Una visi¨®n de Europa para el siglo XXI
El Viejo Continente se encuentra en una encrucijada: uni¨®n pol¨ªtica o conjunto de naciones-Estado. El excanciller alem¨¢n propone construir nuestros Estados Unidos, incluyendo a Turqu¨ªa y cultivando la relaci¨®n con Rusia
La crisis econ¨®mica en Estados Unidos y Europa, el ascenso de las econom¨ªas emergentes, con China a la cabeza, y las revoluciones en el mundo ¨¢rabe est¨¢n sacudiendo el orden mundial. En este contexto, la ¨²nica cosa capaz de ofrecer un baluarte de estabilidad para las pr¨®ximas d¨¦cadas es una visi¨®n nueva y ampliada de Europa.
Europa y Estados Unidos est¨¢n tratando de salir adelante en medio de los retos competitivos que constituye la globalizaci¨®n. Pero, al mismo tiempo, tienen que afrontar las consecuencias de contar con unos mercados financieros sin regulaci¨®n y con la existencia de deudas nacionales abrumadoras. Para poder resolver nuestros problemas comunes, debemos coordinar nuestras respectivas estrategias reguladoras y trazar un plan de crecimiento econ¨®mico, con el fin de lograr que nuestros ciudadanos vuelvan al trabajo y poder reducir el enorme volumen de deuda.
Alemania debe hacer la aportaci¨®n que le corresponde y no encerrarse en su ego
Necesitamos un mercado ¨²nico europeo que tenga la capacidad de emitir eurobonos
Aunque el mercado libre estadounidense y los Estados de bienestar europeos son sistemas diferentes desde el punto de vista estructural, el proceso alem¨¢n de modernizaci¨®n comenzado hace ocho a?os, durante mi mandato como canciller -en especial, en lo relativo a la reducci¨®n del desempleo y la expansi¨®n de las exportaciones- ofrece varias experiencias que creo que merece la pena transmitir.
En los ¨²ltimos a?os, Alemania ha conseguido reducir el n¨²mero de parados en un 40% aproximadamente, y, al mismo tiempo, ha aumentado las exportaciones en un 50% pese a la escalada de la crisis financiera y econ¨®mica mundial.
?C¨®mo lo hicimos? El objetivo de mi programa de reformas, Agenda 2010, era que Alemania pudiera responder a dos desaf¨ªos: la globalizaci¨®n y los cambios demogr¨¢ficos en la sociedad alemana. Transformamos varias ¨¢reas del sistema de bienestar, en particular la sanidad, las pensiones y la seguridad en el empleo. Tambi¨¦n tuvo un papel importante el programa de empleo de corta duraci¨®n, en virtud del cual el Estado comparte los costes con las empresas para poder conservar a los trabajadores cualificados en n¨®mina durante los periodos de crisis econ¨®mica, lo que permite volver a darles trabajo de inmediato cuando la econom¨ªa se recupera.
Asimismo hicimos m¨¢s flexibles las pensiones y los seguros de salud, e hicimos m¨¢s hincapi¨¦ en la responsabilidad individual a la hora de contener los gastos.
Para el Estado de bienestar alem¨¢n, aquello supuso un cambio de modelo que muchos pensaron que iba a arrebatarnos conquistas sociales que hab¨ªa costado mucho ganar. En realidad, lo que conseguimos fue fortalecer el sistema, al hacer de Alemania un pa¨ªs competitivo en el mundo y asegurarnos de que las prestaciones sociales siguieran estando al alcance de nuestra poblaci¨®n, en proceso de envejecimiento. Al mismo tiempo, aumentamos los gastos en educaci¨®n, investigaci¨®n e innovaci¨®n, lo cual dio nuevo impulso a la base industrial alemana. Poner en pr¨¢ctica estas reformas fue complicado desde el punto de vista pol¨ªtico -de hecho, me cost¨® el cargo-, pero los resultados demuestran que vali¨® la pena: Alemania es hoy la econom¨ªa mejor situada de todas las europeas. Francia, Italia, Reino Unido y otras tienen que esforzarse para ponerse a la altura de esas reformas, pero en condiciones mucho m¨¢s dif¨ªciles.
Sin embargo, la fortaleza de Alemania lleva acarreada la responsabilidad pol¨ªtica de que Europa supere la crisis financiera y estimule el crecimiento de la econom¨ªa mundial en su conjunto. Alemania debe hacer una clara contribuci¨®n a la labor de estabilizar la econom¨ªa de Europa y su divisa, el euro.
El Gobierno alem¨¢n actual, aunque podr¨ªa haber actuado con m¨¢s decisi¨®n cuando comenz¨® la crisis, est¨¢ hoy trabajando para ello.
Las decisiones de apoyar el mecanismo de estabilidad del euro y, en concreto, las nuevas medidas hacia un Gobierno econ¨®mico com¨²n para la uni¨®n monetaria, acordadas por el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, y la canciller Angela Merkel, son un paso en la buena direcci¨®n. Ahora lo que necesitamos es avanzar con paso m¨¢s firme hacia una mayor coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas, fiscales y sociales en Europa.
Ese es el requisito indispensable para superar la crisis del euro. Para ello necesitamos tambi¨¦n un mercado ¨²nico europeo de bonos, un mercado capaz de emitir eurobonos. Estos ser¨¢n inevitables en alg¨²n momento, pero solo pueden introducirse dentro de una estrategia europea coordinada que promueva la convergencia de las circunstancias econ¨®micas. De no ser as¨ª, lo ¨²nico que se habr¨¢ hecho es sentar las bases para la pr¨®xima crisis. Adem¨¢s, necesitamos un programa de crecimiento y empleo que abarque toda Europa, con el fin de mejorar la debilidad competitiva de pa¨ªses como Grecia, Irlanda y Espa?a.
Una mayor coordinaci¨®n entre los 17 pa¨ªses de la eurozona tambi¨¦n contribuir¨ªa a reforzar el desarrollo de la "Europa de dos velocidades". La eurozona, el "n¨²cleo europeo", tendr¨¢ una integraci¨®n m¨¢s r¨¢pida que los pa¨ªses que, como Reino Unido, tienen una actitud m¨¢s esc¨¦ptica respecto a la idea de promover a¨²n m¨¢s la integraci¨®n. Pero lo m¨¢s importante es que ese "n¨²cleo de Europa" permanezca abierto a todos los pa¨ªses que deseen incorporarse a ¨¦l, sobre todo los pa¨ªses de Europa del Este, como Polonia, que todav¨ªa no es miembro de la eurozona.
La meta final del proceso acelerado en este "n¨²cleo de Europa" ser¨¢ la formaci¨®n de los Estados Unidos de Europa, una aut¨¦ntica uni¨®n pol¨ªtica a la que los Estados miembros transferir¨¢n el poder nacional.
Los Estados Unidos de Europa deber¨¢n incluir a Turqu¨ªa y fomentar las relaciones con Rusia. Es importante que Europa estreche sus lazos con Rusia, porque garantizan el acceso directo a sus enormes recursos energ¨¦ticos y, por consiguiente, contribuyen a la seguridad energ¨¦tica mundial. Por ese mismo motivo, debemos ver con buenos ojos la cooperaci¨®n entre compa?¨ªas energ¨¦ticas de Estados Unidos y Rusia en el ?rtico. La paz y la estabilidad en el continente europeo solo podr¨¢n garantizarse en cooperaci¨®n con Rusia, y no en su contra.
El segundo pa¨ªs m¨¢s importante para Europa es Turqu¨ªa. Los acontecimientos actuales en el mundo ¨¢rabe lo han dejado claro. Estamos presenciando la oportunidad de que esos pa¨ªses obtengan la democracia y la libertad, y de que nazcan desde el interior de sus propias sociedades. Turqu¨ªa sirve de modelo para toda la regi¨®n, porque demuestra que una forma de islam que no sea fundamentalista es compatible con la democracia. Por eso la Uni¨®n Europea debe aceptar a Turqu¨ªa como miembro. Podr¨¢ servir de puente entre Europa y el mundo isl¨¢mico y ayudar¨¢ enormemente a garantizar la seguridad, no solo europea, sino tambi¨¦n de Estados Unidos.
Europa se encuentra en una encrucijada. O sigue evolucionando hasta transformarse en una uni¨®n pol¨ªtica y se convierte en un actor verdaderamente importante en el escenario mundial, o retrocede y vuelve a ser un continente de naciones-Estado que no tengan influencia pol¨ªtica ni econ¨®mica en el mundo. Pudimos atisbar una premonici¨®n de esa Europa d¨¦bil y desunida durante las negociaciones de la ONU sobre el cambio clim¨¢tico en Copenhague, en 2009. Los Estados de la UE no tuvieron m¨¢s que un papel marginal, mientras que las econom¨ªas emergentes, encabezadas por China, tomaron las decisiones fundamentales.
En mi opini¨®n, hay una cosa indudable: necesitamos una Europa fuerte y unida. Y esa es la Europa que le interesa tambi¨¦n a Estados Unidos y que podr¨ªa fortalecer la alianza transatl¨¢ntica. Porque ahora sabemos que los grandes retos mundiales de hoy, desde la inestabilidad financiera hasta la protecci¨®n del clima, pasando por la lucha contra el terrorismo y la paz en el nuevo Oriente Pr¨®ximo, no los puede abordar ning¨²n pa¨ªs por s¨ª solo. Alemania, firmemente inmersa en las estructuras europeas, debe hacer la aportaci¨®n que le corresponde y no encerrarse en su ego nacional.
Gerhard Schr?der fue canciller de Alemania. Es miembro del Consejo del siglo XXI del Nicolas Berggruen Institute. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia. ? 2011 Global Viewpoint Network / Nicolas Berggruen Institute.
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