La humillaci¨®n de Joan Ridao
Uno de los problemas end¨¦micos de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), quiz¨¢ el mayor, la debilidad de su direcci¨®n, acaba de mostrarse de nuevo con toda su crudeza el pasado fin de semana. El hombre fuerte del partido en la ¨²ltima d¨¦cada, Joan Puigcerc¨®s, ha cedido la presidencia a Oriol Junqueras, un militante de corta e irrelevante trayectoria pese a haber sido eurodiputado. El cambio ha sido forzado por las sucesivas escisiones padecidas por Esquerra bajo el mandato de Puigcerc¨®s y los desastres encadenados desde 2006 en todas las elecciones, ya fueran generales, auton¨®micas o municipales.
Lo m¨¢s significativo de esta operaci¨®n es, sin embargo, que Puigcerc¨®s ha forzado tambi¨¦n en su ca¨ªda el relevo de Joan Ridao en la secretar¨ªa general. Este puesto ser¨¢ ocupado por Marta Rovira, una figura de perfil a¨²n m¨¢s irrelevante que el de Junqueras. Los militantes les han elegido como t¨¢ndem, en una operaci¨®n a la que solo se opuso, in¨²tilmente, el propio Ridao. En la misma jornada Ridao ha perdido tambi¨¦n, adem¨¢s, su apuesta para repetir como cabeza de lista del partido en las legislativas del 20 de noviembre. Le sustituir¨¢ Alfred Bosch, un escritor y profesor de historia sin experiencia pol¨ªtica en las instituciones que ni siquiera est¨¢ afiliado a Esquerra. El resultado de esta elecci¨®n interna no deja duda alguna acerca de qui¨¦n controla la organizaci¨®n. Desde luego, no era Ridao en su condici¨®n de secretario general, sino quienes confeccionaron el t¨¢ndem ganador, entre los que destacan los afines al propio Puigcerc¨®s.
La elecci¨®n de Junqueras y la sustituci¨®n de Ridao por Bosch le hace la vida m¨¢s f¨¢cil a Converg¨¨ncia
La jornada electoral de Esquerra se convirti¨® as¨ª en un aut¨¦ntico acto de humillaci¨®n p¨²blica de Joan Ridao, que ha pagado el atrevimiento de ejercer la secretar¨ªa general sin contar con el apoyo de los c¨ªrculos de poder interno controlados por Puigcerc¨®s. Antes que ¨¦l, hab¨ªa sido ya derrotado tambi¨¦n por id¨¦nticos motivos el exsenador Carles Bonet, que ni siquiera logr¨® reunir las firmas necesarias para avalar su candidatura.
Con la derrota de Ridao, la marginaci¨®n de Bonet y el portazo dado hace unos meses por Josep Llu¨ªs Carod, Esquerra queda inerme, m¨¢s que nunca, frente a la fuerte y constante presi¨®n que sobre este partido ejercen los grupos y partidos independentistas que orbitan en torno a ella. Es un colorido universo en el que el radicalismo verbal no impide una equidistancia entre derecha e izquierda o la coexistencia de discursos izquierdistas y conservadores. Esquerra y Converg¨¨ncia rivalizan para influir en este universo de entidades, grupos y peque?os partidos. Muchos de ellos, a su vez, tienen por principal objetivo influir sobre Esquerra y Converg¨¨ncia.
La sustituci¨®n de Ridao por Bosch como candidato republicano en las elecciones legislativas puede parecer un fichaje de Esquerra en esta cantera. Bosch fue el portavoz de la plataforma que promovi¨® la campa?a de agitaci¨®n que culmin¨® en abril de 2010 en la ciudad de Barcelona con un simulacro de refer¨¦ndum sobre la independencia. Aquella campa?a contaba con el apoyo abierto de ERC y CiU, de los dos partidos surgidos de sendas escisiones de Esquerra cuando formaba parte del Gobierno catal¨¢n, Reagrupament y Solidaritat, y de las entidades que agrupan al universo social independentista.
Sus promotores, encabezados por el propio Bosch, la consideraron un gran ¨¦xito, por el grado de participaci¨®n alcanzada. M¨¢s all¨¢ de la mera propaganda, sin embargo, su principal objetivo era condicionar la agenda pol¨ªtica de los partidos nacionalistas. La de Esquerra en primer lugar, en su condici¨®n de partido independentista. En segundo lugar, la de Converg¨¨ncia. Ni que decir tiene que para el partido de Jordi Pujol este tipo de influencia es perfectamente digerible y compatible con cualquier pol¨ªtica, incluida su alianza informal con el PP. El caso de Esquerra, en cambio, es otro. Tras su agitada experiencia en los Gobiernos de izquierdas entre 2003 y 2010, ERC tiene la imperiosa necesidad de decidir si quiere adquirir una cultura de gobierno o apuesta por la v¨ªa prof¨¦tica y testimonial. La sustituci¨®n de Ridao por Bosch apunta en la segunda direcci¨®n. Y ni que decir tiene que esto le hace la vida m¨¢s f¨¢cil a Converg¨¨ncia.
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