Revoluci¨®n en la retaguardia
Las modificaciones en el reglamento, los cambios en la preparaci¨®n del futbolista y los avances tecnol¨®gicos son algunas razones por las cuales el f¨²tbol ha ido variando a trav¨¦s de los a?os.
La aparici¨®n del fuera de juego en un formato similar al que conocemos hoy en d¨ªa se introdujo en 1925 y provoc¨® un cambio radical en la forma de interpretar este deporte. Entre las modificaciones reglamentarias de las ¨²ltimas d¨¦cadas, posiblemente la que mayores alteraciones trajo fue el cambio en la puntuaci¨®n. Otorgar tres puntos a la victoria y solo uno al empate oblig¨® a que se asumieran mayores riesgos defensivos. Otra fue la de no permitir a los arqueros recibir con las manos un pase con los pies de sus propios compa?eros. Decisi¨®n que agiliz¨® tremendamente el desarrollo de los partidos y modific¨® los sentidos de circulaci¨®n, que incluyen ahora como elemento fundamental al portero.
Hoy, un arquero que utiliza un solo pie tiene carencias. Hace a?os le bastaban las manos
Los cambios en la preparaci¨®n tambi¨¦n fueron determinantes. Se pas¨® de un desarrollo de las capacidades f¨ªsicas b¨¢sicas del atleta a uno de programas espec¨ªficos para la preparaci¨®n integral: f¨ªsica, t¨¦cnica, t¨¢ctica y mental. Cuanto m¨¢s aument¨® la din¨¢mica, m¨¢s se redujeron los espacios. Ante la necesidad de tener que hacer todo m¨¢s r¨¢pido y en espacios m¨¢s reducidos, el futbolista modific¨® necesariamente la t¨¦cnica de ejecuci¨®n.
La posibilidad de estudio del rival con la aparici¨®n de la televisi¨®n y el v¨ªdeo renov¨® conceptos t¨¢cticos. El bal¨®n, cada vez m¨¢s liviano y r¨¢pido, obliga a una adaptaci¨®n constante.
Dichas adaptaciones en las estrategias y los sistemas t¨¢cticos son el resultado de la necesidad de adecuarse continuamente a las nuevas situaciones. Estos cambios modificaron, a su vez, las funciones espec¨ªficas.
Hoy en d¨ªa que se redujo dr¨¢sticamente la cantidad de tiempo que un jugador tiene la pelota en su poder, es dif¨ªcil encontrar equipos que hagan gravitar su juego alrededor de un ¨²nico organizador. Los defensores laterales han acentuado su doble funci¨®n. Los extremos ya no permanecen est¨¢ticos, dedicados a recibir y encarar, sino que rotan y acumulan obligaciones defensivas. El centrodelantero cl¨¢sico mira asustado la concurrencia, ante la invasi¨®n de alas, penetradores y audaces incursionistas en lo que hasta hace poco era su coto privado.
Pero posiblemente las funciones que m¨¢s han debido evolucionar fueron la de los defensas centrales y la del portero. En la retaguardia hubo una verdadera revoluci¨®n.
Los centrales tienen mucho m¨¢s radio de acci¨®n. En la necesidad de disminuir los espacios ¨²tiles al adversario ya no basta con un defensa fuerte y cabeceador. Debe acompa?ar su ataque alej¨¢ndose del propio arco y achicando los espacios enemigos con esmerada atenci¨®n, no solo a un posible anticipo sino tambi¨¦n a un futuro regreso. Ese mar de posibilidades que deja a sus espaldas.
Debe adem¨¢s saber defender regresando. Hay una gran diferencia entre defender posicionado en defensa (valga la redundancia) y hacerlo mientras se retorna hacia la mejor ubicaci¨®n defensiva.
Estas distancias y variantes en los repliegues implicaron nuevas coordinaciones. Los defensas centrales deben, con ojos en la nuca, coordinar con sus laterales y el portero la forma de evitar las penetraciones rivales ante los lanzamientos profundos. Tienen que anticipar, en esa coordinaci¨®n, las respuestas ofensivas del rival cuando todav¨ªa su equipo esta en posesi¨®n del bal¨®n. Esto requiere de un jugador m¨¢s veloz, m¨¢s atento, con un manejo preciso de tiempos y distancias que han cambiado. Estas nuevas obligaciones demandan, adem¨¢s, una mayor injerencia t¨¢ctica.
El adelantamiento de las defensas tambi¨¦n cambio la forma de interpretar la funci¨®n del portero, que se convirti¨® en un actor m¨¢s vers¨¢til. En fase defensiva oficia de ¨²ltimo marcador y coordina con sus centrales y laterales todas las pelotas profundas del rival, sean estas cruzadas o frontales.
Sin embargo, el cambio radical en la vida de los porteros se produjo cuando tuvieron la obligaci¨®n de utilizar los pies. Hoy, podemos afirmar que un arquero que utiliza un solo pie tiene ciertas carencias cuando hace apenas algunos a?os le bastaba actuar con las manos. En fase ofensiva, se ha convertido en apoyo y salida a la hora de iniciar una buena circulaci¨®n, con el deber agregado de hacerlo en una zona en la que cualquier error causa el gol rival.
En la manida comparaci¨®n del futbol actual con el de otras ¨¦pocas se busca definir cu¨¢l es mejor o peor. Solo podemos afirmar que en la continua y natural adaptaci¨®n a nuevas condiciones el futbol es, sencillamente, distinto.
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