Para rebajar el d¨¦ficit

Con la Iglesia hemos topado, Sancho. Los gobernadores centrales y los de las diferentes ¨ªnsulas tienen que presentar planes de ahorro que mejoren la situaci¨®n socioecon¨®mica del pa¨ªs, mientras cuatro millonarios de la beatiful people europea, para dar ejemplo a la clase media (una boutade), dicen que quieren pagar m¨¢s impuestos. Los ciudadanos de a pie arriman el hombro, aceptando todo tipo de ahorros y recortes que sean razonables.

En cambio, los obispos hispanos, cuya capacidad oratoria es bien conocida, guardan silencio en el tema de la deuda p¨²blica. Podr¨ªan haber recogido el guante y haber prometido un plan de austeridad colegio-eclesial que, en adelante, evitara todo tipo de fastos, lujos excesivos e inversiones improductivas.

La Iglesia, una entidad privada, sigue siendo una de las mayores fortunas del pa¨ªs. Podr¨ªa dar ejemplo y ya que ning¨²n gobernante se atreve a propon¨¦rselo, dar un paso adelante y ofrecerse a pagar m¨¢s impuestos, adem¨¢s de renunciar durante los pr¨®ximos cinco a?os a una parte de las subvenciones y ayudas especiales que normalmente recibe de las Administraciones laicas y p¨²blicas. Si los obispos lo hicieran y resultaran cre¨ªbles, cientos de miles de descre¨ªdos, tal vez, volver¨ªan a creer en ellos.