El fin del idilio
La represi¨®n del Gobierno de Evo Morales contra la marcha ind¨ªgena certifica la decepci¨®n en el idilio del presidente boliviano con una comunidad que ha sido fundamental para el ascenso pol¨ªtico del sindicalista aymara. Morales enarbol¨® la whipala, la bandera ind¨ªgena, para tener el apoyo de esa mitad de la poblaci¨®n que, justificadamente, siempre se sinti¨® marginada. Para ganar su apoyo, Morales recuper¨® sus ra¨ªces originarias, consagr¨® en la Constituci¨®n de Bolivia el Estado Plurinacional y reconoci¨® como oficiales 36 idiomas ind¨ªgenas, adem¨¢s del castellano.
Hizo el presidente una cerrada defensa de la Pachamama (madre tierra) -fue reconocido en la ONU por ello- y estableci¨® en la ley fundamental del pa¨ªs el derecho de los pueblos y naciones ind¨ªgenas a la autonom¨ªa y el autogobierno y a ser consultados cuando el Gobierno tome decisiones que afectan a sus territorios.
Nunca hab¨ªa hecho Morales distinci¨®n alguna entre los pueblos. Se alz¨® como portavoz de todos y recibi¨® el apoyo de todos. Pero ahora ese discurso est¨¢ en entredicho. El proyecto de carretera que impulsa el Gobierno y que atraviesa un parque natural en la Amazonia beneficia sobre todo a los productores de coca del Chapare, de los que Morales sigue siendo su m¨¢ximo dirigente y a los que prometi¨® m¨¢s tierras. El plan de la carretera demuestra que Morales es por encima de todo un dirigente sindical y que su plan para el desarrollo no pasa por el respeto sin fisuras del medio ambiente. El presidente ya ha perdido el apoyo de tres de las cinco grandes agrupaciones ind¨ªgenas que lo auparon en el poder en 2006. Su mayor fuerza reside ahora en los llamados colonizadores -ind¨ªgenas del Altiplano a quienes se les han prometido tierras de labor-, que creen que grandes extensiones de tierra cultivable en el oeste del pa¨ªs est¨¢n en manos de muy pocos "hermanos". El parque natural objeto del conflicto tiene 12.000 kil¨®metros cuadrados -un poco menos que la provincia espa?ola de Lleida- y est¨¢ habitado por unas 15.000 personas de tres etnias.
Y es que Morales nunca ha tenido la intenci¨®n de dejar en manos de los pueblos originarios la soberan¨ªa plena sobre sus territorios o sobre los recursos que hay en ¨¦stos. Morales es, ante todo, un l¨ªder sindical y su base m¨¢s s¨®lida son los cocaleros.
A ellos se debe, por encima de cualquier reivindicaci¨®n ind¨ªgena. Ya no hay una alianza entre campesinos e ind¨ªgenas, es un proceso donde los primeros intentan imponer sus condiciones. Ahora, tras las protestas y la represi¨®n, Morales dice que celebrar¨¢ un refer¨¦ndum para que las comunidades afectadas decidan sobre el futuro de la carretera. Pero nadie duda de que el Gobierno har¨¢ todo lo posible para obtener un resultado favorable. Y, aunque lo consiga, solo ser¨¢ un nuevo parche. Morales volver¨¢ en el futuro a chocar con otro problema similar porque el propio modelo de desarrollo del presidente ya no es de izquierdas ni indigenista.
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