De pasajeros a conductores
Debajo de una lona azul descansa su oxidada estructura, apoyada sobre ladrillos en lugar de ruedas. Dentro de la carrocer¨ªa, solo se ve el metal ya corro¨ªdo donde una vez estuvo el tim¨®n y algunas bolsas de basura tiradas desde las ventanillas sin cristales. Para este Lada fabricado en 1978, la nueva ley de compra y venta de autos lleg¨® demasiado tarde. Su due?o no pudo sostener econ¨®micamente el cambio de las llantas, los frenos ni el parabrisas y lo vio deteriorarse poco a poco a la par que a ¨¦l le afloraba la calvicie y las ilusiones pol¨ªticas le menguaban. La suya no es una historia aislada, pero afortunadamente ser¨¢ m¨¢s inusual a partir de ahora.
El Decreto 292 reci¨¦n aprobado por el Consejo de Ministros, establece nuevas y m¨¢s flexibles regulaciones para la transmisi¨®n de veh¨ªculos automotores en Cuba. Quienes una vez obtuvieron estos trofeos a trav¨¦s de la selectividad ideol¨®gica y laboral, ahora podr¨¢n comercializarlos o traspasar su propiedad a alg¨²n familiar.
Cuba flexibiliza el mercado del autom¨®vil. Los militantes fervorosos ser¨¢n los beneficiados
Sin embargo, a pesar del revuelo triunfalista de los peri¨®dicos alrededor de la nueva legalidad, el absurdo no ha terminado. M¨¢s bien los ciudadanos hemos quedado divididos entre un grupo de elegidos que lograr¨¢ adquirir autos muy modernos -incluso nuevos- en los concesionarios estatales y aquellos que solo podremos aspirar a comprar un Lada, un Moskovich o un Fiat polaco, la mayor¨ªa de estos con m¨¢s de 15 a?os de explotaci¨®n. El bander¨ªn se ha levantado, pero no a la misma altura para todos los ciudadanos. Curiosa paradoja, que esta vez los m¨¦ritos profesionales y pol¨ªticos no se materialicen en un veh¨ªculo fabricado en alg¨²n pa¨ªs socialista, sino que permitan a su poseedor adquirir la preciada mercanc¨ªa llegada desde Jap¨®n, Francia, Argentina. El dinero tampoco es el mismo, depende mucho en mano de qui¨¦n est¨¦. Seg¨²n consta en este nuevo decreto, los ingresos deben ser primero santificados por una instituci¨®n estatal para luego convertirse en un reluciente Peugeot o en las suaves curvas de un Audi. Quienes reciban remesas, alquilen habitaciones a extranjeros o hayan ganado premios no validados por un organismo oficial, tendr¨¢n que conformarse con el mercado de los carros de uso. La novedad tecnol¨®gica, el autom¨®vil de ¨²ltima fabricaci¨®n, solo podr¨¢ alcanzarse combinando recursos financieros y esa otra moneda que es la incondicionalidad ideol¨®gica. Lo cual da una f¨®rmula bastante c¨ªnica, pero ya conocida: a mayor fervor militante, menos a?os tendr¨¢ el carro que se podr¨¢ obtener.
En un sector tan largamente cerrado como ha sido el de la compra y venta de veh¨ªculos en esta Isla, basta agregar un par de flexibilizaciones para que sus componentes se muevan como fichas de domin¨® sobre una mesa. De ah¨ª que La Habana amaneciera el primero de octubre con cierta alborozada esperanza. Pocos comprend¨ªan bien el entramado de incisos que se incluye en las 16 p¨¢ginas del nuevo decreto, pero al menos su aprobaci¨®n confirma la idea de que la inercia se ha roto.
Los s¨ªmbolos de estatus social han estado durante demasiado tiempo bajo el estricto control del Estado, en aras de evitar las marcadas diferencias sociales que negar¨ªan el proclamado car¨¢cter igualitario de la Revoluci¨®n Cubana. Para mantener ese supuesto equilibrio material entre los individuos, se controlaron en exceso todas las v¨ªas para obtener una casa, un carro, un viaje al extranjero. En realidad, una buena parte de la gente no renunci¨® a disfrutar de ellos, sino que emple¨® la simulaci¨®n pol¨ªtica para alcanzarlos, se zambull¨® en el mercado negro donde se compraban y vend¨ªan dichas propiedades o decidi¨® emigrar en busca de horizontes de desarrollo menos estrechos. Varias generaciones fueron condenadas por tan estricta legislaci¨®n a ser meros pasajeros o transe¨²ntes, sin ninguna posibilidad de sentarse tras un tim¨®n.
El Gobierno ha tenido que ceder ante la presi¨®n de la inconformidad y abrir el mercado automotriz. Pero lo ha instrumentalizado legalmente de la ¨²nica forma en que sabe hacerlo, con muchas limitaciones para los suyos y con pocas ventajas para quienes no les simpatizan. Ha creado tambi¨¦n un nuevo andamiaje para validar los ingresos y determinar qui¨¦n se merece un veh¨ªculo nuevo y qui¨¦n no.
Resulta contradictorio que en medio de un proceso para disminuir el aparato burocr¨¢tico, se haya agregado m¨¢s ascendencia a este y m¨¢s poder a determinados funcionarios. Gente que tendr¨¢ la posibilidad de decidir si aquel auto de turismo con un farol roto podr¨¢ ser comercializado a alg¨²n artista, militar o productor de tabaco o si el reporte de ganancias presentado por un deportista es suficiente para desplazarse en cuatro ruedas.
La pi?ata, en el caso cubano, ha empezado por repartirse el parque rodante de la naci¨®n, despu¨¦s vendr¨¢ la legalidad sobre las casas que ya podemos imaginar igual de limitada y selectiva. Para cuando se hayan distribuido los s¨ªmbolos de estatus seg¨²n considerandos pol¨ªticos, entonces quedar¨¢n visibles todas aquellas diferencias sociales que quisieron tapar, los desequilibrios materiales que durante todos estos a?os solo han estado agazapados.
Yoani S¨¢nchez, periodista cubana y autora del blog Generaci¨®n Y. ? Yoani S¨¢nchez / bgagency-Mil¨¢n.
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