Un negocio millonario con centro en N¨¢poles
La capital mundial del coral rojo est¨¢ en Italia, en Torre del Greco (N¨¢poles). All¨ª acaban la mayor parte de las colonias capturadas en Espa?a -hay coral Catalu?a, C¨¢diz, Almer¨ªa y las Baleares-, y en Italia, T¨²nez o Marruecos. Los artesanos de Torre del Greco convierten el coral en joyas o tallas que se venden luego en las joyer¨ªas m¨¢s caras del planeta. "Todo el coral se va a Italia", confirma el sargento Jos¨¦ Rodr¨ªguez, del Servicio Mar¨ªtimo de la Guardia Civil en Girona. Una parte importante del comercio se mueve en dinero negro, coinciden los agentes rurales y la Guardia Civil.
Los italianos controlan el negocio desde el origen. Son los principales compradores, seg¨²n los coraleros. Una decena de personas que avisan por tel¨¦fono cuando necesitan mercanc¨ªa y negocian los precios. Es dif¨ªcil vender el coral sin pasar por los intermediarios. "Yo intent¨¦ una vez venderlo directamente en Italia y ni me lo quisieron comprar", relata un furtivo. En los ¨²ltimos a?os han entrado tambi¨¦n ciudadanos asi¨¢ticos, de India y Taiwan, lo que ha hecho que el precio oscile tambi¨¦n en funci¨®n del d¨®lar.
El mayor consumidor documentado de coral rojo manufacturado es Estados Unidos, pa¨ªs que import¨® 26 millones de piezas entre 2001 y 2006, seg¨²n la organizaci¨®n Sea Web. Fue precisamente este pa¨ªs uno de los que empuj¨® para que el coral rojo fuese incluido en el anexo dos del CITES, el convenio internacional que regula el comercio de especies en peligro. Se intent¨® en 2007 y en 2010, pero en ambos casos la iniciativa fracas¨®.
Los pa¨ªses concluyeron que no existe evidencia cient¨ªfica para apoyar la medida, que hubiese supuesto el control de la especie desde su extracci¨®n hasta su comercializaci¨®n. "Los empresarios italianos adujeron que la inclusi¨®n en el anexo dos estigmatizar¨ªa la especie", explica el bi¨®logo Sergio Rossi, que estuvo en las negociaciones. La Generalitat tiene las manos atadas. "Mientras el coral rojo sea considerado una especie pescable a nivel internacional, tenemos que emitir un n¨²mero reducido de licencias que mantenga la explotaci¨®n de la especie dentro de los l¨ªmites m¨¢ximos sostenibles", dice una portavoz.
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