La calma llega a la Ertzaintza
La cl¨¢usula de paz social que acompa?¨® el acuerdo laboral entre Interior y los sindicatos ha devuelto el sosiego a la Polic¨ªa vasca tras meses de reivindicaciones
La paz social que se inclu¨ªa como cl¨¢usula en el acuerdo laboral que el departamento de Interior alcanz¨® en agosto con los sindicatos de la Polic¨ªa vasca no ha tardado en reflejarse. La beligerante actitud que durante la primera mitad del a?o mantuvieron los representantes de la plantilla como forma de presi¨®n, cuyo hito fue la manifestaci¨®n que en Bilbao reuni¨® a m¨¢s de 2.500 agentes, se ha reducido a la m¨ªnima expresi¨®n. Sobre todo, entre las centrales que rubricaron el pacto. La celebraci¨®n hoy del D¨ªa de la Ertzaintza, que se tuvo que suspender en junio, es solo una muestra de ello.
Aunque con una actitud cr¨ªtica y vigilante, el mayor sindicato, Erne, ha decidido respaldar la convocatoria a cambio de la modificaci¨®n de ciertos aspectos que consideraba fundamentales para convertir la celebraci¨®n en un reconocimiento a los ertzainas y no en un acto institucional. Su presencia garantiza el ¨¦xito, pese al desmarque del resto de los sindicatos. Esan y Euspel, las otras dos centrales que acordaron con Interior el nuevo marco regulador, han rechazado la invitaci¨®n, pero a trav¨¦s de argumentaciones internas a sus afiliados y sin levantar demasiado la voz. Lejos quedan sus duros comunicados p¨²blicos de meses atr¨¢s.
Las protestas de la plantilla trasladaron su malestar al resto de la ciudadan¨ªa
Las expectativas generadas en Ares jugaron en contra del propio consejero
Por el contrario, las tres ¨²nicas centrales que no rubricaron el acuerdo con Interior mantienen la beligerancia, eso s¨ª, aunque con su reducido margen de repercusi¨®n. Lo han evidenciado tambi¨¦n con motivo de un D¨ªa de la Ertzaintza que, por ejemplo, ha sido rebautizado como Ares Party por el Sipe, el ¨²nico colectivo del cuerpo que se enmarc¨® en una unidad de acci¨®n sindical de la que se desvincul¨® en el ¨²ltimo momento. Tampoco CC OO ni ELA estar¨¢n hoy, en Arkaute. La confederal nacionalista ha asumido la cr¨ªtica de mayor peso al denunciar la "apropiaci¨®n" institucional de un acto planificado, a su juicio, para "ensalzamiento" de la consejer¨ªa.
Ares ha tenido que pagar un precio elevado con el nuevo convenio y el compromiso de impulsar la segunda actividad por edad entre los ertzainas, as¨ª como su promoci¨®n interna. Sobre todo, en el actual marco de recesi¨®n. Pero ha conseguido silenciar, a cambio, las voces cr¨ªticas de la Polic¨ªa vasca, que se hab¨ªan convertido en uno de los principales lastres para la ya de por s¨ª da?ada imagen del Gobierno socialista, pendiente de remontar desde su llegada a Ajuria Enea hace dos a?os. A la manifestaci¨®n de marzo en Bilbao le sucedieron dos caravanas de protesta que colapsaron los accesos rodados a la capital vizca¨ªna y trasladaron el malestar de la plantilla a la ciudadan¨ªa.
Los sindicatos consiguieron con sus reivindicaciones la caricatura del peor consejero de Interior de la historia que persegu¨ªan, pese a ser sabedores de que esa imagen no se corresponde con la realidad. Y Ares se vio obligado a implicarse de forma personal en la negociaci¨®n para sacarla adelante, no sin dificultades. La cerr¨® en agosto, con ¨¢nimo de mitigar el malestar que las prestaciones laborales logradas por los agentes podr¨ªan provocar en el resto del funcionariado vasco. El consejero ha sido consciente siempre de las particulares condiciones de trabajo de un colectivo al que desde el primer momento mostr¨® su apoyo verbal y trat¨® de convertir en bandera de su gesti¨®n.
Fueron precisamente las expectativas depositadas en el nuevo consejero, tras a?os de gesti¨®n del departamento por parte del PNV, las que jugaron en contra de Ares, adem¨¢s de la propia econom¨ªa. La ilusi¨®n inicial de la plantilla se ha visto truncada en muchos aspectos tras comprobar la imposibilidad de desbloquear negociaciones que parec¨ªan susceptibles de acabar en un entendimiento con los socialistas, m¨¢xime tras el desembarco de antiguos responsables sindicalistas en puestos relevantes del departamento. "Son el mismo perro, solo que con distinto collar", resumen la situaci¨®n actual desde uno de los sindicatos que no ha puesto su r¨²brica al nuevo convenio.
El relevo de dos de los tres viceconsejeros de Ares en junio abri¨® una primera puerta a la reconducci¨®n de unas relaciones con las centrales que se hab¨ªan bloqueado con los mismos interlocutores. Las formas, m¨¢s que el fondo de las cuestiones, se hab¨ªan convertido en la verdadera causa del creciente alejamiento. El gui?o por parte del consejero, interpretado por los representantes de la plantilla como un s¨ªntoma de voluntad de negociar, no tard¨® en encontrar como respuesta el regreso de las centrales al debate sobre las condiciones laborales que desemboc¨® en el acuerdo de agosto.
No pod¨ªa ser de otra forma. Adem¨¢s de una causa parcial de los problemas de imagen del Gobierno debido a las medi¨¢ticas protestas de la plantilla, la Ertzaintza ha sido tambi¨¦n la gran protagonista de la pol¨ªtica de "tolerancia cero" impulsada contra el terrorismo durante el actual mandato. El verdadero icono del Ejecutivo socialista.
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