'La voz dormida:' cart¨®n piedra sentimental de Benito Zambrano
Encuentro leg¨ªtimo que se hagan muchas pel¨ªculas sobre tem¨¢ticas que convulsionaron el mundo, una ¨¦poca o un pa¨ªs, que marcaron el presente y el futuro de la gente. ?C¨®mo no entender que alguien tenga la necesidad de volver a contar historias sobre las guerras mundiales, o el infinito sufrimiento, acoso, ausencia de libertad, injusticia, torturas, asesinatos y humillaci¨®n que padecieron tantas personas bajo individuos que protagonizan la historia universal de la infamia en el siglo XX como Hitler, Mussolini, Stalin, Mao, Pol Pot, Pinochet, Videla y Franco? La inapelable condici¨®n para esas variaciones sobre el horror es que est¨¦n realizadas con arte, que resulten apasionantes y cre¨ªbles, que la vocaci¨®n de reconstruir pasados atroces est¨¦ acompa?ada de personalidad y talento. A partir de esa premisa, no me causar¨ªa fatiga ver todos los a?os una decena de pel¨ªculas sobre los antecedentes, el desarrollo y las consecuencias de la guerra civil espa?ola. El problema es que la memoria tiene que hacer esfuerzos proteicos para recordar unas cuantas sobre ese inagotable tema que hayan logrado su inter¨¦s, su conmoci¨®n, su admiraci¨®n o su amor. Lamentablemente, La voz dormida tampoco va a lograr, en mi caso, que la asocie a la identificaci¨®n emocional y el estremecimiento. Alguien me comenta con regocijo que es una pel¨ªcula muy oportuna por la solidaridad que van a encontrar en ella las v¨ªctimas de la memoria hist¨®rica y la bilis que va a provocar en los reciclados b¨¢rbaros que est¨¢n seguros de conquistar el poder absoluto en breve tiempo. Cada uno se consuela como quiere o como puede. Yo preferir¨ªa que fuera una pel¨ªcula excelente. Incluso buena a secas. No me lo parece. Tampoco lo era Las 13 rosas. La memoria hist¨®rica sigue sin encontrar su poeta en el cine espa?ol.
Es un universo de verdugos y v¨ªctimas retratado con aroma de teatro rancio
El director Benito Zambrano demostr¨® en Solas una enorme capacidad de comunicaci¨®n para hablar con sentimiento y credibilidad de la soledad y el desgarro de gente com¨²n en circunstancias tr¨¢gicas, del conocimiento, la comprensi¨®n y la ayuda que pueden establecer los heridos y los n¨¢ufragos. Se supone que conoce el lenguaje para transmitir con sensaci¨®n de verdad la situaci¨®n de gente machacada que est¨¢ esperando ese paseo sin retorno que sus carceleros les dan al amanecer. Los personajes de La voz dormida, un grupo de presas en la Espa?a sombr¨ªa y atroz de la posguerra inmediata, sobreviven entre el terror y la esperanza, se otorgan mutuamente calor, intentan mantener la ilusi¨®n de que no las van matar y de que sus seres amados del exterior van a tener la oportunidad de huir de sus perseguidores. Este universo infame, con verdugos despiadados y victimas plet¨®ricas de dignidad y coraje, est¨¢ retratado con aroma de teatro rancio, con personajes y sentimientos descritos a brochazos en vez de con pinceladas, cuidando grotescamente el maquillaje de la embarazada protagonista en medio de sus l¨®gicamente desgre?adas colegas de infortunio. Casi todo resulta previsible, enf¨¢tico y forzado en una trama que no te deja pensar por ti mismo, que intenta manipularte torpemente. No es un problema de manique¨ªsmo (imagino que en la realidad esas monjas, curas, carceleras, polic¨ªas y militares pod¨ªan ser incluso m¨¢s abyectos y crueles que los que aparecen aqu¨ª) sino de que el director logre hacerte creer e implicarte en lo que est¨¢ narrando. Pero la sensaci¨®n de encorsetamiento, de recitado, de frases y lugares comunes, solo se esfuma cuando entra en escena el personaje que interpreta admirablemente Mar¨ªa Le¨®n. En esos momentos esta pel¨ªcula de f¨®rmula logra respirar, adquiere cierta vida, te conmueve el presente y el futuro de esa mujer, te hace gracia en medio de los espantos que padece, existen los matices, la entiendes y la quieres.
Flowers, dirigida por el chino Wang Xiaoshuai, tambi¨¦n habla de un mundo habitado por el miedo y la intimidaci¨®n. En este caso la dictadura no la ejerce el fascismo sino el comunismo, los estertores de la Revoluci¨®n Cultural (el eufemismo de esa definici¨®n roza el dada¨ªsmo) del presidente Mao. Y esa geograf¨ªa de la delaci¨®n, la apolog¨ªa del l¨ªder, el miedo, la sumisi¨®n, la verdad ¨²nica, est¨¢ observada a trav¨¦s de los ojos de un ni?o. Su mirada no aporta una obra de arte, pero s¨ª una pel¨ªcula que narra de forma inteligente y comprensible el indeseable estado de las cosas.
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