Basta de amarrar a los pacientes
Navarra regula las sujeciones para restringir su uso - Los profesionales tendr¨¢n que informar de los efectos negativos - Se proh¨ªbe utilizarlas por conveniencia
El uso de las sujeciones para controlar a las personas mayores y dependientes es una pr¨¢ctica com¨²n en Espa?a, el pa¨ªs occidental que las utiliza con mayor rutina debido, en parte, a la falta de un mayor desarrollo legal sobre la materia. El Gobierno de Navarra ha aprobado un decreto pionero, que desarrolla la Ley Foral de Servicios Sociales, con el objetivo de eliminar al m¨¢ximo estos m¨¦todos y establecer pautas homog¨¦neas para todos los centros. La principal novedad es que los profesionales deber¨¢n informar de sus posibles efectos negativos a los usuarios o tutores, quienes podr¨¢n oponerse a su aplicaci¨®n.
Algunas comunidades aut¨®nomas ya hab¨ªan legislado este uso, pero en sus normativas solo se determinaba que las sujeciones, tanto f¨ªsicas como farmacol¨®gicas, las tiene que prescribir un m¨¦dico, y en otras se obliga a pedir consentimiento. As¨ª, el decreto navarro supone, en palabras del director del Programa Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzh¨¦imer de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones de Mayores (Ceoma), Antonio Burgue?o, "un hito", porque es una de las normas "m¨¢s vanguardistas del mundo". Seg¨²n este experto, m¨¦dico especialista en Medicina Preventiva y Salud P¨²blica, el uso de cinturones en sillas, chalecos, s¨¢banas fantasma o f¨¢rmacos con sedaciones es "demoledor y destructivo".
Inmovilizar al enfermo le debilita y deteriora su autoestima
"Para vivir es necesario asumir riesgos", afirma un experto
La Asociaci¨®n de Da?o Cerebral de Navarra (Adacen) es uno de los centros navarros pioneros en la pr¨¢ctica de m¨¦todos alternativos a las sujeciones y el caso de Eugenio, uno de sus pacientes, uno de los ejemplos m¨¢s claros. Deambula de un lado a otro de forma constante, tiene d¨¦ficit de atenci¨®n, inquietud permanente y una ¨²nica obsesi¨®n: conseguir salir del Centro de D¨ªa donde le atienden desde que hace nueve a?os sufriera un ictus. Casado y con 48 a?os, a este pamplon¨¦s, gerente hasta entonces de una empresa, apenas le han quedado secuelas f¨ªsicas, pero las ps¨ªquicas, con una alteraci¨®n de su conducta, le han convertido en una persona dependiente que necesita del cuidado de terceros, empe?ados desde el principio en no coartar su libertad con sujeciones de ning¨²n tipo.
Para conseguirlo, Adacen, que atiende a Eugenio varias horas al d¨ªa, ha decidido adaptar sus instalaciones y la organizaci¨®n de sus trabajadores a las necesidades de este paciente, en vez de optar por el camino f¨¢cil. "Lo c¨®modo hubiera sido atarle y as¨ª tenerle controlado con menos esfuerzo, pero eso ser¨ªa contraproducente, afectar¨ªa a su estado de ¨¢nimo, a su autoestima, y sobre todo se podr¨ªa llegar a vulnerar un derecho tan fundamental como el de la libertad de movimiento", explica Francisco Fern¨¢ndez, gerente de esta asociaci¨®n, concertada con el Gobierno de Navarra.
En la actualidad, un 23% de las personas mayores dependientes que viven en residencias en Espa?a son sometidas a sujeciones f¨ªsicas, cifra que asciende hasta el 60% en casos de demencia, indica Burgue?o. Un comportamiento cultural puede ser la causa que est¨¦ detr¨¢s de este uso tan elevado. El experto ve en un "talante muy paternalista y sobreprotector" la raz¨®n de estas pr¨¢cticas. A su juicio, es conveniente un cambio de mentalidad y poner un l¨ªmite. Si no, "terminar¨ªamos teniendo a las personas dependientes atadas a una silla para que no les pase nada". "Para vivir es necesario asumir riesgos" y, "adem¨¢s, hay que romper con los mitos de que las sujeciones evitan las ca¨ªdas o mejoran la conducta". Seg¨²n varios estudios del Ceoma, las personas sometidas a sujeciones se enfrentan a una p¨¦rdida de autonom¨ªa, dignidad y autoestima. Y tambi¨¦n a un deterioro f¨ªsico mayor, ya que al inmovilizarlas forzosamente, sus huesos se atrofian y el da?o de una posible ca¨ªda es mayor.
En este sentido, el decreto navarro fomenta el estudio de alternativas, que deber¨¢n estudiarse con cada paciente. En el caso de Eugenio, Adacen opt¨® por levantar una valla en el jard¨ªn para que no pudiera salir; han colocado c¨®digos en determinadas puertas del centro donde no puede pasar y los trabajadores se turnan para vigilarle. "Le damos conversaci¨®n e intentamos que participe en actividades de relajaci¨®n", dice Antonia Amorena, trabajadora social, que incide en la necesidad de fomentar la creatividad entre los profesionales.
Un trabajo en equipo que necesita adem¨¢s el apoyo de las familias para que la iniciativa tenga ¨¦xito. El consentimiento informado es necesario para llevar a cabo la eliminaci¨®n de las sujeciones, porque en muchas familias "lo que quieren a toda costa es que su familiar no se caiga y no tenga heridas, en parte, por miedo al qu¨¦ dir¨¢n, y sin darse cuenta de que hay otros da?os mucho peores que se est¨¢n provocando", sostiene Amorena.
En la actualidad, solo tres centros en Espa?a est¨¢n acreditados como libres completamente de sujeciones, y, en ellos, seg¨²n Burgue?o, "no hay tantas ca¨ªdas". "Est¨¢n m¨¢s avanzados porque son m¨¢s creativos. Los centros no pueden ahorrar esfuerzos en la atenci¨®n a las personas utilizando sujeciones, y en una sociedad bien informada eso implica que su uso rutinario se ir¨¢ erradicando. Mi af¨¢n es que las sujeciones acaben siendo parte de nuestra historia m¨¢s gris", a?ade.
La norma navarra, que no es sancionadora sino reguladora, establece que cada tipo de sujeci¨®n deber¨¢ contar con un consentimiento por separado y su aplicaci¨®n se deber¨¢ adoptar en ¨²ltima instancia y con prescripci¨®n facultativa, salvo "excepciones de extraordinaria necesidad". El objetivo ¨²ltimo, seg¨²n explica Concha Puyo, directora de la Agencia Navarra para la Dependencia, "es impedir la imposici¨®n de sujeciones por disciplina o conveniencia". La clave, concluye Burgue?o, es la voluntad. "Nuestros mayores y las personas dependientes en general no son ni?os, se merecen respeto. Hay que aprender a cuidar sin atar".
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