El neutrino veloz
Los neutrinos son como part¨ªculas fantasma que atraviesan la tierra sin inmutarse. Un d¨ªa los f¨ªsicos empezaron a hablar como los poetas, guiados por su af¨¢n cient¨ªfico se metieron en camisas de once varas estelares y cambiaron el axioma por el ox¨ªmoron y urdieron entelequias como el principio de incertidumbre y se arrogaron el derecho de contradecirse sin complejos, una teor¨ªa solo es v¨¢lida mientras est¨¢ en peligro. De forma habitual los medios nos obligan a poner los pies en la tierra, a sumergirnos en un ba?o de realidad mediatizada y acotada, tutelada por los mercados y transmitida por papeles, redes y canales. El Caballo de Troya de la deuda griega y los augurios, profec¨ªas autocumplidas, de las agencias de calificaci¨®n de riesgos, que son un riesgo en s¨ª mismas, ocupan los grandes titulares y meten el miedo en los cuerpos y en las mentes de individuos que hasta que estall¨® la crisis sist¨¦mica viv¨ªan ajenos a las primas de riesgo, los bonos y los derivados financieros.
Entre los misterios est¨¢ el del sueldo de Aguirre que ella define como "claro y meridiano"
La irrupci¨®n de los neutrinos, que viajan por encima de la velocidad de la luz demoliendo uno de los pilares de la relatividad de Einstein, en las p¨¢ginas del peri¨®dico, ilumina la gris y gelatinosa cantinela de la realidad pol¨ªtica, econ¨®mica y burs¨¢til, los neutrinos fantasma viajan m¨¢s r¨¢pido que su sombra, atraviesan la Tierra y atraviesan a las personas, sin romperlas ni mancharlas como el rayo de luz cuando traspasa el cristal, pero m¨¢s deprisa. Aunque Stephen Hawking dice que es pronto para sacar conclusiones, si se confirmaran las tesis de los f¨ªsicos del experimento Opera que trabajan en un laboratorio construido bajo los Apeninos como en una novela de Julio Verne, los viajes de vuelta en el tiempo se har¨ªan factibles, podr¨ªamos viajar al pasado. Y este es el punto de contacto entre la extravagante e impredecible f¨ªsica de part¨ªculas y la extravagante pero casi siempre predecible realidad a pie de Tierra.
Entre los misterios cotidianos que rompen la previsibilidad y la monoton¨ªa de la actualidad pol¨ªtica se encuentra, por ejemplo, el del sueldo de Esperanza Aguirre que ella define como "transparente, claro y meridiano" pero incuantificable para los ciudadanos no iniciados en la numerolog¨ªa y la nigromancia. El sueldo es pero no est¨¢, el sueldo no es exactamente el sueldo pero el sobresueldo no existe, el sueldo de la presidenta es como una subpart¨ªcula esquiva y caprichosa.
No hay sobresueldo, explican los aguirr¨®logos que trabajan en un laboratorio secreto construido bajo el Cerro de los ?ngeles, lo que ocurre es que una parte de la remuneraci¨®n est¨¢ despiezada en un complemento legal que la Comunidad no especifica y que hace que los sueldos de la presidenta y de sus consejeros parezcan m¨¢s bajos de lo que son, que es lo que se trataba de mostrar. Todo es relativo hasta la relatividad einsteniana. Francisco Granados, secretario general del PP de Madrid y uno de los expertos que trabajan bajo tierra para explicar estos misterios, subraya que los sueldos figuran en los presupuestos (aunque est¨¦n repartidos en diferentes partidas y no todas se mencionen p¨²blicamente). Hay que dejar espacio a la imaginaci¨®n, un halo de misterio sobre la vida secreta de nuestros pol¨ªticos. Claro que luego corres el riesgo de que te llamen bruja los recortados y los recortables de esos recortes que no existen. La presidenta madrile?a no usa la numerolog¨ªa, sino la f¨ªsica cu¨¢ntica. La velocidad de los neutrinos posibilita los viajes en el tiempo, los aguirr¨®logos del Cerro de Los ?ngeles ya lo sab¨ªan y est¨¢n utilizando esos conocimientos para llevarnos al pasado a una velocidad superior a la de la luz. Esperanza viaja m¨¢s r¨¢pida que su sombra y su lengua va m¨¢s deprisa que su cerebro, desde sus laboratorios secretos se env¨ªan continuamente globos sonda que exploran la atm¨®sfera pol¨ªtica y se retiran cuando se avecina tormenta. Esperanza Aguirre se asoma a todos los agujeros negros y vislumbra un futuro que se parece mucho al pasado, cuando la ense?anza y la sanidad p¨²blicas corr¨ªan a cargo de la beneficencia y de la caridad, hermosos conceptos hoy devaluados y los pol¨ªticos no se ve¨ªan obligados a declarar sus ingresos y a rendir cuentas de sus actos. En tan vertiginoso viaje al ayer estamos dejando atr¨¢s aquel desastroso siglo XX en el que rematados ilusos idearon un quim¨¦rico Estado de bienestar. Bienvenidos al siglo XIX. Seguiremos informando.
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