Banqueros y revolucionarios
El columnista de 'The New York Times' apoya las protestas y critica a las entidades financieras, pero lamenta la falta de ideas de los manifestantes
Despu¨¦s de volar por todo el mundo este a?o para informar sobre las protestas callejeras desde El Cairo a Marruecos, informar sobre el ¨²ltimo levantamiento fue m¨¢s f¨¢cil: cog¨ª el metro. El movimiento Ocupa Wall Street ha tomado un parque en el distrito financiero de Manhattan y lo ha convertido en un campamento revolucionario. Centenares de j¨®venes corean esl¨®ganes contra los banksters (banqueros g¨¢nsteres) o magnates corporativos.
Ocupa Wal Street fue inicialmente tratado como una broma pero, tras un par de semanas, est¨¢ cobrando impulso. Las multitudes siguen siendo peque?as para lo que es habitual en las protestas, pero est¨¢n surgiendo ocupaciones similares en Chicago, San Francisco, Los ?ngeles y Washington. David Paterson, el exgobernador de Nueva York, se ha pasado por all¨ª y los sindicatos les est¨¢n ofreciendo apoyo.
Los bancos socializaron el riesgo y privatizaron los beneficios
He escrito en Twitter que la protesta me recordaba un poco a la plaza Tahrir, de El Cairo, y eso ha causado sorpresa. Es cierto que no hay balas silbando alrededor y que el movimiento no derrocar¨¢ a ning¨²n dictador. Pero est¨¢n presentes la misma cohorte de j¨®venes marginados y el mismo uso h¨¢bil de Twitter y otras redes sociales para reclutar m¨¢s participantes. Y lo principal, hay una oleada similar de frustraci¨®n juvenil con un sistema pol¨ªtico y econ¨®mico que los manifestantes consideran fallido, corrupto, indiferente e irresponsable.
Los manifestantes deslumbran por sus habilidades en Internet e impresionan por su organizaci¨®n. La plaza est¨¢ dividida en una recepci¨®n, una zona de medios de comunicaci¨®n, una cl¨ªnica, una biblioteca y una cafeter¨ªa. La p¨¢gina web de los manifestantes ofrece v¨ªnculos que permiten a quienes los apoyen en cualquier lugar del mundo entrar en Internet y pedir pizzas (preferiblemente vegetarianas) de una pizzer¨ªa local que las env¨ªa a la plaza. En un homenaje a la inventiva del capitalismo, la pizzer¨ªa ha a?adido r¨¢pidamente un nuevo elemento a su men¨²: la "Especial okupa".
Donde el movimiento falla es en sus exigencias: realmente, no tiene ninguna. Los participantes defienden causas que son a veces quijotescas. As¨ª que perm¨ªtanme que intente ayudar.
No comparto los sentimientos antimercado de muchos de los manifestantes. Los bancos son instituciones inestimables que, cuando funcionan correctamente, conducen el capital hacia su mejor uso y mejoran la calidad de vida. Pero tambi¨¦n es verdad que el apalancamiento descontrolado no solo gener¨® unos beneficios estratosf¨¦ricos para los bancos durante los a?os de vacas gordas, sino tambi¨¦n unos riesgos desmesurados para los ciudadanos en los a?os de vacas flacas.
En la pr¨¢ctica, los bancos socializaron el riesgo y privatizaron los beneficios. El hecho de titulizar las hipotecas, por ejemplo, enriqueci¨® a muchos banqueros pero termin¨® dejando a los Gobiernos endeudados y a los ciudadanos sin hogar. Hemos visto que los bancos incorrectamente regulados y demasiado grandes para quebrar socavan el inter¨¦s p¨²blico en lugar de servirlo; y en los ¨²ltimos a?os, los bancos se han librado de su justo castigo. Es exasperante ver a banqueros que fueron rescatados por los contribuyentes quejarse ahora por unas normativas pensadas para evitar el pr¨®ximo rescate. Y es importante que los manifestantes pongan de relieve la desigualdad social cada vez mayor.
As¨ª que para aquellos que quieren canalizar su amorfa frustraci¨®n hacia demandas pr¨¢cticas, he aqu¨ª unas cuantas propuestas espec¨ªficas:
-Instaurar un impuesto sobre las transacciones financieras. Se tratar¨ªa de un peque?o impuesto sobre las operaciones financieras, que siga el modelo sugerido por James Tobin, un economista estadounidense que gan¨® un premio Nobel. El objetivo es, en parte, poner freno a la actividad especulativa que crea una inestabilidad peligrosa. Europa avanza hacia la implantaci¨®n de un impuesto sobre las transacciones financieras, pero Obama se resiste (un reflejo de su deferencia hacia Wall Street).
-Eliminar las lagunas legales de las participaciones en los beneficios, una de las que puede que sean las deducciones fiscales m¨¢s desorbitadas de EE UU. Permiten a nuestros ciudadanos m¨¢s ricos pagar unos tipos impositivos muy bajos simulando que su compensaci¨®n laboral es una plusval¨ªa.
-Proteger a los grandes bancos de ellos mismos. Esto equivale a limitar la capacidad de los bancos para realizar inversiones arriesgadas y especulativas. Otra propuesta sensata, apoyada por el presidente Barack Obama y algunos expertos internacionales, es el impuesto bancario. Este podr¨ªa basarse en el tama?o y el apalancamiento de la instituci¨®n, de modo que los banqueros podr¨ªan pagar por sus grandes beneficios.
Una gran parte de los esl¨®ganes de Ocupa Wall Street es bastante tonta; pero tambi¨¦n lo es la ret¨®rica mojigata de Wall Street. Y si un grupo variopinto de manifestantes juveniles puede contribuir a traer una dosis de responsabilidad y equidad a nuestro sistema financiero, bien por ellos.
2011 New York Times News Service. Traducci¨®n de News Clips.
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