Hombres c¨®ctel, carne de club
El madrile?o Juanjo Oliva gana el premio L'Or¨¦al en Cibeles en una jornada marcada por el descaro de Carlos D¨ªez y Mar¨ªa Escot¨¦
Despu¨¦s de un arranque inyectado de memoria a Jes¨²s del Pozo y de un fin de semana en el que brillaron los dise?adores dotados con instinto de supervivencia, la pasarela Cibeles encar¨® la recta final de su edici¨®n para la primavera-verano de 2012 con una de esas jornadas que provocan serio aturdimiento. La pasmosa naturalidad con la que conviven en el pabell¨®n 14 de Ifema lo mono (TCN, Sita Mur), con lo feo (?qui¨¦n en su sano juicio se pone hoy un ba?ador-bodeg¨®n de flores?), con lo directamente horrible (un desfile dedicado, en el a?o dual Rusia-Espa?a, a dise?adores de all¨ª), casi no dejan lugar a un respiro est¨¦tico. Al menos, estall¨® la alegr¨ªa (y energ¨ªa) de Mar¨ªa Escot¨¦ y Carlos D¨ªez. Y con ellos, los ecos de la lecci¨®n que imparti¨® el domingo Juanjo Oliva, quien con un desfile digno de las gloriosas divas del viejo Hollywood se llev¨® su recompensa con el anuncio del premio L'Or¨¦al para el dise?ador madrile?o.
Pero si Oliva es un hombre de c¨®ctel, Mar¨ªa Escot¨¦ y Carlos D¨ªez son carne de club. Precisamente fue el beso de una amiga en una noche de calle el gesto que ha inspirado Drunken Kiss, la colecci¨®n que D¨ªez present¨® ayer. "Mi amiga me estamp¨® el beso en una cazadora clara que me hab¨ªa comprado en Buenos Aires. Llevaba los labios pintados de rojo, muy rojo, y no hubo manera de sacar la marca de la chaqueta. La verdad, la hubiese matado. Pero luego pens¨¦ que me hac¨ªa gracia, que no era para tanto. A veces nos ponemos trascendentes para explicar una colecci¨®n, pero a m¨ª me vali¨® aquel beso de aquella noche". Miles de bocas que funcionan como un estampado que pide a gritos un poco de humor y descaro.
Escot¨¦ apel¨® a sus ra¨ªces andaluzas para justificar tanto volante y tanta peineta reconvertida en cualquier otra cosa. Esas peinetas para el mo?o de toda la vida se enredaban en los cuerpos en forma de collares, mangas o incluso el cors¨¦ de un traje de novia. Hasta en un sombrero cordob¨¦s. "Una folcl¨®rica g¨®tica", brome¨® la dise?adora intentado escaparse del olor a mantilla. "Bueno, yo soy de Barcelona, y es la t¨ªpica prenda que jam¨¢s se pondr¨ªa una mujer de Barcelona. Pero mi madre es de Jerez, as¨ª que debe ser por eso". Escot¨¦ sac¨® de un armario que titul¨® El Ansia pantalones vaqueros que eran medias de rejillas por delante, chaquetas con largos flecos de pelo por detr¨¢s, camiseros largos y transparentes rematados con pu?os y cuello de n¨¢car y vestidos con aire de salto de cama setentero. El t¨ªtulo de la colecci¨®n es el de la pel¨ªcula de terror de Tony Scott, pero una pel¨ªcula de vampiros de Jes¨²s Franco tambi¨¦n podr¨ªa valer. Ella se define como una rom¨¢ntica "incurable y un poco surrealista". En medio de la incertidumbre de un negocio caprichoso, tanto D¨ªez como Escot¨¦ sobreviven con la alegr¨ªa que les da una buena clientela fija y mantenerse en su apacible rinc¨®n. "Yo tengo un taller peque?o, dentro de una estructura familiar. Eso y mis buenos clientes me permiten estar tranquila en estos momentos de crisis", explica Escot¨¦, mientras D¨ªez se considera otro afortunado, "el ni?o mimado" de dos marcas (Converse y Jockey) que le permiten seguir peleando.
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