticos, el sistema sanitario y los de los usuarios a los que sirven. Todo ello orientado a maximizar la contribuci¨®n a la salud que puede aportar el importante n¨²mero de profesionales que hoy disipan sus habilidades en actividades de menor valor.
Las soluciones, ya apuntadas en diferentes documentos, pasan por una concertaci¨®n selectiva con el sistema nacional de salud ligada a algunos compromisos de servicio profesional bien definidos y por la reconsideraci¨®n del sistema de pago vigente, ya que hasta el Consejo de Europa afirma que "el margen de beneficios o el volumen de ventas no son adecuados para retribuir servicios profesionales, ni tampoco ¨²tiles para el control de costes". Y claro que habr¨¢ que respetar su derecho a cobrar puntualmente. Un derecho que no es mejor que el de los dem¨¢s proveedores.
Ricard Meneu es miembro de la Fundaci¨®n Instituto de Investigaci¨®n en Servicios de Salud.
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