El coste de no tener a un tipo como Trichet
El coste de oportunidad de una decisi¨®n / inversi¨®n asciende a cu¨¢nto supondr¨ªa no emprenderla, o a cu¨¢nto ascender¨ªa tomar una decisi¨®n alternativa. Esta reducci¨®n al (relativo) absurdo inventada en 1914 adquiri¨® popularidad a ra¨ªz del Acta ?nica, que abri¨® paso al mercado ¨²nico de la Europa sin fronteras de 1992, gracias sobre todo al famoso informe del gran Paolo Cecchini, El coste de la no Europa.
Tras cubrir sus ocho a?os de mandato, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, dictar¨¢ hoy su testamento: ojal¨¢ que anuncie la bajada del tipo de inter¨¦s, dado que la inflaci¨®n subyacente est¨¢ bajo control en el entorno del 2%; o cuando menos, la balice para que la decida su sucesor, Mario Draghi.
Si la zona euro no ha explosionado es porque el BCE es su "prestamista de ¨²ltima instancia"
?Cu¨¢l habr¨ªa sido el coste de no tener a Trichet? ?Cu¨¢l ser¨ªa el coste de que Draghi dilapidase en el futuro su herencia?
Los errores del BCE bajo la ¨¦gida del antiguo gobernador franc¨¦s han sido dos. El primero, en julio de 2008, cuando subi¨® el tipo de inter¨¦s, justo despu¨¦s de que la inflaci¨®n capotase y en v¨ªsperas del desastre de la Gran Recesi¨®n desencadenada por la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre. El segundo ha sido su morosidad y timidez en orquestar la pol¨ªtica de compra de bonos p¨²blicos de los perif¨¦ricos: en dos momentos, a principios de mayo de 2010, y el pasado agosto, cuando las turbulencias multiplicaban los diferenciales de las deudas italiana y espa?ola con la alemana. Han sido errores propios de un ortodoxo.
En el otro platillo de la balanza, el BCE ha ofrecido bajo Trichet amplia barra libre de liquidez a la banca y ha diversificado sus plazos, evitando as¨ª la par¨¢lisis total del sistema financiero en momentos de sequ¨ªa del interbancario; ha comprado en el mercado secundario bonos perif¨¦ricos hasta m¨¢s de 156.500 millones de euros (poco para quienes lo comparen con la Reserva Federal; demasiado para los puristas), sorteando el estallido de algunos pa¨ªses; ha apoyado a esas deudas soberanas y a las entidades tenedoras, al aceptar como garant¨ªa (colateral) los bonos en entredicho aportados por los bancos que ped¨ªan su cr¨¦dito; y ha encabezado tres operaciones de coordinaci¨®n con otros bancos centrales para ofrecer liquidez en d¨®lares a la banca europea: despu¨¦s de Lehman y en febrero y septiembre de este a?o.
Por la virulencia de sus detractores conocer¨¦is el coste de carecer de Trichet: los dos principales mentores de la radicalidad, ambos alemanes, han dimitido este a?o. Axel Weber, el presidente del Bundesbank destinado a sucederle, rompi¨® papeles y maneras al criticar en p¨²blico la compra de bonos de los pa¨ªses vulnerables, en un canto a la austeridad (ajena) que le allan¨® el camino (propio) al becerro de oro en forma de la presidencia del suizo UBS, ?cu¨¢nta virtud luterana! Y lo mismo hizo, huyendo de estampida al parecer por id¨¦nticos motivos, el inefable J¨¹rgen Stark. Criticaban a su gobernador por desbordar el objetivo de vigilar la inflaci¨®n... y preocuparse tambi¨¦n de la estabilidad econ¨®mica y el crecimiento, objetivos al parecer blasfemos.
Pero ten¨ªa raz¨®n el criticado al afirmar que solo cumpl¨ªa lo ordenado en los Estatutos del BCE (protocolo del Diario Oficial L-236, de 23 de septiembre de 2003): el "objetivo primordial" del banco "ser¨¢ mantener la estabilidad de precios. Sin perjuicio de dicho objetivo", empero, "apoyar¨¢ las pol¨ªticas econ¨®micas generales en la Comunidad"; ¨¦ste es un deber de "apoyo a la pol¨ªtica general de la Uni¨®n" (art¨ªculo 119 del TFUE), "tendente al pleno empleo y al progreso social" (art¨ªculo 2 TUE).
Alg¨²n investigador, como Pau Rabanal, llega a sostener que Trichet no solo "ha mantenido una pol¨ªtica monetaria relativamente expansiva" sino que, incluso, "ha sacrificado su objetivo de inflaci¨®n en aras de un mayor crecimiento econ¨®mico y creaci¨®n de empleo y no a la inversa", aunque su renuencia a bajar demasiado los tipos le ha enfrentado con algunos pol¨ªticos, como el presidente franc¨¦s. Ha defendido con u?as y dientes su independencia frente a Sarkozy al postular el automatismo en las nuevas sanciones del Pacto de Estabilidad. Y ante la canciller Merkel, al resistirse como gato panza arriba al impago de Grecia a la banca privada.
Si la crisis del euro a¨²n no ha desahuciado a Europa es porque el BCE ha actuado como su prestamista de ¨²ltima instancia y como ¨¢rbitro respetado por los mercados. Trichet ha sido art¨ªfice clave en la creaci¨®n del fondo de rescate, rotundo en la cr¨ªtica a las agencias de descalificaci¨®n y claro en la defensa de un Ministerio de Hacienda europeo. C'est dej¨¤ pas mal!
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