Sirte agoniza entre los ataques de la OTAN y el cerco de los rebeldes
Miles de civiles huyen de la ciudad natal de Gadafi en la tregua de 48 horas concedida por los sitiadores
Muerte, dolor y hambre. Pocos medicamentos, tal vez interrupciones frecuentes del suministro el¨¦ctrico y escasez de gasolina para la poblaci¨®n civil. Esa es la situaci¨®n en la que se encuentra Sirte, la ciudad natal de Muamar el Gadafi, tras sufrir durante m¨¢s de un mes el asedio de los rebeldes libios y los bombardeos de la OTAN. El s¨¢bado, cuatro miembros de la Cruz Roja consiguieron entrar por primera vez en este municipio de unos 100.000 habitantes y visitar el hospital de Ibn Sina. Tras comprobar que la gente muere por cuestiones tan f¨¢ciles de evitar como la falta de combustible para alimentar los generadores, los activistas humanitarios entregaron 400 litros de gas¨®leo y material quir¨²rgico para atender a 200 heridos.
Los que huyen dicen que los bombardeos han causado cientos de muertos
"Las condiciones en las que ha trabajado el personal m¨¦dico en las ¨²ltimas semanas han sido extremadamente dif¨ªciles", indic¨® Hichen Jadraui, jefe de la misi¨®n de la Cruz Roja en Sirte, en un comunicado difundido por la organizaci¨®n. "Al hospital est¨¢ llegando un importante flujo de pacientes, los suministros m¨¦dicos se agotan y hay una necesidad desesperada de ox¨ªgeno. Adem¨¢s, el dep¨®sito de agua est¨¢ da?ado", a?adi¨® Jadraui.
En la ¨²ltima semana miles de vecinos han salido con sus familias y todos sus enseres en coches atestados. Afirman que han muerto cientos de civiles bajo los bombardeos de la OTAN. El presidente del Gobierno interino libio, Mustaf¨¢ Abdel Yalil, ha concedido una tregua de 48 horas (a partir del viernes) para que salgan todos los civiles. Pero el precio de la gasolina, indispensable para emprender el viaje, est¨¢ por las nubes en la ciudad sitiada y los combates contin¨²an en las afueras.
El goteo de sangre no ha cesado ni un solo d¨ªa. El pasado martes llegaron en helic¨®ptero ocho heridos al hospital de Misrata. El mi¨¦rcoles, 13 heridos y un muerto. El jueves, 14 y dos muertos. El viernes, 14. El s¨¢bado, 17 heridos y cinco muertos. Pero estos ¨²ltimos merecen un p¨¢rrafo aparte, porque las circunstancias que rodearon el caso ilustran a la perfecci¨®n el caos que se vive en esta guerra.
"Era una familia que trataba de salir de Sirte", inform¨® el doctor Mohamed Dogli, quien atiende las urgencias en Misrata. "La madre ha perdido un ojo. Murieron el padre, una ni?a de un a?o, un chiquillo de cuatro, una joven y un miliciano rebelde que inspeccionaba el coche. De pronto un misil cay¨® sobre el coche, sin saber nadie de d¨®nde ven¨ªa", a?adi¨® el m¨¦dico. Todas las guerras conllevan un elemento de desorganizaci¨®n en el frente. Pero en la de Libia a ese caos intr¨ªnseco hay que a?adir el hecho de que no existe una jerarqu¨ªa militar ni un liderazgo pol¨ªtico indiscutidos.
El caso m¨¢s evidente se registra en Tr¨ªpoli. Decenas de manifestantes han protestado esta semana en la capital por la presencia armada de milicianos procedentes de ciudades como Misrata o Zintan. Llegaron para luchar contra los ¨²ltimos gadafistas en Bab al Azizia, el barrio donde resid¨ªa el depuesto mandatario. Y ahora se niegan a marcharse. La petici¨®n del Consejo Nacional de Transici¨®n para que vayan despejando las calles ha ca¨ªdo en saco roto. Muchos tripolitanos se sienten humillados por tener que rendir cuentas en puestos de control a gente de otras ciudades. Lo que subyace detr¨¢s de esa presencia armada es la intenci¨®n de ciudades como Misrata, de mostrar su poder¨ªo ante Tr¨ªpoli y Bengasi para sacar una buena tajada en la formaci¨®n del nuevo Gobierno.
El desorden se traduce en poca eficacia a la hora de conquistar las dos ¨²nicas ciudades que a¨²n permanecen en manos de Gadafi: Sirte y Bani Walid. Los rebeldes aducen que en uno y otro lado topan con una fuerte presencia de francotiradores. En el ¨²ltimo intento de tomar Sirte por el flanco de Misrata perdieron siete hombres y trasladaron a 145 heridos a Misrata. Y aqu¨ª comienza otro gran problema que provoca el desaliento entre la poblaci¨®n civil de Misrata: la inmensa mayor¨ªa de esos heridos son trasladados fuera del pa¨ªs. "Hemos mandado ya 1.150 heridos a T¨²nez", explica el doctor Mohamed Dogli. "En T¨²nez se quejan de que no tienen suficientes medios para acoger a tanta gente", a?ade. El s¨¢bado, los alumnos de un colegio de Misrata se manifestaron en el centro de la ciudad pidiendo mejor asistencia para los heridos.
Si los rebeldes no quieren que caigan m¨¢s heridos en el frente, solo les queda seguir manteniendo el cerco a Sirte mientras la OTAN sigue bombardeando la ciudad. Y eso implica que los civiles de la ciudad de Gadafi seguir¨¢n sufriendo el hambre, la precariedad m¨¦dica y los bombardeos quir¨²rgicos de la OTAN.
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