Elogio de las palabras
Hay textos llenos de sentido que est¨¢n condenados a una muerte instant¨¢nea. Palabras dichas en voz alta a las que la memoria apenas da cobijo. De eso habla Fernando Iwasaki (Lima, 1961) en Arte de introducir, de las palabras que nacen para ser escuchadas una sola vez y cuya "propensi¨®n al desvanecimiento" tiene semejanza con aquellas materias que Arist¨®teles llam¨® "cuerpos sutiles". Es decir, "la espuma, el musgo, la nieve y el semen". En el libro, Iwasaki rescata las presentaciones, ese texto anfitri¨®n que se lee ante la concurrencia para decir de un autor, artista o de su obra. Y al estar ah¨ª impresas en el libro (Iwasaki recoge presentaciones que realiz¨® durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas), es decir, quietas y observadas, se comprueba la convincente historia que se cuenta. Se escucha lo del "valor del tiempo no percibido" en la escritura de Javier Mar¨ªas, o la "naturaleza social de la condici¨®n humana" en las novelas de Bel¨¦n Gopegui, por ejemplo.
Arte de introducir
Fernando Iwasaki
Renacimiento. Sevilla, 2011
214 p¨¢ginas. 18 euros
En el libro hay una liminar tan hilarante como sabia y reivindicativa, que argumenta no s¨®lo sobre la utilidad de hacer visible el texto anfitri¨®n sino sobre las cualidades y caracter¨ªsticas que ¨¦ste debe tener. Y si Arte de introducir contiene elogio a la voz que se oye pero que muere al momento, en Sevilla sin mapa, otro libro de Iwasaki, se da la bienvenida a quienes sobre esa ciudad escribieron. Personajes c¨¦lebres o viajeros an¨®nimos, "sevillanos ap¨®crifos", como les llama el autor, que anotan su paso por la ciudad. Una ciudad que puede ser amada, denostada o adorada y cuyo detalle observado por quien lo vio resulta curioso y a veces demoledor. A Byron le impresiona la belleza de una mujer, Karel Capek dice sobre el flamenco, Arthur Koestler se asombra de que la gente se levante siempre tarde "incluso en guerra", y seg¨²n Lady Tenison, para los sevillanos son necesarios los desenlaces felices en las obras teatrales. Iwasaki hila con agudeza la voz de otros con la suya propia tejiendo un anecdotario muy singular. Hay que a?adir la extensa e interesante bibliograf¨ªa que contiene Sevilla sin mapa. Dos libros, pues, que son elogio de las palabras: las que se dijeron y las que se escribieron. Y en ambos hay descaro y una locuacidad que invita a querer saber m¨¢s sobre autores, artistas y obras.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.