La ciudad productiva
A cada proyecto de ciudad corresponde un barrio emblem¨¢tico. Pasqual Maragall marid¨® Barcelona con el mar a trav¨¦s de la Vila Ol¨ªmpica, y Joan Clos, que gobernaba la ciudad del conocimiento, el 22@. Jordi Hereu no ten¨ªa proyecto y no hizo barrio, aunque Jordi Portabella, que ten¨ªa una peque?a porci¨®n de poder, so?¨® con transformar Vallbona, all¨¢ donde paseara tranquilo el Rec Comtal, en un ecobarrio. Es l¨®gico que Xavier Trias quiera construir el barrio del Morrot, que no hace ninguna falta, pero que no har¨¢ da?o.
La Barcelona de Vicent Guallart necesita una apoyatura f¨ªsica para convencernos de que ser¨¢ un sistema de barrios productivos y sostenibles. No est¨¢ mal crear ciudad mirando al puerto de contenedores, pagado con capital chino. Es una buena definici¨®n de la ciudad del siglo XXI: un nodo log¨ªstico y bello -el puerto es un paisaje fascinante- para encajar la conquista pac¨ªfica que protagoniza la China.
Hay un tema que el equipo municipal de Trias no ha definido: el turismo, algo tab¨² porque es el 15% del PIB de Barcelona
Hago un par¨¦ntesis para se?alar que hace pocas semanas estuvo aqu¨ª Richard Florida, uno de esos intelectuales americanos que, despu¨¦s de colocar una idea -dos palabras- en el ranking de las eatidup. ten, dedican a?os a dar conferencias y contestar entrevistas de televisi¨®n en las que lucen estampa agraciada y moreno de lujo.
Florida impuso, hace unos 10 a?os, la definici¨®n de la creative class, un conjunto de profesionales j¨®venes, din¨¢micos, imaginativos, que vuelan de ciudad en ciudad buscando calidad, proyecto y talento, las tres patas sobre las que se apoyan las urbes trendy, junto con la infaltable multiculturalidad. Una mezcla de gimnasio, despacho de dise?o y sushi. Barcelona se enamor¨® de la idea.
No creo que fuera el caso de Vicent Guallart, el nuevo gur¨² del urbanismo local: Guallart es sofisticado, pero es m¨¢s duro. Sus barrios productivos tienen que ser por fuerza populares y mesocr¨¢ticos, porque, entre otras cosas, ya est¨¢n construidos. Como las personas, las ciudades pueden cambiar de horizonte, de ganas, de proyecto, pero no suelen cambiar de esqueleto. La creative class de Richard Florida pasa de puntillas, pero los ciudadanos, que son los que hacen la ciudad de verdad, viven en los barrios tal como son, con sus m¨¢s y sus menos. La ciudad nunca empieza de cero.
Sin embargo, hay un tema que el nuevo equipo municipal no ha definido. El turismo. San Francisco o Las Vegas. El turismo es un tema tab¨² porque es el 15% del PIB de Barcelona. En una ciudad productiva, con una econom¨ªa equilibrada, no pasar¨ªa del 5%. El resto es burbuja, pero una burbujita en tiempos de crisis es un man¨¢. A ver qui¨¦n se atreve a decir que hay que redimensionar el turismo, por m¨¢s que el turismo expulse a la creative class que busca descubrir cosas y no seguir a la manada.
El otro problema es que, si Barcelona re¨²ne seis o siete millones de turistas al a?o, en un d¨ªa cualquiera hay en la calle m¨¢s turistas que abor¨ªgenes. Es imposible que el comercio, la actividad y hasta los equipamientos culturales no se inclinen por el turista como cliente preferente. Y eso distorsiona la ciudad. Distorsiona especialmente la capacidad productiva de los barrios que Guallart quiere modelar. Es m¨¢s barato seducir a un turista. O robarle la cartera, sea metaf¨®rica o literalmente.
No solo el gremio implicado se niega a imponer la tasa tur¨ªstica -no sea que se pierda alg¨²n ejemplar por el camino-, sino que siempre se ha dicho que la recaudaci¨®n ir¨ªa a Turismo de Barcelona para fomentar m¨¢s turismo, de calidad, ?eh? Lo normal ser¨ªa aplicar la tasa para controlar su peso y dedicar los dineros a promocionar la econom¨ªa productiva. Es decir, para invertir en equilibrio. Pero Barcelona invierte en turismo como si fuera una isla de la Polinesia, y el resultado es que la ciudad tiene m¨¢s calidad de visita que calidad de vida para los sufridos vecinos. Me gustar¨ªa o¨ªr la opini¨®n de Trias y de su poderoso jefe de Urbanismo. Es clave para saber si Barcelona se encamina a ser una ciudad m¨¢s inteligente que divertida o viceversa. Ahora mismo es m¨¢s divertida que inteligente, y as¨ª nos va.
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