El amor atomizado

La comedia rom¨¢ntica -g¨¦nero al que, definitivamente, no pertenece (pese a las apariencias) el ¨²ltimo largometraje de la danesa Lone Scherfig- ha aleccionado a su p¨²blico en la creencia de que las buenas historias rom¨¢nticas siguen el inflexible patr¨®n del deslumbramiento -el chico conoce chica-, la consumaci¨®n, la ruptura y la reconciliaci¨®n clim¨¢tica -el chico recupera chica-. La f¨®rmula sigue funcionando, ante el estupor de cr¨ªticos como quien firma estas l¨ªneas, a pesar de que la vida -y algunas pel¨ªculas sobresalientes como Dos en la carretera (1967) o, sin ir m¨¢s lejos, esta sorprendente, madur¨ªsima One day- sigan quit¨¢ndole la raz¨®n al lucrativo espejismo. Adaptaci¨®n, a cargo del propio escritor David Nicholls, de la novela Siempre el mismo d¨ªa -editada por Maeva, en traducci¨®n de Jofre Homedes-, One day altera ese determinismo de g¨¦nero para ahondar en una historia de amor que es una larga danza fracturada, hecha de desencuentros y pasos en falso, un tenso juego de seducci¨®n entre aparentes contrarios, que sigue m¨¢s all¨¢ de donde una comedia rom¨¢ntica colocar¨ªa su happy end... y tambi¨¦n de donde el melodrama reclamar¨ªa su cl¨ªmax.

Como en la novela, la narraci¨®n escoge el pie forzado de contar el romance entre Emma y Dexter a partir de la fragmentaria sucesi¨®n de sus quinces de julio -fecha del primer encuentro- a lo largo de m¨¢s de dos d¨¦cadas. En el proceso, ambos tendr¨¢n otras parejas y conocer¨¢n la luz y la sombra en sus respectivas trayectorias vitales... hasta que, finalmente, las leyes de la atracci¨®n cumplan lo que esbozaron al principio, aunque erosiones de otra suerte y traspi¨¦s del destino sigan condicionando su estar en el mundo. Anne Hathaway, limpia de la crispaci¨®n forzada de La boda de Rachel (2008), y Jim Sturgess, que ya libera su potencial turbio, logran que la pel¨ªcula brille, pero son Nicholls y Scherfig quienes imparten una lecci¨®n magistral de concreci¨®n narrativa y conocimiento de las fragilidades humanas.