Brassens tiene voz de mujer

Georges Brassens conoci¨® el Par¨ªs hermoso de los a?os treinta y la otra cara de la moneda durante la invasi¨®n alemana en la II Guerra Mundial. Cantautor de las calles parisienses y enamorado de Francia, cautiv¨® con letras hermosas y m¨²sicas sencillas a sus compatriotas. Anoche, en el Teatro H?agen-Dazs Calder¨®n, la cantante Mar¨ªa Lavalle quiso rendirle un tributo con motivo del trig¨¦simo aniversario de la muerte del poeta, que se conmemora el viernes.

"Me educaron los franceses y siempre ador¨¦ a Brassens. No fue solo un referente musical, sino tambi¨¦n un referente moral para toda una generaci¨®n", comentaba Lavalle. La cantante, m¨¢s afincada en los sones portugueses del fado y en el descarado tango, acaba de grabar un disco bajo el lema Mar¨ªa Lavalle canta a Georges Brassens. Una decena de canciones que anoche present¨® en el teatro Calder¨®n en un concierto at¨ªpico en franc¨¦s. "En Francia estos d¨ªas late el recuerdo del poeta, e incluso se le va a hacer un monumento", dec¨ªa la cantante entre tema y tema. Cada canci¨®n, una explicaci¨®n; cada letra, un recuerdo. As¨ª transcurri¨® la velada entre desenga?os amorosos a la francesa, lamentaciones por un pasado que Brassens quer¨ªa olvidar y anhelos de un mundo libre y ajeno a la barbarie -incluso hubo una dedicatoria de un tema a Amnist¨ªa Internacional-.

"No fue solo un referente musical, sino moral para toda una generaci¨®n"

La primera parte del recital se movi¨® entre las canciones del poeta. De Le parapluie -"una canci¨®n que tararean todos los franceses", aseguraba Lavalle- hasta Saturne, la favorita de la cantante. "Es una canci¨®n que le dedica al amor de su vida, y que para esta ocasi¨®n la tocamos en tiempo de milonga", coment¨®. Porque eso s¨ª: las canciones del cantautor no suenan en la voz de Lavalle igual que en la posguerra francesa. La cantante las ha transformado y les ha hecho arreglos "que acercan su m¨²sica a los colores del tango, el fado y el jazz". "A Brassens le dec¨ªan que sus textos estaban muy bien, pero tambi¨¦n le achacaban que su m¨²sica era mon¨®tona. ?l siempre dec¨ªa que ten¨ªa mucho swing", aclaraba en un momento del concierto.

Tras las canciones francesas, en las que la cantante parece encontrarse a¨²n un poco extra?a, llegaron sus temas de siempre. Milongas, tangos y fados largos y tristes llenaron el teatro, y fue ah¨ª donde la cantante exhibi¨® toda su fuerza. La orquesta de siete m¨²sicos -argentinos, portugueses y espa?oles-, que la acompa?aban, le hab¨ªan hecho de teloneros en el intermedio con una mezcla de ritmos latinos y mediterr¨¢neos con un toque de jazz, pero como hecho en Sicilia. Lavalle arranc¨® con la milonga Serenata para la tierra de uno, en la que quiso invocar en el p¨²blico el amor a la tierra en la que se ha nacido y que se a?ora. Y no abandon¨® la melancol¨ªa, sino que se mostr¨® especialmente emocionada cuando interpret¨® el fado Cansancio con teatralidad y grandes espacios para tomar aire entre frase y frase, en los que la audiencia permanec¨ªa en un silencio sepulcral.

Luego, como fin de fiesta, volvi¨® la alegr¨ªa, y se lanz¨® a la piscina dedic¨¢ndole un tango a la memoria de Brassens. Los compases desgarrados y canallas de Arrabalera cerraron la cita de Madrid con el poeta franc¨¦s, el fado y el tango, y Lavalle se fue describi¨¦ndose en el estribillo de la canci¨®n: "Tengo sello de nobleza, soy porte?a de una pieza y tengo voz de bandone¨®n".