"Hoy estoy aqu¨ª y ya no vuelvo al sof¨¢. Esto no es justo"
Los indignados marchan m¨¢s de cuatro horas en Barcelona
Montse Rius, de 46 a?os y administrativa de profesi¨®n, escuch¨® por la radio que un grupo de chavales hab¨ªa acampado en la plaza de Catalunya. Acudi¨®, los vio y desde entonces se convirti¨® en una indignada. "Hoy estoy aqu¨ª y ya no vuelvo al sof¨¢. Esto no es justo", resumi¨® ayer en la marcha de Barcelona del 15 de octubre.
Miles de personas tomaron ayer el coraz¨®n de la ciudad catalana. A las cinco, los indignados se citaron en la plaza de Catalunya, el lugar simb¨®lico que tomaron el 15 de mayo y que ocuparon durante m¨¢s de un mes. Dos horas despu¨¦s, todav¨ªa quedaban personas en la plaza. En el baile de cifras, los organizadores valoraron la participaci¨®n en 400.000 personas, los Mossos la rebajaron a 60.000 y, seg¨²n los c¨¢lculos de este peri¨®dico, ser¨ªan unos 140.000 poco despu¨¦s de la seis de la tarde.
Varias personas ocupan un bloque de pisos en Nou Barris
Bajo el lema De la indignaci¨®n a la acci¨®n, la marcha logr¨® arrancar a las 17.30. Cerca de la pancarta principal, Estel.la Bosch, terapeuta, y Virginia Balenas, inform¨¢tica, caminaban con la tripa al aire. En ellas llevaban dibujadas un mapa de un mundo en un solo continente. "Queremos un mundo mejor, sin chanchullos", explicaron las dos embarazadas, de ocho meses de gestaci¨®n. "Llevamos ni?as", a?adi¨® Balenas, sonriente.
Tambi¨¦n embarazada, una mujer, con bata blanca, y un hombre sosten¨ªan una pancarta con una peculiar "Campa?a de vacunaci¨®n contra los recortes. Que no te la metan con las privatizaciones", dec¨ªa. Ni?os, j¨®venes, ancianos... La manifestaci¨®n reuni¨® de nuevo a personas de todas las edades y perfiles sociales.
Es la segunda ocasi¨®n que el movimiento del 15 de mayo demuestra en Barcelona su musculatura. El pasado junio, unas 100.000 personas, seg¨²n c¨¢lculos de este diario, salieron a la calle despu¨¦s del episodio del cerco al Parlamento catal¨¢n, que acab¨® con varios diputados agredidos y una treintena de autoridades entrando en helic¨®ptero a la C¨¢mara.
"Este movimiento no es cosa de un d¨ªa, estoy harta de que se hable del 15-M como si fuese algo pasado. Tenemos futuro", se quej¨® Hortensia Romero, de 47 a?os, enfermera en el hospital de Can Ruti de Badalona. "Hay que luchar. Tenemos que unirnos y que la gente se d¨¦ cuenta de que un cambio es posible", a?adi¨®.
Las batas blancas, y las chapitas con las tijeras tachadas abundaron ayer por encima del resto de atuendos entre los indignados. Los recortes sanitarios que est¨¢ llevando a cabo el Gobierno catal¨¢n, dirigido por Artur Mas (CiU), han acarreado una oleada de movilizaciones en la ciudad catalana.
"Mas, cabr¨®n, rec¨®rtate los cojones", gritaban a todo pulm¨®n Ana y Virginia Ruiz, dos hermanas de 53 y 51 a?os, ambas sin trabajar (Ana tiene una minusval¨ªa reconocida). "Los recortes m¨¦dicos est¨¢n haciendo estragos. Es una aberraci¨®n", lamentaron las hermanas.
"Yo tambi¨¦n estaba en el Parlamento bloqueando los recortes. Solidaridad con las encausadas. Puig dimisi¨®n", rezaba otra de las pancartas, en referencia a los 22 imputados por la Audiencia Nacional. La Consejer¨ªa de Interior, ubicada en el circuito de la manifestaci¨®n, sufri¨® los gritos y pitidos de los indignados. M¨¢s de una decena de furgones de los antidisturbios y varias vallas impidieron que se acercasen.
A las siete, los manifestantes llegaron al Arco de Triunfo, el lugar marcado como final de la marcha. All¨ª, los indignados se dividieron en tres peque?as columnas: de sanidad, educaci¨®n y vivienda. Y plantearon tres marchas diferenciadas: una hacia el hospital del Mar, otra hacia la Universidad de Barcelona y una tercera que acab¨® con la ocupaci¨®n de un bloque de viviendas en la calle de Almagro, 2, en el distrito de Nou Barris, para los afectados por los desalojos y para crear un local social.
En Tarragona, m¨¢s de 12.000 personas, seg¨²n la organizaci¨®n, se manifestaron en contra de los recortes. En Girona, la cifra alcanz¨® los 4.000.
Con informaci¨®n de Camilo S. Baquero, Natalia Bravo y Merc¨¨ P¨¦rez.
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