De otro tiempo, de otro lugar

Tres hermanos pipiolos, londinenses de ascendente paquistan¨ª, cantan y tocan cuanto se les pone por delante, visten como figurantes para La Bamba y componen como si Rock around the clock estuviese de rabiosa actualidad. Tiene su gracia (y bastante encanto), pero ni los promotores de Kitty, Daisy & Lewis imaginaban semejantes llenazos en sus siete fechas espa?olas, incluyendo las m¨¢s de 900 personas que se agolpaban anoche en la Joy Eslava. Algunas mocitas, incluso, rescataron las medias de rejilla como quien asiste a una fiesta de graduaci¨®n.

Kitty (19 a?os, gran armonicista) y Daisy (23) lucen vestiditos pizpiretas y unas melenas negras tan exuberantes que entraban ganas de preguntarles por el champ¨². Lewis (21), un dandi con su traje de marfil, ha agotado las existencias de gomina. Hay mucho de pose, claro, de gui?o est¨¦tico a otros tiempos y otros lugares que ni siquiera pueden figurar en sus concisos bagajes particulares. Pero tambi¨¦n importa la fe inquebrantable en un repertorio tan atemporal como imperecedero. Y sin atisbo de contemporaneidad: ninguna influencia suma menos de medio siglo.

La noche arranca con rockabilly a?ejo y hace escalas en el blues (Say you'll be mine), Nueva Orleans (Baby hold me tight), el soul (la espl¨¦ndida Messing with my life, aunque se hicieron un l¨ªo de tonalidades) y, claro, la veta campestre: para What quid desenfundaron un par de banjos. Ellas presentan un timbre muy parecido, as¨ª que se agradece cuando Lewis toma la voz cantante (I'm coming home) y se convierte en un Lonnie Donegan en sus a?os mozos. Y a¨²n m¨¢s excitante es la irrupci¨®n de Eddie Tan Tan Thornton, un trompetista jamaicano que la pr¨®xima semana ser¨¢ octogenario (nadie le echar¨ªa m¨¢s de 60) y que ti?¨® I'm so sorry de ska. Todo muy entretenido, la verdad.