El sustituto del 'Hubble', en el aire
El proyecto del telescopio espacial 'James Webb', con sobrecoste y retraso, est¨¢ en peligro de cancelaci¨®n por los ajustes del presupuesto de la NASA
El telescopio James Webb, considerado el sustituto del ya m¨ªtico Hubble, est¨¢ en el aire, no en el sentido de salir al espacio sino de riesgo de cancelaci¨®n o, al menos, estancamiento. Pese a estar muy avanzada su construcci¨®n, el notable aumento del coste inicialmente previsto y el aplazamiento del lanzamiento hasta 2018, unido a las estrecheces presupuestarias de la NASA en tiempos de crisis, disgusta en el Congreso de EE UU tanto como para cortar el grifo de los fondos al proyecto el a?o que viene.
"Imag¨ªnense que nunca hubiera existido el telescopio espacial Hubble, que hubiera ca¨ªdo v¨ªctima del sobrecoste, de los retrasos y de la tragedia del Challeger", planteaba recientemente Michael S.Turner, de la Universidad de Chicago, en la revista Science. "No se habr¨ªan producido grandes pasos adelante en nuestra comprensi¨®n del universo, much¨ªsimos j¨®venes no se habr¨ªan sentido inspirados por ¨¦l y el liderazgo estadounidense en ciencia y espacio ser¨ªa muy inferior". Se?ala Turner que el James Webb se encuentra ahora en esa encrucijada.
Su coste asciende a 6.500 millones de euros, 1.600 m¨¢s de lo previsto
Estudiar¨¢ la formaci¨®n de las primeras estrellas y galaxias
El coste total del futuro telescopio se sit¨²a ahora en 6.500 millones de euros, 1.600 m¨¢s de lo previsto en la revisi¨®n del proyecto de 2010. En el James Webb aportan unos mil millones de euros la Agencia Europea del Espacio (que desarrolla uno de los cuatro instrumentos cient¨ªficos y participa en otro) y la correspondiente canadiense.
La incertidumbre ahora se debe a que, el pasado julio, el Comit¨¦ de Asignaciones del Congreso de EE UU suprimi¨® el gran telescopio de su borrador presupuestario para 2012, que corta toda la financiaci¨®n de la NASA hasta 12.450 millones de euros (1.100 millones menos que este a?o). El Senado, sin embargo, no solo mantiene el telescopio, sino que hace unos d¨ªas ha asignado al programa m¨¢s dinero (393 millones de euros) del contemplado en la propuesta de la Casa Blanca (263 millones). Esto da un respiro al proyecto, pero el panorama no se despejar¨¢ hasta que se apruebe el presupuesto definitivo de EE UU para 2012.
Mientras tanto, algunos sectores cient¨ªficos temen ver mermados sus fondos si la NASA se vuelca en el nuevo telescopio, que va camino de convertirse, incluso antes de funcionar, en emblema del poder¨ªo cient¨ªfico estadounidense. "Estamos construyendo un magn¨ªfico telescopio que, obviamente, ha resultado m¨¢s dif¨ªcil de hacer de lo que se pensaba al principio, pero eso no es inusual y creo que merece la pena", ha se?alado el jefe cient¨ªfico del James Webb.
El sustituto del Hubble seguramente lo ser¨¢ por su amplio potencial de descubrimientos, pero no porque, como observatorio, se parezca mucho al veterano telescopio. El nuevo va a estar a 1,5 millones de kil¨®metros de la Tierra (alrededor del punto de equilibrio gravitatorio Lagrange 2) y, por tanto, fuera del alcance de astronautas que puedan ir a actualizarlo o repararlo, como el Hubble, que est¨¢ en ¨®rbita terrestre a 560 kil¨®metros.
Adem¨¢s, el James Webb es un telescopio de infrarrojos, no ¨®ptico, dise?ado para ver el universo m¨¢s lejano. Su espejo principal es todo un reto tecnol¨®gico ya que tendr¨¢ 6,5 metros de di¨¢metro (el del Hubble mide 2,4) y, aunque notablemente m¨¢s peque?o que los de los m¨¢s avanzados telescopios en tierra (de ocho a 10 metros de di¨¢metro) ser¨¢ todo un hito en el espacio. No hay cohete en el que meter un espejo tan grande como el del James Webb, as¨ª que se ha dise?ado uno formado por 18 piezas hexagonales de 1,32 metros de di¨¢metro cada una, que se lanzar¨¢ plegado (en un cohete europeo Ariane-5) para abrirse despu¨¦s y formar un ¨¢rea de 25 metros cuadrados.
Si, con sus 13,2 metros de largo, el Hubble es tan grande como un autob¨²s, el sustituto, con 22, lo ser¨¢ casi tanto como un avi¨®n de pasajeros, y tendr¨¢ una masa de seis toneladas y media.
El James Webb "examinar¨¢ cada una de las fases de la historia c¨®smica, desde el primer resplandor tras el Big Bang, hasta la formaci¨®n de galaxias, estrellas y planetas, hasta la evoluci¨®n de nuestro sistema solar", anuncian los cient¨ªficos. Los objetivos se agrupan en cuatro grandes ¨¢reas: el universo temprano, cuando se formaron las primeras estrellas y galaxias; la evoluci¨®n de las galaxias hasta la variedad que se observa ahora en el cosmos y los agujeros negros que muchas de ellas alojan en su centro; la formaci¨®n estelar y sistemas protoplanetarios; los planetas extrasolares y las condiciones de habitabilidad en ellos.
El plan era lanzar al espacio el James Webb en 2015, e incluso se pens¨® solaparlo con el Hubble activo para complementar las observaciones. El viejo telescopio est¨¢ ahora funcionando pero nadie sabe cuanto tiempo durar¨¢ y nadie puede ir ya a repararlo. Al retrasar la fecha de operaci¨®n del sustituto para 2018 (debido a las m¨²ltiples complicaciones t¨¦cnicas que se han ido presentando en su desarrollo y construcci¨®n), se desvanecen las probabilidades de utilizaci¨®n simult¨¢nea de los dos grandes observatorios. El nuevo debe funcionar, al menos, cinco a?os y medio, pero se espera que supere los 10.
Ahora, mientras los pol¨ªticos deciden sobre el futuro (el presupuesto) del James Webb, bautizado en honor del segundo director de la NASA, que lider¨® el programa Apolo, los especialistas siguen con su construcci¨®n. Se ha completado ya el recubrimiento de todas las piezas del espejo de una capa fin¨ªsima de oro. Como es infrarrojo, sus c¨¢maras tienen que funcionar a baj¨ªsimas temperaturas (hasta 263 bajo cero, una de ellas, refrigerada con helio) y el telescopio lleva un gran escudo para protegerlo del calor de Sol, la Tierra y la Luna.
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