Obama el electoralista
Lo que ha ocurrido esta semana en la ONU a prop¨®sito de la petici¨®n de creaci¨®n de un Estado palestino es muy emblem¨¢tico: duplicidad de los potentes estadounidenses-israel¨ªes, hipocres¨ªa de los europeos, impotencia de los ¨¢rabes, debilidad de los palestinos, molestia del resto. Ahora los palestinos tienen la prueba de que nadie les va a ayudar a conseguir sus derechos si ellos mismos no son capaces de imponerlos a sus adversarios. Las negociaciones directas est¨¢n bloqueadas desde el comienzo de los 2000, cuando el general Sharon decidi¨® dinamitar el proyecto elaborado en Oslo. Despu¨¦s, los islamistas palestinos hicieron exactamente lo que esperaban los extremistas israel¨ªes: rechazaron las negociaciones y se negaron a reconocer el Estado israel¨ª. M¨¢s tarde, la agresi¨®n israel¨ª en contra de L¨ªbano, las respuestas de Hezbol¨¢ y su casi victoria frente al Ejercito israel¨ª demostraron que otras v¨ªas eran posibles para alcanzar los objetivos palestinos.
Solo la implicaci¨®n total de EE UU puede impedir lo peor y cambiar el rumbo del conflicto
En respuesta, Israel desarroll¨® como nunca las colonizaciones, haciendo del territorio palestino una piel de leopardo. De hecho, hoy en d¨ªa, ese est¨¢ totalmente bajo control de Israel: recursos, riquezas, carreteras, todo depende de la voluntad israel¨ª. Gaza se ha transformado en una c¨¢rcel a cielo abierto. As¨ª que para los palestinos, el resultado de 20 a?os de discusiones directas con Israel se paga por la imposibilidad de construir un Estado palestino viable.
Es esta constataci¨®n la que hizo moverse a Abbas, tambi¨¦n responsable de este fracaso: acept¨® pasivamente el juego norteamericano-israel¨ª. Su decisi¨®n de pedir a la ONU la creaci¨®n de un Estado palestino es su ¨²ltimo cartucho. En balde: los americanos van a vetar la propuesta y proponer, otra vez, un nuevo ciclo de negociaciones con el mismo resultado...
El problema es que ahora no se sabe ?sobre qu¨¦ hay que negociar? Cada uno est¨¢ en adelante convencido de que Israel no quiere un Estado palestino a su lado. Todos los argumentos israel¨ªes reposan en realidad sobre este rechazo de base. Ahora bien, las repuestas a este rechazo israel¨ª no son numerosas.
Hay la opci¨®n de un acuerdo impuesto por la comunidad mundial. Voces importantes, incluso en Israel, apoyan esta soluci¨®n. Pero la derecha y la extrema derecha, con una parte importante de los laboristas israel¨ªes (las dos puntas de lanzas son Simon Peres, exlaborista, y Ehud Barak), se oponen a esta soluci¨®n. Y, Obama acaba de borrar esta opci¨®n de la agenda. Hay la soluci¨®n de un acuerdo con los palestinos, basado en la transformaci¨®n del proyecto de Estado palestino en un nuevo bantust¨¢n, tipo ?frica del apartheid. Imposible de aceptar por los palestinos. Hay por fin el retorno a la situaci¨®n de antes de los acuerdos de Oslo, o sea de una guerra larvada, con la posibilidad de una nueva contienda regional. Desgraciadamente, es probablemente la ¨²nica v¨ªa que queda para los palestinos. Es el punto de vista de Ir¨¢n, de Hezbol¨¢, de Ham¨¢s, de la extrema derecha israel¨ª. Un nuevo enfrentamiento para reorganizar el tablero, cada uno pensando poder hacerlo a su provecho.
Es en realidad una cat¨¢strofe hist¨®rica, porque se sabe que este conflicto no tiene soluci¨®n militar, sino a trav¨¦s de la autodestrucci¨®n de los dos pueblos. En realidad, solo la implicaci¨®n total de EE UU puede impedir lo peor y cambiar el rumbo del conflicto, imponiendo a Israel una soluci¨®n justa, basada en la mutua aceptaci¨®n de dos Estados.
Cada uno sabe porque Obama no puede influir sobre Israel: demasiado debilitado por su incapacidad frente a la crisis mundial, no quiere tener adem¨¢s en contra al potente lobby proisrael¨ª en Washington. Quiere ser reelegido. Dice ahora que la "ONU no puede crear un Estado palestino". Pero la ONU cre¨® Israel y ser¨ªa m¨¢s que conveniente, para la propia seguridad de este pa¨ªs, que el Estado palestino fuese creado por la ONU: ?qu¨¦ mejor garant¨ªa para todos? Dice que los palestinos deben negociar directamente con los israel¨ªes. Pero 20 a?os de negociaciones directas desembocaron en el actual callej¨®n sin salida. Adem¨¢s, las negociaciones no funcionaron por la asimetr¨ªa dram¨¢tica entre los protagonistas: le¨®n israel¨ª frente a gato palestino. Y mientras tanto siguen las colonizaciones. En realidad, Barack Obama ha traicionado su compromiso de crear un Estado palestino pues eso implicaba una muy fuerte presi¨®n sobre Israel. No lo ha hecho por razones estrictamente electoralistas en los EE UU mismos. Se puede apostar que la opini¨®n publica ¨¢rabe, que se est¨¢ creando y formando por doquier, no se lo va a olvidar.
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