Consejo bajo sospecha

El Consejo de Radiotelevisi¨®n Espa?ola rectific¨® ayer la sorprendente decisi¨®n adoptada apenas 24 horas antes por la que sus miembros tendr¨ªan acceso al sistema de edici¨®n de noticias, lo que supon¨ªa arrogarse un derecho de vigilancia y, en ¨²ltimo extremo, de censura previa sobre los contenidos de los informativos. La rectificaci¨®n debe ser acogida con alivio. Lo que no hace, sin embargo, es disipar las sospechas acerca de la falta de idoneidad de los miembros de un Consejo que estaba dispuesto a limitar las libertades de prensa y expresi¨®n, aunque despu¨¦s se desdijera.

Una vez anunciada la rectificaci¨®n, los partidos con representantes en el Consejo se han desentendido de la decisi¨®n inicial. Pero conviene recordar que ese acuerdo fue adoptado a propuesta de una consejera del PP y apoyada por los representantes de su grupo y por el de CiU. Los consejeros nombrados a propuesta del PSOE, ERC y CC OO se abstuvieron, y solo votaron en contra los de IU y UGT. Salvo estos ¨²ltimos, el resto de los consejeros deben una explicaci¨®n y, despu¨¦s, no habr¨ªa que descartar la depuraci¨®n de responsabilidades. Porque el Consejo est¨¢ para velar por la independencia de la radio y la televisi¨®n p¨²blicas, no para servir de ejecutor de los ataques contra ella.

Uno de los pocos m¨¦ritos indiscutibles de la gesti¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero ha sido liberar a la radiotelevisi¨®n p¨²blica del control del Gobierno. Que los representantes del PP en el Consejo hayan pretendido alterar esta situaci¨®n es un inquietante augurio para despu¨¦s del 20 de noviembre. Que se hayan abstenido los nombrados a propuesta del Partido Socialista, el mismo que aprob¨® la actual regulaci¨®n de RTVE, es inexplicable. La verg¨¹enza que parece haber embargado a populares y socialistas es signo de que los tiempos han cambiado. Ni los profesionales de la informaci¨®n ni los ciudadanos aceptan que la televisi¨®n p¨²blica sea de nuevo un baluarte gubernamental.