Mas pide la llave de la caja
Para evitar que el descontento en la calle se traslade a las urnas, Artur Mas propugna un nuevo pacto fiscal, similar al del Pa¨ªs Vasco, y lo presenta como ¨²nica alternativa a los recortes sociales
Nueve meses de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) en el Gobierno de la Generalitat han convertido Catalu?a en un laboratorio donde se busca cuadrar una f¨®rmula imposible sin que estallen las probetas. El presidente Artur Mas es el alquimista que intenta reconducir, sin subir impuestos, un d¨¦ficit que en 2010 fue de 8.400 millones, el doble de lo previsto. Hospitales, ambulatorios y centros de atenci¨®n social viven casi en estado de excepci¨®n con protestas a diario por unos recortes draconianos que el Gobierno aut¨®nomo insiste en calificar de "inevitables" y que la principal asesora de Mas en materia de pol¨ªtica social ha avisado de que pueden conducir a una "explosi¨®n social". Farmacias que no cobran a tiempo, problemas de tesorer¨ªa para pagar los geri¨¢tricos y peticiones a los m¨¦dicos para que renuncien a media paga navide?a forman ya parte del paisaje diario. Pero la alquimia produce p¨®cimas y CiU cree haber encontrado la suya para evitar que el descontento de la calle se traslade a las urnas. Esta consiste en convencer de que buena parte de estos recortes ser¨ªan evitables si Catalu?a fuera due?a de los impuestos que pagan los catalanes, redujera su cuota de solidaridad y adoptara el sistema de concierto econ¨®mico del que gozan el Pa¨ªs Vasco y Navarra.
El 75% de los catalanes defienden el concierto econ¨®mico, mientras que la independencia recibe un 42% de apoyos
La Generalitat pide recaudar, gestionar, liquidar e inspeccionar todos los tributos que se generan en Catalu?a
"Es evidente que si se redujera el d¨¦ficit fiscal los ajustes no ser¨ªan tan importantes", dice el secretario de Presidencia
Mas se ha agarrado a este mensaje como a un clavo ardiendo. Y lo repite como un mantra ante todo tipo de auditorios. El concierto econ¨®mico como ant¨ªdoto de la crisis y de los recortes sociales. "Precisamente por las actuales dificultades pol¨ªticas y econ¨®micas todas las fuerzas pol¨ªticas catalanas deben estar a la altura de las circunstancias en lo que se refiere al pacto fiscal", dijo Mas en el Parlamento aut¨®nomo esta semana. CiU ha estado en el centro del movimiento social que en los ¨²ltimos a?os ha promovido el concierto econ¨®mico como soluci¨®n a los problemas econ¨®micos de Catalu?a. Lo califica de "estaci¨®n intermedia" en el camino hacia la "plena soberan¨ªa" de Catalu?a. Y el mensaje ha calado si se toman en consideraci¨®n las encuestas oficiales de la Generalitat: hoy defiende el concierto econ¨®mico un 75% de los consultados. Mucho m¨¢s del 42% que afirma que votar¨ªa "s¨ª" a la independencia.
El Gobierno de CiU se crecido con estos datos. Y pese a no poder garantizar que sea posible lograr una nueva financiaci¨®n, similar a la del Pa¨ªs Vasco, utiliza este argumento para negar que sea preciso subir impuestos en Catalu?a. "La mayor parte de los nuevos ingresos de la Generalitat deben llegar del pacto fiscal", mantiene Mas. Esa idea ha triunfado esta semana en el Parlament gracias al apoyo de Esquerra Republicana a CiU. Ambos partidos sostienen que, m¨¢s que subir impuestos, Catalu?a necesita reducir su cuota solidaria al menos a la mitad. Y aqu¨ª llega una guerra de cifras que cada uno lleva a su molino. El Gobierno central calcul¨® con datos de 2006 que el d¨¦ficit fiscal catal¨¢n -la diferencia entre las aportaciones a la caja com¨²n y las inversiones que recibe un territorio- se situaba entre el 6,5% y el 8,7% de su PIB. La Generalitat elev¨® esta cifra hasta el 9,2%, o lo que es lo mismo, unos 11.300 millones de euros. El Gobierno de CiU recuerda que esta cifra equivale cuatro veces al recorte presupuestario que ha tenido que hacer este a?o.
Para desesperaci¨®n de la izquierda y de muchos sectores que esperan unos recortes menos draconianos, las subidas de tasas no se contemplan a corto plazo. Es m¨¢s, el Gobierno de CiU sigue defendiendo una de las primeras medidas que llev¨® a cabo nada m¨¢s llegar: eliminar lo poco que quedaba del impuesto de sucesiones, un tributo que el anterior ejecutivo de la izquierda ya perdon¨® a los patrimonios medianos. La ¨²ltima reducci¨®n, la de CiU, supone ingresar 150 millones menos este a?o. Una cantidad modesta y que no arregla nada, insiste el Gobierno, pero coincide, por ejemplo con la partida que se ha destinado en 2011 para pagar la renta m¨ªnima de inserci¨®n.
La izquierda, vapuleada por las cuentas que dej¨® en la Generalitat -"un cr¨¢ter m¨¢s que un agujero", seg¨²n Mas- se agarra a este impuesto para denunciar la pol¨ªtica "antisocial" del presidente.
Pero la contestaci¨®n social va en aumento y el Gobierno ve ya inevitable una huelga masiva de m¨¦dicos. Las batas blancas volver¨¢n a desfilar por la calle mientras crecen las listas de espera. Agobiado por este clima y condicionado por la precampa?a electoral del 20-N, Artur Mas se sac¨® de la manga esta semana un supuesto impuesto para "grandes fortunas". Antes de que los afectados tuvieran tiempo para reaccionar, el presidente matiz¨® que era solo una idea para hacer "pedagog¨ªa" y dej¨® claro que su objetivo es que lo aplique el Gobierno central o "Europa". El impuesto est¨¢, pues, fuera de agenda. La Generalitat s¨ª argumenta que ha subido las tasas universitarias o la del recibo del agua -este ¨²ltimo aumentar¨¢ entre un 2% y un 6% por familia-. Pero insiste: los grandes incrementos de ingresos deben llegar a trav¨¦s del futuro pacto fiscal.
La defensa de este concepto es relativamente nueva en Converg¨¨ncia i Uni¨®. Los Gobiernos de Jordi Pujol ya tuvieron bastante trabajo para arrancarles a Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar participaciones del 15% y del 30%, respectivamente, en impuestos como el IRPF. "El concierto econ¨®mico estaba entonces fuera de agenda. Las condiciones no lo permit¨ªan", explica el profesor de historia de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona, Joan B. Culla. Este acad¨¦mico sit¨²a la demanda del concierto econ¨®mico en lo que denomina "d¨¦cada de las decepciones". Culla llama as¨ª a los tres grandes desenga?os m¨¢s recientes del catalanismo pol¨ªtico: la primera cuando CiU se da cuenta de que sus pactos con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar no sirven para cambiar la concepci¨®n del catalanismo en el resto de Espa?a; la segunda es el desencuentro del nacionalismo con la "Espa?a plural" de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero; y el batacazo final llega con el recorte del Estatuto.
Francesc Homs es el principal ide¨®logo del concierto econ¨®mico dentro de Converg¨¨ncia i Uni¨®. Este estrecho colaborador de Artur Mas, secretario general de Presidencia, fue unos de los negociadores del Estatuto catal¨¢n en las Cortes y, fruto de esta experiencia, ha publicado numerosas reflexiones sobre el camino que le queda al catalanismo pol¨ªtico una vez recortado el Estatuto. Apuesta por el "derecho a decidir" de Catalu?a, que debe pasar por decidir sobre la recaudaci¨®n fiscal. "La voluntad de autogobernarse pasa por ser responsable de los propios impuestos. Si queremos ser responsables de nuestras prisiones ?c¨®mo no vamos a querer ser responsables de la gesti¨®n de nuestros tributos?", se pregunta.
Seg¨²n esa l¨ªnea de pensamiento, la Generalitat deber¨ªa recaudar, gestionar, liquidar, inspeccionar y revisar todos los grav¨¢menes que se generan en Catalu?a; para, despu¨¦s, entregar al Estado la cuota que se establezca para sufragar los servicios que este presta a los catalanes, en l¨ªnea con lo que hace el Pa¨ªs Vasco. Homs aclara que no es su intenci¨®n copiar el modelo de Euskadi e insiste en que no hay que eliminar las aportaciones a la solidaridad, sino reducirlas aproximadamente a la mitad. Catalu?a seguir¨ªa, pues, aportando un 4% de su PIB como solidaridad interterritorial.
?Es esto sostenible para Espa?a? El catedr¨¢tico de Hacienda de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, Ignacio Zubiri, asegura que el concierto econ¨®mico solo es digerible si se entiende como "una singularidad". "Si solo lo pidiera Catalu?a ser¨ªa sostenible, pero es imposible d¨¢rselo a todas las comunidades", en especial a las que m¨¢s aportan con relaci¨®n a su PIB y que adem¨¢s de Catalu?a son Madrid, Baleares y la Comunidad Valenciana. El PP, que defiende el concierto en el Pa¨ªs Vasco, utiliza un argumento similar para oponerse a su aplicaci¨®n en Catalu?a. Seg¨²n c¨¢lculos de Zubiri, Catalu?a, con el concierto econ¨®mico, tendr¨ªa cerca de un 50% m¨¢s de recursos con relaci¨®n a su PIB. Eso s¨ª, advierte que todo depender¨ªa del cupo que se establezca. Y la cuant¨ªa de esta cuota de solidaridad es la que el Gobierno catal¨¢n no aclara.
Homs niega que el Gobierno catal¨¢n justifique los recortes sociales por la carencia del pacto fiscal o que utilice la situaci¨®n para convencer de las bondades del concierto a los m¨¢s perjudicados por el tijeretazo: "No lo planteamos as¨ª, pero es evidente que si se redujera el d¨¦ficit fiscal los ajustes a acometer no ser¨ªan tan importantes".
Los socialistas catalanes creen que Mas no lograr¨¢ el concierto econ¨®mico. El PSOE no lo contempla como opci¨®n y el PP solo se compromete a "estudiarlo". Lo que s¨ª aseguran los socialistas catalanes es que si CiU necesita acuerdos con el PP para mantenerse en el poder en Catalu?a los nacionalistas vender¨¢n "cualquier moto" como si fuera el pacto fiscal. El sistema de financiaci¨®n debe revisarse en 2013 y para entonces los socialistas calculan que, fruto del sistema vigente, el d¨¦ficit fiscal de Catalu?a se habr¨¢ reducido un m¨ªnimo de dos puntos.
Las organizaciones sociales que est¨¢n viviendo los recortes intentan mantenerse ajenas a las pugnas pol¨ªticas. Solo piden m¨¢s ingresos, vengan del pacto fiscal, de la subida de impuestos o de recortes en aspectos menos prioritarios. "Lo que se requiere es una fiscalidad justa, necesitamos m¨¢s ingresos p¨²blicos. Cualquier impuesto que se elimina redunda en menores recursos para las pol¨ªticas sociales", lamenta Jordi Gusi, gerente de la plataforma ECAS, que aglutina a la mayor parte de entidades catalanas de atenci¨®n a colectivos de excluidos. Estas organizaciones exigen no desde?ar los recortes que ya sufren: "Problemas que hoy podemos solucionar con 3 euros nos costar¨¢n 15 euros dentro de unos meses".
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