Defend¨¢monos
Quiz¨¢s ha llegado a la hora de atender la interpelaci¨®n de Max Otte, en su panfleto: Frenad el desastre del euro. El profesor alem¨¢n escribe: "No permitan que nos desconcierten, que hagan de nosotros sujetos resignados y que una y otra vez tengamos que responder por crisis que no hemos causado: ?Defend¨¢monos!"
Los datos del paro del mes de septiembre son demoledores. Preludian un inminente regreso de Espa?a a la recesi¨®n, porque la situaci¨®n social se sigue deteriorando, la demanda interna sigue por los suelos, el cr¨¦dito no fluye y todas las esperanzas est¨¢n puestas en la exportaci¨®n, en un momento en que nuestro entorno europeo -nuestros principales compradores- est¨¢ peor que nunca.
El equilibrio entre poder pol¨ªtico y econ¨®mico se ha roto, inclin¨¢ndose a favor de este ¨²ltimo
Confirman los muchos indicios acumulados que la condici¨®n de vida de los ciudadanos ha empeorado y el proceso de empobrecimiento contin¨²a. Alimentan las dudas ya existentes sobre la eficacia de las pol¨ªticas de austeridad radical. Aumentan el desconcierto y la confusi¨®n de la ciudadan¨ªa, que no ve se?ales que permitan pensar que saldremos de esta. Desde el punto de vista pol¨ªtico, acrecientan el desprestigio del Gobierno que, una vez m¨¢s, ha errado en sus pron¨®sticos, y sigue empe?ado -en boca de la vicepresidenta econ¨®mica- en un voluntarismo pat¨¦tico. ?No saben, los dirigentes socialistas, que la negaci¨®n sistem¨¢tica de la realidad ha sido la causa principal de su desgracia?
La situaci¨®n extrema coincide con una campa?a electoral. La respuesta resignada es asumir la crisis como una cat¨¢strofe natural, considerar estas elecciones como un simple tr¨¢mite para cambiar un gobierno quemado, y prepararse para sacrificios mayores, como dejan entender algunos dirigentes del PP que no tienen el autocontrol que se ha impuesto Mariano Rajoy para no asustar al personal.
El miedo y la resignaci¨®n han hecho que parte de la sociedad llegara a asumir el discurso que dice que tocan a?os de penitencia para pagar los excesos cometidos en el pasado reciente. Explotar el sentimiento de culpabilidad de la ciudadan¨ªa ha sido siempre un eficaz instrumento de todo poder. Y m¨¢s en un pa¨ªs cat¨®lico, donde la culpa reina desde la m¨¢s tierna infancia. Pero realmente es de un cinismo considerable que se acuse a la ciudadan¨ªa de una especie de org¨ªa del dinero, cuando la gran mayor¨ªa de los habitantes de este pa¨ªs tienen sueldos inferiores a los 20.000 euros anuales. ?Alguien me puede decir qu¨¦ despilfarros y qu¨¦ excesos se pueden cometer desde este punto de partida? ?Querer tener un piso en propiedad? Es lo que machaconamente se les aconseja d¨ªa tras d¨ªa. Y los bancos no han tenido escr¨²pulos en estimular la imprudencia.
Todo conduce al 20-N por la v¨ªa de la resignaci¨®n: los silencios de Rajoy, la dificultad de Rubalcaba para ganar credibilidad desmarc¨¢ndose de un Gobierno del que form¨® parte, la larga agon¨ªa de un Gobierno cuyo tiempo pas¨® hace meses. Sin embargo, el momento merecer¨ªa m¨¢s. Merecer¨ªa que la pol¨ªtica luciera con todo su esplendor, porque en el fondo el camino que las cosas tomen ya no solo para Espa?a, sino para Europa entera, depender¨¢ de la recuperaci¨®n de la pol¨ªtica, de que la pol¨ªtica vuelva a ejercer su primac¨ªa. No puede ser que falte dinero para las cosas elementales, pero se encuentre siempre el dinero necesario para reflotar bancos o cajas. No puede ser que se sigan alimentando ficciones para no afrontar la realidad: Grecia no puede ni podr¨¢ pagar.
Se puede decir de muchas maneras. Se puede decir que estamos en una doble transici¨®n del capitalismo industrial al capitalismo financiero y de las econom¨ªas nacionales a la econom¨ªa global. Se puede decir que desde primeros de los 80 se fue construyendo una hegemon¨ªa del capital financiero, cuyos efectos se avisaron en repetidas burbujas, y que nos ha llevado a la situaci¨®n actual. Y se puede decir, como Max Otte, que "un complejo de poder de conocimiento y dinero" -la oligarqu¨ªa financiera- con enormes conexiones con los Gobiernos es "el centro del poder" y "determina nuestra vida cotidiana de una forma mucho m¨¢s directa de lo que nunca pudo hacerlo el complejo militar-industrial" que en su d¨ªa denunci¨® el presidente Eisenhower.
Pero cualquiera de estas f¨®rmulas lleva al mismo punto: el equilibrio entre poder pol¨ªtico y poder econ¨®mico que dio estabilidad y democracia se ha roto, inclin¨¢ndose desmesuradamente en favor del ¨²ltimo. Frente a ello, la ciudadan¨ªa necesita de la pol¨ªtica para defenderse. Necesita pol¨ªticos capaces de utilizar toda la fuerza de la legitimidad democr¨¢tica, incluso frente al poder financiero. Y, sin embargo, entramos en una campa?a que el PP se empe?a en que sea lo m¨¢s apol¨ªtica posible. Para que todos asumamos la crisis como una fatalidad, un destino.
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