M¨¢s r¨¢pido que su sombra
La paradoja de Lucky Luke es que disparaba m¨¢s r¨¢pido que su sombra: m¨¢s deprisa que la luz que la proyectaba. Es una paradoja tremebunda, porque la teor¨ªa de la relatividad de Einstein no es una teor¨ªa, sino una descripci¨®n comprobada y precisa de la realidad. El tiempo en el reloj de un piloto de avi¨®n pasa m¨¢s despacio que el de relojes en tierra, precisamente como la teor¨ªa predice. Si volase a la velocidad de la luz, el reloj del piloto se parar¨ªa. Y si fuese m¨¢s deprisa, echar¨ªa para atr¨¢s. En la teor¨ªa de la relatividad, la posibilidad de viajar m¨¢s r¨¢pido que la luz es equivalente a la posibilidad de viajar al pasado. Si esto fuese factible, podr¨ªa uno matar a su abuela antes de que pariera a mam¨¢.
Los neutrinos llegar¨ªan desde el CERN al detector Opera m¨¢s deprisa de lo que la luz lo har¨ªa... si el resultado anunciado fuera cierto. Ser¨ªa uno de los mayores descubrimientos desde 1898, cuando Michelson y Morley establecieron que la velocidad de la luz es la misma para todo observador en movimiento no acelerado. En relaci¨®n con un observador dado, otros tienen velocidades relativas pero la velocidad de la luz es absoluta.
En la teor¨ªa de la relatividad, la velocidad de la luz no solo es absoluta, sino tambi¨¦n m¨¢xima. Podemos aumentar la energ¨ªa de un prot¨®n en el LHC, pero para que su velocidad llegase a ser la de la luz se necesitar¨ªa una energ¨ªa infinita. Sobrepasar a la luz es, por lo tanto, imposible. Cuando un prot¨®n del LHC pisa el acelerador, su velocidad, ya pr¨®xima a la de la luz, aumenta muy poquito. El LHC es un energizador, no un acelerador.
No es la primera vez que se mide la velocidad de los neutrinos. El resultado m¨¢s preciso data del 1987, cuando lleg¨® a la tierra la luz de la explosi¨®n de la supernova 1987A, en la Nube de Magallanes (una galaxia sat¨¦lite de la nuestra) a unos 150.000 a?os luz de aqu¨ª. La explosi¨®n de una supernova de este tipo va precedida por la implosi¨®n del n¨²cleo de la estrella, que produce neutrinos horas antes de que la noticia de que el n¨²cleo implosion¨® llegue como onda de choque a la superficie y la reviente. Esta onda viaja a la velocidad del sonidodentro de la estrella, m¨¢s lentamente que la luz (de ah¨ª que en general todos parezcamos inteligentes antes de hablar). Tanto los neutrinos de la supernova 1987A como la luz de la explosi¨®n se observaron desde la Tierra. Y ambos vinieron a la misma velocidad, con una precisi¨®n en la medida 100.000 veces superior a la de Opera. La ¨²nica diferencia sustancial entre las dos observaciones es que los neutrinos de la supernova tienen energ¨ªas unas 1.000 veces inferiores a los de Opera. Existen teor¨ªas no disparatadas en las que las dos velocidades pueden diferir. Michelson y Morley comprobaron que no hay un ¨¦ter: un espacio absoluto en el que viajara la luz. Pero podr¨ªa haber otro ¨¦ter, que solo vieran los neutrinos y que implicase que viajan a velocidades distintas en funci¨®n de su energ¨ªa. Incluso as¨ª, la contradicci¨®n entre Opera y la supernova es demasiado grande como para poder explicarse.
Las posibilidades evidentes -que los neutrinos tienen masa, que interaccionan con la Tierra, que el Pent¨¢gono introduce aposta errores en el GPS comercial, que un becario descontento falsific¨® los datos, etc¨¦tera- son descartables. En mi opini¨®n, la reacci¨®n m¨¢s razonable al resultado de Opera es preguntarse d¨®nde est¨¢ el sutil error. En estas ocasiones hay que hacer m¨¢s experimentos antes de vender la piel del oso. Y mojarse. Si el resultado se comprueba me corto la tiza, como los samur¨¢is quiebran su sable.
?lvaro de R¨²jula es f¨ªsico te¨®rico, investigador del CERN y del CSIC
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