Multilateral y legitimadora
La iniciativa del presidente Abbas solicitando el reconocimiento de Palestina en Naciones Unidas ha sido tachada por Benjamin Netanyahu de unilateral y deslegitimadora para el Estado de Israel. Como sucede con las consignas eficaces, fruto de un trabajo pol¨ªtico y diplom¨¢tico cuidadoso, ambos argumentos ya han hecho fortuna y hoy no faltan en ninguno de los debates sobre los acontecimientos que se producir¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas en la sede de la organizaci¨®n internacional. Un tercer inconveniente o tacha se deduce de los dos anteriores: su prop¨®sito es aislar a Israel.
De todos los pasos que han realizado los palestinos a lo largo de la historia para ejercer sus derechos, el movimiento diplom¨¢tico elegido por el presidente Abbas es de los m¨¢s pac¨ªficos y multilaterales posibles. Se trata, de entrada, de una petici¨®n. Que se somete al juicio de la entera comunidad internacional. No de una acci¨®n irreversible que se toma al margen del multilateralismo. La Autoridad Palestina solicita de los otros pa¨ªses un gesto similar al que obtuvieron los jud¨ªos de Palestina en 1947 cuando se aprob¨® el plan de partici¨®n que les permiti¨® crear el Estado de Israel. La petici¨®n cierra el c¨ªrculo, puesto que lleva a consagrar interna y externamente dicha partici¨®n, entonces no aceptada por el conjunto de los Estados ¨¢rabes; y de ah¨ª, no cabe olvidarlo, la oposici¨®n al gesto de Abbas del campo radical -Hamas e Ir¨¢n- que quieren meramente la desaparici¨®n de Israel.
El movimiento diplom¨¢tico de Abbas es de los m¨¢s pac¨ªficos y multilaterales posibles
No es un gesto deslegitimador. Del reconocimiento del Estado palestino sobre las fronteras de 1967, surgir¨ªa por primera vez un Israel reconocido por sus vecinos. En el impasse actual, entre los vecinos solo lo reconocen los que tienen acuerdos de paz, Egipto y Jordania, y muy pocos m¨¢s en el entorno ¨¢rabe y musulm¨¢n. La precariedad de las relaciones con estos y otros pa¨ªses hace temer, por el contrario, que el niet de Israel no har¨¢ m¨¢s que complicarle el futuro, convertido en esta fortaleza que no quiere integrarse en su marco geogr¨¢fico natural, seg¨²n descripci¨®n del rey Abdal¨¢ de Jordania. Tienen raz¨®n quienes esgrimen este argumento si centran la deslegitimaci¨®n en los territorios ocupados de Cisjordania. Son los colonos, esos okupas ilegales y consentidos, quienes quedan deslegitimados. Lo ¨²nico que pod¨ªa justificar la defensa de las colonias, incluso retrospectivamente, era su utilizaci¨®n como arma negociadora, y as¨ª fueron concebidas en los a?os posteriores a la conquista militar de 1967 por los gobiernos laboristas. Hasta que llegaron los derechistas del Likud, con los mapas del Gran Israel bajo el brazo, el mandato b¨ªblico sobre la entera Palestina hist¨®rica y el prop¨®sito de hacer saltar los Acuerdos de Oslo por los aires, perfectamente cumplidos.
No es un gesto unilateral en la forma, como dice Netanyahu, porque rompa la negociaci¨®n multilateral de una negociaci¨®n rota y suspendida como la de Oslo. Tampoco lo es en su contenido: su objetivo es regresar a Oslo y a la f¨®rmula de esos dos Estados que no quieren ni Hamas ni tampoco el socio de Netanyahu, Avigdor Lieberman; el padre centenario y consejero del primer ministro e historiador de la Inquisici¨®n espa?ola, Etzion Netanyahu; y probablemente el propio Netanyahu. Sin contar con la iron¨ªa de una acusaci¨®n de unilateralidad desde Israel, pa¨ªs surgido del multilateralismo pero asentado en el unilateralismo y en el derecho de veto de Washington en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Llegamos as¨ª a la tercera tacha, la voluntad de aislar a Israel que esgrime el partido de Netanyahu. Las pruebas son evidentes: Abbas quiere negociar de Estado a Estado y tener la oportunidad de actuar internacionalmente en condiciones m¨¢s equilibradas, algo que puede conducir a emprender acciones penales internacionales contra los colonos, sus gobernantes y los militares. Pero este no es argumento respecto al Estado de Israel, sino a determinados responsables pol¨ªticos. Que compromete tambi¨¦n a los palestinos que act¨²en fuera de la legalidad internacional, como es el caso de Hamas. Si Israel est¨¢ aislado no es por la acci¨®n diplom¨¢tica de Abbas, sino por la acci¨®n aislacionista y deslegitimadora de Netanyahu, que ha roto la entera arquitectura de alianzas forjada durante los 60 a?os de historia de su pa¨ªs.
El m¨¦rito de Abbas es su camino legal y pac¨ªfico, que no debe abandonar en ning¨²n caso. ?C¨®mo no quieren que la comunidad internacional aplauda a unos palestinos que ahora solo esgrimen la rama de olivo y al fin han entregado la pistola? La palabra es lo que les da su fuerza moral y pol¨ªtica; desautoriza y anula el err¨®neo camino violento que algunos todav¨ªa quieren transitar; y coloca a EE UU e Israel en un brete.
La derecha israel¨ª est¨¢ a punto de repetir aquel gesto de 1948, pero con las tornas cambiadas. ?Declarar¨¢n la guerra los conservadores israel¨ªes como hicieron entonces los ¨¢rabes?
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