Una batuta larga y blanca
Del mismo modo que ocurre con las varitas m¨¢gicas de brujos y hadas, las batutas de los directores de orquesta informan mucho sobre la personalidad de sus propietarios; la de Andris Nelsons, el joven director let¨®n que inaugur¨® la temporada de Palau 100 al frente de la City of Birmingham Symphony Orchestra, el conjunto del que es titular desde el a?o 2008, es una batuta muy larga, afilada y de un blanco refulgente.
Es una batuta incisiva, un verdadero florete que alcanza hasta el rinc¨®n m¨¢s alejado de la orquesta, una batuta que reclama la atenci¨®n y de la que nadie, ni m¨²sicos, ni autores ni p¨²blico, puede escapar.
A Beethoven no le gusta que le manden, ya manda bastante ¨¦l. Por este motivo su Obertura Leonora (III), la pieza que abri¨® el concierto, qued¨® irregular, con un inicio sensacional pero con pasajes desajustados en la continuaci¨®n.
CITY OF BIRMINGHAM SYMPHONY ORCHESTRA
Christian Tetzlaff, viol¨ªn.
Andris Nelsons, director. Obras de Beethoven, Dvor¨¢k y Chaikovski.
Temporada de conciertos Palau 100. Palau de la M¨²sica.
Barcelona, 10 de octubre.
Tampoco esa batuta era la adecuada para ofrecer al Concierto para viol¨ªn en la menor de Dvor¨¢k, la pieza que sigui¨®, el acompa?amiento adecuado. El de Dvor¨¢k es un concierto de alt¨ªsima exigencia que a menudo se ahoga en su propio exceso virtuos¨ªstico y que necesita una orquesta servicial que sepa estar en segundo plano. Christian Tetzlar solvent¨® a muy alto y brillante nivel la endiablada parte solista de este imponente concierto innecesario.
Esa batuta larga y blanca s¨ª fue finalmente la adecuada para v¨¦rselas con el plato fuerte de la sesi¨®n, la Sinfon¨ªa n¨²m. 4 de Chaikovski, una sinfon¨ªa a la que le va que la achuchen. Apoy¨¢ndose en una orquesta de gran calidad que le segu¨ªa las intenciones y respond¨ªa a los requerimientos, Nelsons se arriesg¨® y triunf¨® plenamente con una lectura apasionada, potente, c¨¢lida, intensa, fraseando en algunos casos al l¨ªmite de lo kitscn, pero sin traspasarlo, y estirando en ocasiones la din¨¢mica hacia los extremos, con algunos fortissimi excesivamente atronadores para la peculiar ac¨²stica del Palau.
Hay batutas que solo se mueven para los m¨²sicos que est¨¢n delante; otras, la de Andris Nelsons entre ellas, adem¨¢s orientan la atenci¨®n y la audici¨®n del p¨²blico que est¨¢ detr¨¢s. En este sentido, Andris Nelsons es un director muy agradable para mirar escuchando.
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