Un gran esfuerzo
La Diputaci¨®n Foral de Bizkaia ha puesto fin al conflicto con los transportistas a cuenta del peaje de la Variante Sur Metropolitana. Y el conflicto se ha solventado como se solventan siempre los conflictos con la Administraci¨®n: mediante la concesi¨®n de privilegios. Los veh¨ªculos pesados tendr¨¢n un descuento del 35%, los veh¨ªculos ligeros seguir¨¢n pagando el peaje original y el presupuesto del Departamento de Obras P¨²blicas y Transportes deber¨¢ ser incrementado.
La apasionada defensa del Estado benefactor elude estas medidas, en las que el poder pol¨ªtico satisface los intereses de un grupo econ¨®mico transfiriendo su costo al conjunto de la ciudadan¨ªa. A esto se refer¨ªa Fr¨¦d¨¦ric Bastiat -un vasco cuyo nombre jam¨¢s ser¨¢ mencionado en nuestra heroica imaginer¨ªa nacional- cuando aseguraba que el Estado es una ficci¨®n a trav¨¦s de la cual todo el mundo aspira a vivir a costa de los dem¨¢s. Dice la Diputaci¨®n que ha realizado "un gran esfuerzo" para resolver el conflicto. No es cierto. El esfuerzo lo van a hacer ahora los vizca¨ªnos, a favor de un grupo con capacidad para desplazar parte de sus costos al presupuesto p¨²blico.
Se dice que en el mercado rige el "s¨¢lvese quien pueda". Pero este consiste en acuerdos de cooperaci¨®n, pac¨ªficos y voluntarios, para la contraprestaci¨®n de bienes y servicios a cambio de un precio. Cuando hay contraprestaci¨®n es imposible que haya expolio. Donde s¨ª rige el "s¨¢lvese quien pueda" es en el asalto al presupuesto p¨²blico. Los asaltantes saben que la defensa del inter¨¦s general es endeble entre responsables pol¨ªticos que temen, sobre todo, una huelga sectorial, una manifestaci¨®n, el boicot a una autopista o el corte de una carretera. As¨ª se ganan privilegios sin dar nada a cambio.
Da grima que la clase pol¨ªtica realice grandilocuentes apelaciones a la moralidad p¨²blica y exija de la ciudadan¨ªa sacrificios a¨²n mayores para sostener un sector p¨²blico que abarca ya la mitad de todo lo que existe. Lo primero que deber¨ªa hacer es defender mejor el inter¨¦s general. Y habr¨ªa un buen criterio para guiar su conducta: imaginar que el dinero con el que negocian, en vez de ser de todos, fuera el suyo. Seguro que actuar¨ªan con un ¨ªmpetu admirable.
Esta es s¨®lo la en¨¦sima demostraci¨®n del funcionamiento marrullero del Estado del bienestar. El chantaje moral del enorme sector p¨²blico consiste en recordar que, a pesar de todo, genera una transferencia de recursos de los ricos a los pobres. Pero esto s¨®lo ocurre a veces. Pocas veces. La verdadera transferencia se produce desde la ciudadan¨ªa desmovilizada, que no protesta ante sus recaudadores, hacia grupos de presi¨®n organizados. S¨ª, la Diputaci¨®n se felicita por haber resuelto el conflicto con los transportistas. Pero no se felicitan los que, adem¨¢s de seguir pagando el peaje al precio original, cubrir¨¢n con sus impuestos el descuento "conquistado" por los otros.
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