Justicia
AXN ha repescado la primera temporada (2008) de la miniserie de la BBC Criminal justice, titulado aqu¨ª Presunto culpable. El t¨ªtulo original apunta con m¨¢s precisi¨®n las intenciones de esta pieza de Peter Moffat, un antiguo abogado. No se trata solo de descubrir al criminal. Lo principal es contemplar el proceso judicial y su aplastante maquinaria. Lo singular de Criminal justice es que ni el acusado est¨¢ seguro de no haber cometido el crimen. Se despert¨® tras una noche de tequila y ¨¦xtasis en casa de una chica que aparece acuchillada en su cama. S¨®lo recuerda que se conocieron y encamaron.
El n¨²cleo de la historia no es solo su propia incertidumbre sino c¨®mo el aparato policial y forense maneja la suya. Todos los indicios apunta a que el joven Ben ha sido el autor. A algunos, como el polic¨ªa que lleva el caso, el olfato le dice que Ben es inocente, pero finalmente lo acusa porque no hay otra hip¨®tesis plausible. Precisamente esta carencia hace que muchos vean una p¨¦rdida de tiempo entretener la justicia en el caso. Se trata de resolver el tr¨¢mite, no de hallar la verdad, y eso incluso para algunos abogados que pasan por la defensa del acusado, m¨¢s pendientes de encontrar estratagemas procesales que en indagar sobre lo sucedido.
La serie, cuyos cinco cap¨ªtulos la BBC emiti¨® en d¨ªas consecutivos, tuvo varios premios pero no gust¨® al gremio de abogados y procuradores brit¨¢nico. Acostumbrados a im¨¢genes enaltecedoras como Perry Mason pudieron considerar que en esta serie se les presentaba peseteros y poco interesados en descubrir los hechos. El actor protagonista es el shakespeareano Ben Whishaw, m¨¢s conocido por su criminal personaje, ah¨ª s¨ª, en El perfume.
En Reino Unido no rige la pena de muerte y ninguna incuria judicial puede tener este tr¨¢gico resultado. Lamentablemente esta semana los verdugos han regresado al trabajo en Estados Unidos. El caso de Troy Davis vuelve a plantear el terrible desastre de un posible error sin enmienda, uno de los muchos argumentos convincentes contra la pena capital. Es una semana para revisar Quiero vivir (Robert Wise, 1958) o La vida de David Gale (Alan Parker, 2003).
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