NYT
El documental sobre la vida dentro de The New York Times titulado Page One, pretende ser mucho m¨¢s ambicioso que la mera observaci¨®n de c¨®mo se fabrica un diario. Las reuniones de primera, el mejor espect¨¢culo del mundo period¨ªstico, tienen lugar a mitad de tarde y convocan a los redactores de cada secci¨®n para que presenten su material del d¨ªa. Esa P¨¢gina Uno ejemplifica la elaboraci¨®n de un peri¨®dico. Pero el documental de Andrew Rossi, que a¨²n se puede ver en el Canal Xtra, aprovecha su discurrir entre varios periodistas del NYT para explorar asuntos que conciernen al futuro del oficio.
Conocemos a uno de sus redactores estrella, David Carr, con un pasado tormentoso de adicciones y presidio, quiz¨¢ excesivamente rememorado en la pieza, con esa pasi¨®n norteamericana por las an¨¦cdotas de superaci¨®n. ?l mantiene la fe en la prensa y el ah¨ªnco su labor. El documental asiste a la ca¨ªda y bancarrota de algunas cabeceras hist¨®ricas y el debate sobre si hay futuro para una empresa period¨ªstica de esa magnitud. The New York Times tuvo que afrontar sus errores de bulto en la informaci¨®n sobre la guerra de Irak, apegados a las fuentes intoxicadas de la inteligencia norteamericana; tambi¨¦n al caso Jason Blayr con sus reportajes falsos; las filtraciones de Wikileaks que difundieron pese a la oposici¨®n frontal de las autoridades; y c¨®mo no, a los fracasos financieros que le obligaron a dar entrada de nuevos inversores, como el multimillonario mexicano Carlos Slim.
Al placer de ver a gente ejercer orgullosa el periodismo riguroso, se le suma la admiraci¨®n est¨¦tica por el edificio de Renzo Piano. Pero quiz¨¢ lo que acaba de redondear la l¨®gica interna es el hecho de que el peri¨®dico decidiera que, en sus p¨¢ginas, la cr¨ªtica del documental la escribiera un periodista independiente, alejado del grupo. El elegido fue Michael Kinsley, periodista bregado de CNN y Bloomberg, que se despach¨® con un varapalo en toda regla donde acusaba al documental de ser un barullo absoluto y a sus principales protagonistas de seres satisfechos incapaces de criticar la propia empresa. Este c¨®digo de distancia anglosaj¨®n en ocasiones provoca sanos cortocircuitos. Pero ah¨ª est¨¢ el reportaje y su caos lleno de interrogantes abiertos para disfrute de quienes a¨²n prefieren hacerse preguntas antes que contestarlas.
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